ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 87, 3
Que mi plegaria llegue a tu presencia, Señor; inclina tu oído a mi clamor.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y rico en misericordia, aleja de nosotros todos los ma!es, para que, sin impedimentos en el alma y én el cuerpo, cumplamos tu voluntad con libértad de espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Sab 2, 23—3, 9
Lectura del libro de la Sabiduría.
Dios creó al hombre para que fuera incorruptible y lo hizo a imagen de su propia naturaleza, pero por la envidia del demonio entró la muerte en el mundo, y los que pertenecen a él tienen que padecerla. Las almas de los justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún tormento. A los ojos de los insensatos parecían muertos; su partida de este mundo fue considerada una desgracia y su alejamiento de nosotros, una completa destrucción; pero ellos están en paz. A los ojos de los hombres, ellos fueron castigados, pero su esperanza estaba colmada de inmortalidad. Por una leve corrección, recibirán grandes beneficios, porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto. Por eso brillarán cuando Dios los visite, y se extenderán como chispas por los rastrojos. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre. Los que confían en él comprenderán la verdad y los que le son fieles permanecerán junto a él en el amor. Porque la gracia y la misericordia son para sus elegidos.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
No hay nada que nos indigne más que el sufrimiento y la muerte del justo, mientras a los malvados “les va bien”. La lectura nos hace ver que, aunque los justos sufran pruebas, lo que les espera supera todo dolor y sacrificio. Dios mismo quiere compartir su vida con los justos que permanecerán para siempre junto a Él en el amor.
SALMO Sal 33, 2-3. 16-19
R. ¡Bendeciré al Señor en todo tiempo!
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren.
R.¡Bendeciré al Señor en todo tiempo!
Los ojos del Señor miran al justo y sus oídos escuchan su clamor; pero el Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra.
R.¡Bendeciré al Señor en todo tiempo!
Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos.
R.¡Bendeciré al Señor en todo tiempo!
ALELUYA Jn 14, 23
Aleluya. «El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará e iremos a él», dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Lc 17, 7-10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dirá: “Ven pronto y siéntate a la mesa”? ¿No le dirá más bien: “Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después”? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: “Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Como ha hecho tantas veces en las parábolas, Jesús toma un ejemplo de las costumbres de su tiempo. En este caso, se trata del trabajo menos valorado, el de los siervos. “Es una invitación a la humildad: el que hace lo que Dios le manda no tiene que esperar una recompensa especial, pues no ha hecho sino lo que debía. Si Dios lo quiere recompensar será por pura bondad, no en justicia” (P. Benoit).
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad este sacrificio, Señor, y concédenos alcanzar los frutos de la pasión de tu Hijo, que ahora celebramos sacramentalmente. El que vive y reina por los siglos de los siglos.
ÁNTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr.Sal 22, 1-2
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. El me hace descansar en verdes praderas y me conduce a las aguas tranquilas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te damos gracias, Padre, por la eucaristía que nos ha alimentado; imploramos tu misericordia para que, por el Espíritu Santo, quienes recibimos la fuerza de lo altó perseveremos fielmente Por Jesucristo, nuestro Señor