ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 85,3.5
Ten piedad de mí, Señor, porque te invoco todo el día. Tú, Señor, eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te invocan.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, de quien procede todo bien perfecto, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, acrecientes en nosotros lo que es bueno y lo conserves constantemente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Col 1,15-20
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Cristo Jesús es la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, porque en El fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de El y para El. El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en El. El es también la cabeza del cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que Él tuviera la primacía en todo, porque Dios quiso que en El residiera toda la Plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Pablo sigue poniendo bases en la comunidad de Colosas. Les aclara que Cristo es el primero en ser engendrado, antes de la creación del mundo, y en resucitar. Y que en él subsiste el universo y cada una de las partículas de la sociedad y de la Iglesia. Desde Cristo todo es posible.
SALMO Sal 99, 1-5
R. ¡Lleguemos hasta el Señor cantando himnos de gozo!
Aclame al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta Él con cantos jubilosos. R.
Reconozcan que el Señor es Dios: Él nos hizo y a Él pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus atrios con himnos de alabanza, alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.
¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones. R.
ALELUYA Jn 8,12
Aleluya. “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Lc 5, 33-39
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: “Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben”. Jesús les contestó: “Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar”. Les hizo, además, esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a éste no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y lo odres ya no servirán más. El vino nuevo se pone en odres nuevos. Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: el añejo es mejor”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Jesús no viene a repetir ninguna historia ajena. No permite que sus discípulos ayunen sólo porque está indicado en una ley, como tantos religiosos de su tiempo. Si están con él, no necesitan ayunar. Estar con Jesús es tener el mejor vino y hay que embriagarse él. Los discípulos no pueden perderse la maravillosa oportunidad de lo nuevo que nos trajo el Hijo de Dios.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Dios nuestro, que esta ofrenda sagrada nos alcance tu bendición salvadora y se cumpla en nosotros lo que celebramos en esta liturgia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 5, 9-10
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados con el pan de la mesa celestial, te suplicamos, Padre, que este alimento de nuestra caridad nos fortalezca y nos impulse a servirte en los hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.