ANTÍFONA DE ENTRADA
Yo soy el salvador de mi pueblo, dice el Señor. Lo escucharé cuando me invoque en su angustia y seré su Señor para siempre.
ACTO PENITENCIAL
· Tú, que eres un Dios rico en piedad y perdón. Señor, ten piedad.
· Tú, que nos llamas a vivir una vida digna, según el Reino. Cristo, ten piedad.
· Tú, que eres entrega, amor y generosidad. Señor, ten piedad.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que estableciste el fundamento de la ley divina en el amor a ti y al prójimo, concédenos que, cumpliendo lo que mandas, merezcamos alcanzar la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA Is 56-9
Lectura del libro de Isaías.
Los pensamientos de ustedes no son los míos. ¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca! Que el malvado abandone su camino y el hombre perverso, sus pensamientos; que vuelva al Señor, y Él le tendrá compasión; a nuestro Dios, que es generoso en perdonar. Porque los pensamientos de ustedes no son los míos, ni los caminos de ustedes son mis caminos -oráculo del Señor-. Como el cielo se alza por encima de la tierra, así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos a los caminos y a los pensamientos de ustedes.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El pueblo judío se encontraba en el destierro de Babilonia. En esta situación es que el profeta lanza un mensaje de esperanza. La situación adversa comienza a cambiar cuando se regresa a Dios.
SALMO Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18
R. El Señor está cerca de aquéllos que lo invocan.
¡Día tras día te bendeciré, y alabaré tu Nombre sin cesar. ¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza: su grandeza es insondable! R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquéllos que lo invocan, de aquéllos que lo invocan de verdad. R.
SEGUNDA LECTURA Flp 1,20-26
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.
Hermanos: Estoy completamente seguro de que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo. Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir. Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo. Tengo la plena convicción de que me quedaré y permaneceré junto a todos ustedes, para que progresen y se alegren en la fe. De este modo, mi regreso y mi presencia entre ustedes les proporcionarán un nuevo motivo de orgullo en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Nos encontramos con Pablo en la cárcel y, ante la posibilidad ser condenado a muerte, prevé que podrá encontrar pronto a Cristo (en este caso, la muerte es como una ganancia), o de ser liberado y quedar aún sirviendo a sus comunidades. Es una actitud mística y apostólica, al mismo tiempo, no siempre fácil de conciliar.
ALELUYA Cfr. Hech 16,14
Aleluya. Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluya.
EVANGELIO Mt 19, 3 0—20, 16
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros, porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envió a su viña. Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: “Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo”.
Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?” Ellos les respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Entonces les dijo:
“Vayan también ustedes a mi viña”. Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: “Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros”. Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario. Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario. Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: “Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada”. El propietario respondió a uno de ellos: “Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?” “Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
El salario debía pagarse el mismo día de realizado el trabajo (Lev 19,13). En este caso, el dueño de la viña era Dios. Paga en el tiempo establecido; en justicia, con los que trabajaron el día completo; y con bondad con los que trabajaron pocas horas. Sin lugar a dudas se debe cuestionar toda injusticia, ¿por qué cuestionar la bondad?
Mt 19, 3 0—20, 16
Lo primero que subraya el evangelio de hoy es que Dios rompe nuestros esquemas. Con cuánta frecuencia queremos meter a Dios en nuestra lógica, pero la “lógica” de Dios es distinta. Como dice Isaías: “Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos”. Hace falta mucha humildad para intentar sintonizar con Dios en lugar de pretender que Dios sintonice con nuestra mente tan estrecha. El Reino de Dios trastoca muchos valores de los hombres: los que los hombres consideran primeros serán últimos y los que los hombres consideran últimos serán primeros. Sin duda, en el cielo nos llevaremos muchas sorpresas.
Además, Jesús nos enseña la gratuidad: Dios nos lo ha dado todo gratuitamente. ¿Qué tenemos que no hayamos recibido? Pretendemos – como los jornaleros de la parábola – negociar con Dios, con una mentalidad de justicia que no es la del Reino, sino la de este mundo. El que ha sido llamado antes ha de sentirse dichoso por ello y el que ha trabajado más debe dar más gracias, porque el trabajar por Dios y su Reino es ya una gracia inmensa: es Dios mismo el que nos concede poder trabajar.
CREDO
ORACION DE LOS FIELES
Hermanos y hermanas: la bondad del Señor es para todos. Sal 146,8 y su piedad, por todas sus obras. Con confianza, pues, invoquémosle para que esta piedad venga sobre nuestro mundo.
· Oremos por la Iglesia universal. - Que no se canse de invocar el Nombre del Señor, (Is 55,7) que aprenda día tras día a bendecirlo mejor. (Sal 146,2)
· Oremos por todos aquellos que son llamados por el Señor especialmente los obreros de la primera hora, que soportan el peso del trabajo diario del calor. (Mt 20,12) Que perseveren fielmente en el servicio.
· Oremos por todos aquellos que vienen a trabajar más tarde. - Que den gracias al Señor ya que Él se digna aceptar el servicio que prestan.
· Oremos por los responsables de empresas o patrones que contratan, y por los que pagan el salario. - Que actúen siempre con justicia y bondad para con todos los trabajadores.
· Oremos por los trabajadores y empleados. - Que cumplan con conciencia el trabajo por el cual son remunerados.
· Oremos por nuestra comunidad que reúne tu amor. - Que tengamos una vida coherente con el Evangelio, (Filp. 22.27) y que hagamos nuestro trabajo como un servicio útil al Reino.
S. Dios nuestro Padre, te rogamos: Haz que nunca nuestro ojo sea malo, (Mt 20,15) porque Tú eres bueno para con nuestro hermano. Que sepamos en cambio maravillarnos de tu amor por aquellos que trabajan más que nosotros, como también por aquellos que trabajan menos que nosotros.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta con bondad, Señor, las ofrendas de tu pueblo, y, por medio de este sacramento celestial, haz que se haga vida en nosotros cuanto proclamamos por la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 118,4-5
Tú promulgaste tus mandamientos para que se cumplieran íntegramente. Ojalá yo me mantenga firme en la observancia de tus preceptos.
O bien: Cfr. Jn 10, 14
Dice el Señor: Yo soy el buen pastor, conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Padre, que acompañes siempre con tu auxilio a los que alimentas con tus sacramentos, para que en estos misterios recibamos los frutos de la redención y la conversión de nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Nos avisa el evangelio que no hemos de mirar lo que trabajan los demás o lo que reciben, sino trabajar con todo entusiasmo lo que se nos confía en la viña. No trabajamos para nosotros, sino para el Señor y para su Reino. La paga será la gloria, una felicidad inmensa y eterna, totalmente desproporcionada y sobreabundante. (FGD)