Lecturas San Felipe y Santiago, apóstoles
Viernes 03 de Mayo del 2013
(1 Cor, 15,1-8; Jn 14,6-14)
Introducción
Honramos hoy a dos apóstoles: Felipe y Santiago el Menor. Felipe fue uno de
los primeros discípulos llamados por Jesús. Santiago el Menor, hermano del
apóstol Judas, sucedió a Pedro como cabeza de la Iglesia en Jerusalén y
escribió una de las cartas del Nuevo Testamento. Los apóstoles son hombres que
tienen que dar testimonio a otros de que el Señor realmente resucitó. Tienen
que anunciarlo a todo el mundo.Para ellos Jesús es también el camino hacia
Dios, el camino hacia el Padre. Si han visto a Jesús, han visto también al
Padre, y lo conocen. --- Nosotros también tenemos la misión de ser testigos del
Señor Resucitado, al menos con nuestra vida y conducta cristianas.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Te alabamos y te damos gracias
en la fiesta de tus apóstoles Felipe y Santiago.
Por medio de ellos
muchos llegaron a conocer
que Jesús resucitó y vive para siempre.
Hoy te pedimos que también nosotros
seamos buenos testigos de Jesús Resucitado
por la forma cómo vivimos su nueva vida,
aun cuando seamos imperfectos y débiles,
para que la gente encuentre,
por medio de nosotros,
el camino hacia el Padre.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,1-8):
Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros
aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que
conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado
vuestra adhesión a la fe. Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo
había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las
Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las
Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se
apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven
todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos
los apóstoles; por último, se me apareció también a mí.
Palabra de Dios
Comentario:
Los dos Santiagos
El nombre español "Santiago" viene de un modo antiguo de
pronunciar Saint-Yago o Saint-Jacob. Es decir: Santiago es San Jacobo, o San
Jacob. Lo cual quiere decir que el nombre de estos dos apóstoles era Jacob (o
Jacobo), igual al del patriarca a quien el Génesis presenta como hijo de Isaac
y nieto de Abraham. Él es el padre de las Doce Tribus de Israel. Algunas
Biblias protestantes no lo nombran como Santiago sino con su nombre original:
Jacobo. En latín se le llama Iacobus; en inglés es James, y en francés,
Jacques.
Hubo dos Santiagos en el grupo de los Doce Apóstoles. Tradicionalmente se
les llama el Mayor y el Menor. Santiago "el Mayor" tiene su propia
fiesta litúrgica, que es el 25 de Julio. Según el libro de los Hechos de los
Apóstoles, este Santiago, patrono de España, hermano de Juan e hijo de Zebedeo,
murió mártir de primero entre los Apóstoles, por mano de Herodes (Hch 12,1-2).
Así pues, el Santiago que recordamos hoy es "el Menor," hijo de
Alfeo, y que fue hombre muy venerado y acatado entre los cristianos de
Jerusalén, en el siglo I. Su fama de santidad se extendió incluso entre los que
no eran cristianos, de modo que un antiguo escrito dice que las autoridades
judías le pidieron que negara en público a Jesús, seguros de que ese testimonio
sería un golpe mortal contra el cristianismo naciente. Pero Santiago no negó a
Cristo y entonces fue arrojado desde lo alto del templo y poco después murió,
no sin antes interceder por sus verdugos. Es doctrina común que de este apóstol
se conserva un escrito que es enérgico y saludable, de tono práctico y directo:
la Carta de Santiago.
Salmo
Sal 18,2-3.4-5
R/. A toda la tierra alcanza su pregón
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón,
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,6-14):
En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás: «Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a
mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces,
Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú:
"Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre
en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece
en mí, hace sus obras, Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no,
creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras
que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi
nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís
algo en mi nombre, yo lo haré.»
Palabra del Señor
Comentario:
Un hombre de nombre griego
El otro santo apóstol de hoy es Felipe, era natural de Betsaida y fue
llamado por Cristo al grupo de los Doce desde muy temprano en el ministerio
público de Nuestro Señor. Su nombre griego, Filipos, indica bien la influencia
de la cultura helenística en la parte Norte de la Palestina del siglo I, aunque
no es el único caso entre los Doce: Andrés es también un nombre griego. La
verdad es que muchos judíos vivían en la Diáspora, o sea, dispersos por todo el
mundo civilizado de la época, de modo que los vínculos entre judaísmo y cultura
griega eran bastante fuertes en ese tiempo. De hecho, la traducción del Antiguo
Testamento más usada en el tiempo era la versión griega llamada "de los
Setenta."
El cuarto evangelio menciona algunas intervenciones o diálogos que tienen
que ver con este apóstol. A la luz de lo ya dicho, es entendible, por ejemplo,
que algunos judíos de lengua griega se hayan acercado a Felipe para pedirle lo
que también nosotros hemos pedido muchas veces: "Queremos ver a
Jesús" (Juan 12,20-22). Es Felipe también quien luego dice al Señor,
durante la Última Cena, "¡Muéstranos al Padre, y eso nos basta!"
(Juan 14,8-9).
Según una antigua tradición, el apóstol Felipe murió crucificado durante
alguna de las primeras persecuciones contra los cristianos.
Intenciones
Pidamos a nuestro Padre del cielo que Cristo, que es nuestro camino, verdad
y vida, permanezca hoy todavía con nosotros, y que lleguemos a ser para otros
el camino hacia él. Y así decimos: R/ Señor, escucha nuestra oración.
- Por el Papa, los obispos y sacerdotes, y por todos los que tienen un
ministerio de servicio en la Iglesia, para que la verdad llegue a ser
visible en ellos por el modo como sirven, roguemos al Señor.
- Por los que tienen responsabilidad y cargos públicos para que
preparen, para el pueblo a ellos encomendado, el camino hacia la justicia,
la paz y la unidad, roguemos al Señor.
- Por los que padecen hambre y por los que se sienten solos, por los
pobres y los pequeños, para que se esfuercen por recuperar su dignidad
personal y su esperanza en la vida, ayudados eficazmente por la
solidaridad de sus hermanos, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Tú ves con agrado el que tu Hijo Jesús
nos dé el pan de vida
que nos hace más semejantes a él.
Que ojalá, de esta forma,
la gente que nos rodea
reconozca que Jesús vive realmente en nosotros
y que le siga en el camino hacia ti, Dios nuestro,
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has puesto la salvación del género humano en el árbol de la Cruz,
para que, de donde tuvo origen la muerte, de allí surgiera la vida; y el que en
un árbol venció, fuera en un árbol vencido, por Cristo, Señor nuestro.
Por Él, los ángeles y los arcángeles y todos los coros celestiales,
celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces
cantando humildemente tu alabanza: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 12, 32)
Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí, dice el
Señor. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor nuestro Jesucristo, tú, que nos has redimido por medio de tu Cruz y
nos has hecho partícipes de tu Cuerpo y de tu Sangre, concédenos participar
también de la gloria de tu resurrección. Tú, que vives y reinas por los siglos
de los siglos.
Bendición
Hermanos. Hoy nos ha dicho el Señor: “Los que crean en mí harán las mismas
cosas que yo hago”. Mostrarán que el Señor está presente en ellos y en lo que
hacen, y que efectivamente están haciendo el trabajo del Señor. Para que todos
lo podamos realizar así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y
Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.