31 de agosto de 2011

Miércoles de la 22ª semana del Tiempo Ordinario Ciclo A.


ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 85,3.5
Ten piedad de mí, Señor, porque te  invoco todo el día.  Tú, Señor, eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te invocan.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso, de quien procede todo bien perfecto, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, para que, haciendo más religiosa nuestra vida, acrecientes en nosotros lo que es bueno y lo conserves constantemente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Col 1, 1-8
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Golosas.
Pablo, Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo saludan a los santos de Golosas, sus fieles hermanos en Cristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre. Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando sin cesar por ustedes, desde que nos hemos enterado de la fe que tienen en Cristo Jesús y del amor que demuestran a todos los santos, a causa de la esperanza que les está reservada en el cielo. Ustedes oyeron anunciar esta esperanza por medio de la Palabra de la verdad, de la Buena Noticia que han recibido y que se extiende y fructifica en el mundo entero. Eso mismo sucede entre ustedes, desde que oyeron y comprendieron la gracia de Dios en toda su verdad, al ser instruidos por Epafras, nuestro querido compañero en el servicio de Dios. Él es para ustedes un fiel ministro de Cristo, y por él conocimos el amor que el Espíritu les inspira.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Al entusiasmo comunitario pertenecen, como elemento vinculante las actitudes teologales, llevadas a la práctica como expresión de la gracia recibida. La fe se nutre de la meditación de la palabra de Dios, la caridad efectiva es contraseña inequívoca de esa fe y la esperanza nos marca el norte de Dios en nuestro peregrinar. No menos que en tiempo de Pablo la fe, la esperanza y la caridad son necesarias en la vida del hombre porque responden a sus exigencias más apremiantes. No admiten ser sustituidas por las virtudes cardinales o «virtudes humanas».
SALMO Sal 51,10-11
R. ¡Confiamos en tu misericordia, Señor!
Yo, como un olivo frondoso en la casa de Dios, he puesto para siempre mi confianza en la misericordia del Señor. R.
Te daré gracias eternamente por lo que has hecho, y proclamaré la bondad de tu nombre delante de tus fieles. R.
ALELUYA Lc 4, 18
Aleluya. El Señor me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos. Aleluya.
EVANGELIO Lc 4, 38-44
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Al salir de la sinagoga, Jesús entró en la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y esta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirlos. Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y Él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. De muchos salían demonios, gritando: “Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero Él los increpaba y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que era el Mesías. Cuando amaneció, Jesús salió y se fue a un lugar desierto. La multitud comenzó a buscarlo y, cuando lo encontraron, querían retenerlo para que no se alejara de ellos. Pero Él les dijo: “También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado”. Y predicaba en las sinagogas de toda la Judea.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
En la sinagoga de Nazaret habló de anunciar el año de gracia del Señor, de dar salud y libertad. Su mundo se caracterizaba, no menos que el nuestro, por necesidad material y la miseria moral. El no podía permanecer como testigo inactivo frente a ese mundo. Enseñaba, sanaba todo tipo de enfermedades y dolencias, expulsaba a los espíritus malignos, se debía todo a todos, y de todas partes lo buscaban. Ni siquiera limitado a la pequeña parcela de Israel daba abasto a tanta llamada de urgencia. No es lícito ocultar la luz, porque su ministerio es iluminar. La luz de Cristo es para todos. Y todos los bautizados tenemos el deber de comunicar a los demás la luz recibida. Por eso, en la procesión, con el cirio encendido, cantamos en la vigilia pascual: «Esta es la luz de Cristo, yo la haré brillar, brillará, brillará sin cesar».
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Dios nuestro, que esta ofrenda sagrada nos alcance tu bendición salvadora y se cumpla en nosotros lo que celebramos en esta liturgia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 30, 20
Qué grande es tu bondad, Señor. Tú la reservas para tus fieles.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados con el pan de la mesa celestial, te suplicamos, Padre, que este alimento de nuestra caridad nos fortalezca y nos impulse a servirte en los hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.