ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 37, 22-23
No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes lejos; apresúrate a venir en mi ayuda, Señor mío, mi salvación.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y lleno de misericordia, que concedes a tus fieles celebrar dignamente esta liturgia de alabanza; te pedimos que nos ayudes a caminar sin tropiezos hacia los bienes prometidos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Rom 14, 7-12
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor. Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos. Entonces, ¿con qué derecho juzgas a tu hermano? ¿Por qué lo desprecias? Todos, en efecto, tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios, porque está escrito: «Juro que toda rodilla se doblará ante mí y toda lengua dará gloria a Dios», dice el Señor. Por lo tanto, cada uno de nosotros tendrá que rendir cuenta de sí mismo a Dios.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
En todo el capítulo 14 de esta carta, Pablo exhorta a no juzgarse entre hermanos. Al juzgar las actitudes de los demás, muchas veces lo hacemos desde el prejuicio y terminamos despreciando a los otros. El Señor es el único juez y el que conoce las intenciones del corazón.
SALMO Sal 26, 1. 4. 13-14
R. ¡Contemplaré la bondad del Señor!
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?
R. ¡Contemplaré la bondad del Señor!
Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo.
R. ¡Contemplaré la bondad del Señor!
Contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.
R. ¡Contemplaré la bondad del Señor!
ALELUYA Mt 11, 28
Aleluya. - Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Lc 15, 1-10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo, pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: - Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos -. Jesús les dijo entonces esta parábola: - Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido’. Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse-. Y les dijo también: -Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido’. Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte-
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Jesús participa en banquetes con publicanos y pecadores, pues comer con “impuros” es imagen del banquete del Reino que comparten todos aquellos que estaban lejos y ahora se sientan a la mesa. Para los que critican su conducta, Jesús narra estas dos parábolas que hablan de la alegría que existe en el Reino por cada pecador que se convierte.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que este sacrificio sea para ti una ofrenda pura, y para nosotros una fuente generosa de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Sal 15,11
Señor, me darás a conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Padre, que crezca en nosotros la acción de tu poder para que, restaurados con estos sacramentos celestiales, tu gracia nos prepare a recibir lo que ellos nos prometen. Por Jesucristo, nuestro Señor.