17 de septiembre de 2011

Sábado de la 24ª semana del Tiempo Ordinario Cilco A


ANTÍFONA DE ENTRADA: Cfr. Ecli 36, 18
Señor, concede la paz a los que esperan en ti, para que se compruebe la veracidad de tus profetas. Escucha la oración de tu servidor y la de tu pueblo Israel.
ORACIÓN COLECTA
Míranos, Dios nuestro, creador y Señor del universo, y concédenos servirte de todo corazón, para experimentar los efectos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
De san Roberto Belarmino
Dios nuestro, que para defender la fe de tu Iglesia otorgaste a san Roberto Belarmino sabiduría y entereza admirables, concede, por su intercesión, que tu pueblo se alegre de profesar íntegramente esta fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA 1Tim 6, 13-16
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.
Querido hijo: Yo te ordeno delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio buen testimonio ante Poncio Pilato: observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, manifestación que hará aparecer a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A él sea el honor y el poder para siempre! Amén.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Lo que Pablo espera de un responsable de comunidad es que lleve hasta el final el combate de la fe. La fe es un combate porque hay que traducirla en todas las dimensiones de la vida. El día de su bautismo todo cristiano proclama su “profesión de fe”, pero ésta sólo adquiere su sentido con la condición de “cumplir los mandamientos”. Para descubrir que el Señor se encuentra en el camino del hombre se necesita que uno mismo haya vivido esa experiencia. El maestro Jesús nos da el justo testimonio. Exigencia capital para quien está encargado de enseñar a los otros.
SALMO Sal 99, 1-5
R. ¡Lleguemos hasta el Señor cantando himnos de gozo!
Aclame al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta él con cantos jubilosos. R.
Reconozcan que el Señor es Dios: Él nos hizo y a él pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño. R.
Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus atrios con himnos de alabanza, alaben al Señor y bendigan su Nombre. R.
¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones. R.
ALELUYA Cfr. Lc8, 15
Aleluya. Felices los que retienen la Palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia.Aleluya.
EVANGELIO Lc 8, 4-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas las ciudades, él les dijo, valiéndose de una parábola: “El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo. Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad. Otra cayó entre las espinas, y éstas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron. Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno”. Y una vez que dijo esto, exclamó: “¡El que tenga oídos para oír, que oiga!”. Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola, y Jesús les dijo: “A ustedes se les ha concedido conocerlos misterios del Reino de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan sin comprender. La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios. Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven atrás. Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar. Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
El Reino de Dios es una semilla que germina a pesar de las dificultades. Lucas escribió esta parábola para insuflar aliento en las primeras comunidades ante sus precarios resultados apostólicos, frente a crecientes dificultades que como un viento impetuoso remecen la vida de la comunidad. Muchas semillas se pierden. Otras dan fruto aunque no todas por igual. Para recibir la palabra se necesita un corazón bien dispuesto que deje arraigar la semilla. Algunos «oyendo no entienden», porque las palabras del Maestro se aceptan sin más. Son palabras que nos interrogan y «piden lugar» para crecer con solidez. Se requiere tener paciencia hasta que la semilla lentamente crezca y dé fruto en abundancia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Escucha nuestras súplicas, Señor, y recibe con bondad la ofrenda de tu pueblo, para que los dones presentados en honor de tu nombre, sirvan para la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Sal 35,8
¡Qué inapreciable es tu misericordia, Señor! Los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Dios nuestro, que el don celestial que hemos recibido impregne nuestra alma y nuestro cuerpo, para que nuestras obras no respondan a impulsos puramente humanos sino a la acción de este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.