9 de mayo de 2013

Jueves de la 6ª semana de Pascua. Ciclo C


Santos: Pacomio de la Tebaida, abad; e Isaías, Profeta. Beata Teresa de Jesús Gerhardinger, fundadora. Feria (Blanco)


SU PENA ACABARÁ EN ALEGRÍA
Hch 18,1-8; Jn 16,16-20
La secuencia recurrente en cada una de las campañas misioneras del apóstol san Pablo casi siempre es la misma: se dirigía en primer lugar a las sinagogas de los judíos, interpretándoles la Escritura en clave cristiana e invitándoles a adherirse de corazón a Jesús. Cuando la cerrazón era tal que imposibilitaba cualquier diálogo, se disponía a abrir comunidades de creyentes entre los hombres y mujeres de otra raza y cultura. Con frecuencia después de una jornada de rechazo y persecución, comenzaba a consolidarse un pequeño grupo de creyentes oriundos de cada ciudad. El esfuerzo misionero no resultaba estéril. De esta manera se cumplía el presagio que el Señor Jesús exponía en el cuarto Evangelio: "Su pena acabará en alegría". Después de los contratiempos aparejados a la misión, el Espíritu suscitaría conversiones que llenarían de alegría a los apóstoles de Jesús.


ANTÍFONA DE ENTRADA Cf. Sal 67,8-9.20
Señor, cuando saliste al frente de tu pueblo, abriéndole camino y conviviendo con él, tembló la tierra y el cielo dejó caer su lluvia. Aleluya.

ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que hiciste a tu pueblo partícipe de tu redención, concédenos la gracia de alegrarnos profundamente por la resurrección del Señor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

LECTURA Hech 18,1-8
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Pablo dejó Atenas y fue a Corinto. Allí encontró a un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila, a raíz de un edicto de Claudio que obligaba a todos los judíos a salir de Roma. Pablo fue a verlos, y como ejercía el mismo oficio, se alojó en su casa y trabajaba con ellos haciendo tiendas de campaña. Todos los sábados, Pablo discutía en la sinagoga y trataba de persuadir tanto a los judíos como a los paganos. Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por entero a la predicación de la Palabra, dando testimonio a los judíos de que Jesús es el Mesías. Pero como ellos lo contradecían y lo injuriaban, sacudió su manto en señal de protesta, diciendo: “Que la sangre de ustedes caiga sobre sus cabezas. Yo soy inocente de eso; en adelante me dedicaré a los paganos”. Entonces, alejándose de allí, fue a la casa de un tal Ticio Justo, uno de los que adoraban a Dios y cuya casa lindaba con la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. También muchos habitantes de Corinto, que habían escuchado a Pablo, abrazaron la fe y se hicieron bautizar. 
Palabra de Dios.

COMENTARIO: 
Después de Atenas, Pablo va a Corinto, fundando una comunidad cristiana y convirtiendo esta ciudad mercantil en un centro de irradiación misionera hacia el mundo del Imperio. Comenzó a predicar en la sinagoga y pese a sus esfuerzos no obtuvo resultados. Su primer trabajo con los judíos fracasó; rompió con ellos y buscó otros destinatarios sin prejuicios. Pablo encontró entre los estibadores un público atento y cordial. Pero, como en cualquier parte de Grecia, había también filósofos aficionados a los hermosos discursos y a las nuevas teorías. Pablo no concedió nada a la sabiduría del mundo; prefería la locura de la cruz.

SALMO Sal 97,1-4
R. ¡El Señor reveló su victoria a las naciones!
Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria.
R. ¡El Señor reveló su victoria a las naciones!
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel.
R. ¡El Señor reveló su victoria a las naciones!
Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos.
R. ¡El Señor reveló su victoria a las naciones!

ALELUYA Cf. Jn 14,18
Aleluya. “No los dejaré huérfanos; me voy y volveré a ustedes, y se alegrará su corazón”, dice el Señor. Aleluya

EVANGELIO Jn 16,16-20
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver”. Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: “¿Qué significa esto que nos dice: ‘Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me volverán a ver’? ¿Y qué significa: ‘Yo me voy al Padre’?”. Decían: “¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir”. Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo: “Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: ‘‘Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver”. Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo”.
Palabra del Señor.

COMENTARIO: 
El Maestro se va, pero intenta levantar la moral a los discípulos tristes y decaídos. Los que se aman, en lugar del “adiós” dicen simplemente: “hasta luego”. Jesús se va al Padre. Verlo o no verlo, ya no es cuestión de distancia. Su ausencia será breve y cuando vuelva ya no se marchará jamás: es la presencia de la fe. La vida de fe es un misterio de presencia y ausencia. La Iglesia está viuda y, en los rasgos de la Viuda podemos a veces descubrir el rostro del Amado.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Lleguen hasta ti, Señor, nuestras oraciones junto con estas ofrendas, para que, purificados por tu gracia, recibamos el sacramento de tu inmensa bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO DE PASCUA

ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 28, 20
Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo, aleluya.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, que nos haces renacer a la vida eterna por la resurrección de Cristo, concédenos que los sacramentos pascuales den fruto abundante en nosotros, e infunde en nuestros corazones la fuerza de este alimento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.