8 de mayo de 2013

Miércoles de la 6ª semana de Pascua. Ciclo C.

Santos Benedicto II, Papa y Pedro de Tarantasia, obispo. Beata María Catalina de San Agustín, religiosa. Feria (Blanco)

LES INTERPRETARÁ LO QUE VAYA VINIENDO
Hch 17,15-16. 22-18,1; Jn 16,12-15
El apóstol Pablo era un hombre culturalmente diestro, versado en la lengua y la retórica griega y en los sutiles razonamientos de la interpretación bíblica. Armado con todo ese bagaje y robustecido por su fe en Cristo, compareció en el corazón del pensamiento y la cultura antigua, se presentó en el areópago y buscó acomodar el mensaje cristiano a las circunstancias de la ciudad. Aprovechó las sentencias, dichos populares y disertó a partir de las imágenes y monumentos escultóricos existentes en Atenas. En el momento preciso culminó su discurso con el mensaje central de la resurrección de Cristo, provocando el escándalo y la incredulidad de sus oyentes. De tejas abajo, aquella fue una jornada perdida. Sin embargo, el Espíritu Santo iría auxiliando al animoso apóstol de Jesús, para instruirle sobre la mejor manera de encarnar el Evangelio de Jesucristo en las diferentes etnias y culturas del Mediterráneo.

ANTÍFONA DE ENTRADA 
Sal 17, 50; 21, 23
Te alabaré entre las naciones, Señor, y anunciaré tu Nombre a mis hermanos. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Padre, que así como celebramos en la fe la fiesta de la resurrección de tu Hijo, podamos también alegrarnos con todos los santos cuando él vuelva en su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Hech 17, 15. 22—18, 1
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
Los que acompañaban a Pablo lo condujeron hasta Atenas, y luego volvieron con la orden de que Silas y Timoteo se reunieran con él lo más pronto posible. Pablo, de pie, en medio del Areópago, dijo: Atenienses, veo que ustedes son, desde todo punto de vista, los más religiosos de todos los hombres. En efecto, mientras me paseaba mirando los monumentos sagrados que ustedes tienen, encontré entre otras cosas un altar con esta inscripción: “Al dios desconocido”. Ahora, yo vengo a anunciarles eso que ustedes adoran sin conocer. El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en él no habita en templos hechos por manos de hombre, porque es el Señor del cielo y de la tierra. Tampoco puede ser servido por manos humanas como si tuviera necesidad de algo, ya que Él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. Él hizo salir de un solo principio a todo el género humano para que habite sobre toda la tierra, y señaló de antemano a cada pueblo sus épocas y sus fronteras, para que ellos busquen a Dios, aunque sea a tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no está lejos de cada uno de nosotros. En efecto, en Él vivimos, nos movemos y existimos, como muy bien lo dijeron algunos poetas de ustedes: “Nosotros somos también de su raza. Y si nosotros somos de la raza de Dios, no debemos creer que la divinidad es semejante al oro, la plata o la piedra, trabajados por el arte y el genio del hombre. Pero ha llegado el momento en que Dios, pasando por alto el tiempo de la ignorancia, manda a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan. Porque Él ha establecido un día para juzgar al universo con justicia, por medio de un hombre que Él ha destinado y acreditado delante de todos, haciéndolo resucitar de entre los muertos”. Al oír las palabras “resurrección de los muertos”, unos se burlaban y otros decían: “Otro día te oiremos hablar sobre esto”. Así fue cómo Pablo se alejó de ellos. Sin embargo, algunos lo siguieron y abrazaron la fe. Entre ellos, estaban Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos otros. Después de esto, Pablo dejó Atenas y fue a Corinto.
Palabra de Dios.
COMENTARIO; 
En este relato el apóstol Pablo, de pie en medio del areópago ateniense, no ataca el hecho de tener imágenes y de honrarlas, sino más bien se vale de este hecho para demostrar que Dios está mucho más allá de las figuras que le atribuimos, e inmediatamente afirma que, la humanidad es una en el designio de Dios.
SALMO Sal 148, 1-2. 11-14
R. ¡Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria!
O bien: Aleluya.
Alaben al Señor desde el cielo, alábenlo en las alturas; alábenlo, todos sus ángeles, alábenlo, todos sus ejércitos. R.
Los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y los gobernantes de la tierra; los ancianos, los jóvenes y los niños, alaben el nombre del Señor. R.
Alaben el nombre del Señor. Porque sólo su nombre es sublime; su majestad está sobre el cielo y la tierra, y Él exalta la fuerza de su pueblo. R.
¡A Él la alabanza de todos sus fieles, y de Israel, el pueblo de sus amigos! R.
ALELUYA Jn 14, 16
Aleluya. “Yo rogaré al Padre, y Él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Jn 16, 12-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. El me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: “Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO; 
El Espíritu Santo nos lleva a Jesús, nos acerca a Él, nos hace entrar en Él. En todo lo que el Espíritu Santo hace está dando gloria a Jesús, ya que lo que Él comunica es lo que recibe de Jesús, así como Jesús comparte todo con el Padre amado. En otras palabras, el texto evangélico nos introduce en el misterio de la Trinidad, donde las tres personas divinas lo comparten todo, recibiendo una de la otra y compartiendo la misma y única divinidad.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que por este santo sacrificio nos concedes participar de tu vida divina, te pedimos que así como hemos conocido tu verdad, vivamos de acuerdo con ella. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 16.19
Dice el Señor: Yo los elegí del mundo y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, ayuda con bondad a tu pueblo que has alimentado con los sacramentos celestiales; concédele apartarse del pecado y comenzar una vida nueva. Por Jesucristo, nuestro Señor.