7 de mayo de 2013

Martes de la 6ª semana de Pascua. Ciclo C.

Santos: Santa Rosa Venerini, fundadora; y Agustín Roscelli, fundador. Beata María de San José, fundadora. Feria (Blanco)

CONVIENE QUE YO ME VAYA
Hch 16,22-34; Jn 16,5-11
La próxima separación de Jesús del grupo de sus discípulos traerá ventajas y riesgos. Acostumbrados como habían vivido a la presencia física y cercana del Señor Jesús, resentirían su ausencia a partir de Pascua. Esa nueva situación, la de la comunidad reunida en torno de Jesús resucitado, en clave de fe y alabanza, iría fortaleciendo su autonomía personal y su esperanza. Toda persona tiene que aprender a organizar su propia vida de manera libre y responsable, sin la tutela y la protección paterna. Los discípulos fueron aprendiendo a recorrer el camino cristiano a partir de sus propias decisiones. Fue como todo aprendizaje, algo doloroso y satisfactorio a la vez. Los apóstoles Pablo y Silas lo vivieron en carne propia, tal como lo refiere el relato de Los Hechos de los Apóstoles. Las acusaciones, la persecución y hasta los amotinamientos, eran parte de las consecuencias derivadas de su labor misionera. En toda esa lucha jamás quedaban desprotegidos porque el Espíritu del Señor los asistía en los momentos de prueba.

ANTÍFONA Apoc 19, 7. 6
Alegrémonos, regocijémonos y demos gloria a Dios, porque el Señor, nuestro Dios, el todopoderoso, ha establecido su Reino. Aleluya.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, concédenos participar realmente de la resurrección de Cristo tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Hech 16, 22-34
Lectura de los Hechos de los apóstoles.
En Filipos, la multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados les hicieron arrancar la ropa y ordenaron que los azotaran. Después de haberlos golpeado despiadadamente, los encerraron en la prisión, ordenando al carcelero que los vigilara con mucho cuidado. Habiendo recibido esta orden, el carcelero los encerró en una celda interior y les sujetó los pies en el cepo. Cerca de la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban las alabanzas de Dios, mientras los otros prisioneros los escuchaban. De pronto, la tierra comenzó a temblar tan violentamente que se conmovieron los cimientos de la cárcel y, en un instante, todas las puertas se abrieron y las cadenas de los prisioneros se soltaron. El carcelero se despertó sobresaltado y, al ver abiertas las puertas de la prisión, desenvainó su espada con la intención de matarse, creyendo que los prisioneros se habían escapado. Pero Pablo le gritó: «No te hagas ningún mal, estamos todos aquí». El carcelero pidió unas antorchas, entró precipitadamente en la celda y, temblando, se echó a los pies de Pablo y de Silas. Luego los hizo salir y les preguntó: “Señores, ¿qué debo hacer para alcanzar la salvación?”. Ellos le respondieron: “Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y toda tu familia”. En seguida, le anunciaron la Palabra del Señor, a él y a todos los de su casa. A esa misma hora de la noche, el carcelero los atendió y curó sus llagas. Inmediatamente después, fue bautizado junto con toda su familia. Luego los hizo subir a su casa y preparó la mesa para festejar con los suyos la alegría de haber creído en Dios.
Palabra de Dios.
COMENTARIO: Los primeros cristianos sabían que asumir la fe en Cristo les traería dificultades, encierros, prisiones y persecuciones. Sin embargo, también confiaban en que Dios los libraría de todo mal. Los relatos de liberaciones milagrosas estimulaban a aquellos que estaban dominados por el temor: Dios no abandonaría a quienes se han confiado a Él.
SALMO Sal 137, 1-3. 7-8
R. ¡Tú derecha me salva, Señor!
O bien: Aleluya.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de los ángeles. Me postraré ante tu santo Templo y daré gracias a tu Nombre. R.
Daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma. R.
Tu derecha me salva. El Señor lo hará todo por mí. Tu amor es eterno, Señor, ¡no abandones la obra de tus manos! R.
ALELUYA Cfr. Jn 16, 7. 13
Aleluya. “Les enviaré el Espíritu de la Verdad; Él les hará conocer toda la verdad”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Jn 16, 5-11
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
A la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: “Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: “¿A dónde vas?”. Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido. Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que Yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se lo enviaré. Y cuando Él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio. El pecado está en no haber creído en Mí. La justicia, en que Yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán. Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO: De acuerdo con el evangelio de Juan, el proyecto de salvación de Dios Padre incluye la presencia permanente del Espíritu Santo (el Paráclito) en la comunidad. El nombre Paráclito significa «el que está al lado hablando», es como un abogado, que defiende al acusado. En el evangelio de Juan, el Espíritu clama al lado nuestro, habla por nosotros, es la voz de nuestro mismo espíritu.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, por estos misterios pascuales concédenos ser constantes en la acción de gracias, para que la continua eficacia de tu obra redentora sea fuente de inagotable alegría. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Lc 24, 46.26
El Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos, para entrar en su gloria. Aleluya.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Dios nuestro, escucha nuestras oraciones, para que la participación en los sacramentos de nuestra redención nos ayude en la vida presente y nos alcance las alegrías eternas. Por Jesucristo, nuestro Señor.