16 de febrero de 2013

SÁBADO 16 DESPUÉS DE CENIZA


Santos: Juliana de Nicomedia, mártir; Onésimo de Éfeso, obispo; Elías de Egipto y compañeros mártires.

Vísperas I del domingo: 1a semana del Salterio. Tomo II: pp. 1099, 3 y 50. Para los fieles: pp. 472 y 178. Edición popular: pp. 13 y 428. Feria (Morado)

RESTAURADOR DE CASAS EN RUINAS
Is 58,9-14; Lc 5,27-32
La profecía de Isaías no se anda por las ramas. Quien ande buscando a Dios no podrá escamotear sus responsabilidades éticas hacia las personas maltratadas y desfavorecidas. Más aún, si un discípulo del Señor, mantiene relaciones de dominación y abuso sobre los débiles, tiene que decidirse a interrumpirlas, convirtiéndose en promotor y animador de relaciones alternativas, marcadas por la justicia, y la generosa compasión. De ese camino de transformación nos dio reiterado testimonio el Señor Jesús. Una y otra vez acogió a ciegos, leprosos y paralíticos que le suplicaban con confianza y no poca desesperación, que aliviará sus sufrimientos. El Señor jamás se resistió a tenderles la mano, imploró el auxilio del Padre y socorrió a los necesitados, manifestándose como la luz verdadera que ilumina al mundo.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 68, 17)
Escúchanos, Señor, pues eres bueno y míranos conforme a tu bondad infinita.

ORACIÓN COLECTA
Dios eterno y todopoderoso, mira compasivo nuestra debilidad, y extiende tu mano para protegernos. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA
Cuando compartas tu pan con el hambriento, brillará tu luz en las tinieblas.

Del libro del profeta Isaías: 58, 9-14

Esto dice el Señor: "Cuando renuncies a oprimir a los demás y destierres de ti el gesto amenazador y la palabra ofensiva; cuando compartas tu pan con el hambriento y sacies la necesidad del humillado, brillará tu luz en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.

El Señor te dará reposo permanente; en el desierto saciará tu hambre y dará vigor a tu cuerpo; serás como un huerto bien regado, como un manantial cuyas aguas no se agotan.

Construirás sobre tus viejas ruinas y edificarás sobre cimientos muy antiguos; te llamarán reparador de brechas y restaurador de hogares derruidos.
Si detienes tus pasos para no violar el sábado y no tratas tus negocios en mi día santo, si llamas al sábado tu delicia y lo consagras a la gloria del Señor, si lo honras absteniéndote de viajes, de buscar tu interés, de tratar tus asuntos, entonces el Señor será tu delicia. Te asentaré sobre mis montañas, te haré gustar la herencia de tu padre Jacob". 
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Comentario:
Confianza, obediencia y conversión

La primera lectura nos ofrece una descripción de acciones típicas y propias de la conversión. La idea es: reemplaza tus obras malas por obras buenas. Y lo primero que nos llama la atención es esto, que la conversión se describe en términos de "obras" y no en términos, por ejemplo, de afectos, propósitos, sentimientos, resoluciones, ideas claras, conceptos diferentes, o lo que sea. Convertirse es aquí: obrar de otro modo.

Esto es importante subrayarlo porque nuestra sociedad y nuestro tiempo estiman que la vida sólo se reforma bajo premisa de presentar un nuevo proyecto y que es la aceptación de esa nueva versión de mi "yo" la que abre la posibilidad de que yo mismo llegue a ser distinto. De este modo, el yo conserva siempre el control sobre todas las versiones de sí mismo, y en el fondo no cambia: no se convierte.

Así entendemos que toda conversión supone dos cosas: un acto de confianza, por el que entregamos el control del proceso de cambio a Otro, es decir, a Dios; y un acto de obediencia, por el que nos dejamos moldear y rehacer en sus manos. La confianza nos abre a una escucha profunda y sincera; la obediencia nos lleva a realizar aquellos actos concretos que van dando un perfil a nuestra vida.



Del salmo 85 R/. Señor, enséñame a seguir fielmente tus caminos.

Presta, Señor, oídos a mi súplica, pues soy un pobre, lleno de desdichas. Protégeme, Señor, porque te amo; salva a tu servidor, que en ti confía. R/.

Ten compasión de mí, pues clamo a ti, Dios mío, todo el día, y ya que a ti, Señor, levanto el alma, llena a este siervo tuyo de alegría. R/.
Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica da respuesta pronta. R/.



ACLAMACIÓN (Ez 33, 11) R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

No quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, dice el Señor. R/.


No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

Del santo Evangelio según san Lucas: 5, 27-32

En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: "¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?". Jesús les respondió: "No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Comentario:
Jesucristo, Médico Divino

Hoy Jesús se ha dado el título de "médico". ¡Qué buena noticia para los que reconocemos nuestras dolencias!

Miremos las actitudes y el corazón de este médico que en su generosidad, como dice Santa Catalina de Siena, llegó a beber la amarga medicina que el enfermo ya no podía recibir en su maltrecha humanidad. Por eso se acerca piadoso al pecador y con la cercanía de su trato y conversación va destruyendo los prejuicios y temores que encierran con su tiranía al que se sabe culpable.

Observemos en el evangelio de hoy a quien llama Jesús "enfermo" : es un hombre cruel y tirano que con la opresión de los impuestos cobrados a nombre del Imperio Romano va haciendo su propia fortuna. Es un opresor, y Jesús lo llama "enfermo". No quiere destruirlo sino reconstruirlo. No quiere devastarlo sino levantarlo. Jesús sabe bien, y quiere que nosotros sepamos, que la primera víctima de la crueldad o de la opresión es el mismo cruel opresor, y por eso le trata de "enfermo". Nos resulta fácil compadecernos de un anciano desvalido o de un niño abandonado, pero la verdadera caridad descubre al enfermo aunque lo encuentre con alientos para hacer daño a otros. ¡Bendito amor que en esta cuaresma ha de movernos a entregarnos a nuestro Médico y a entender que su caridad desborda nuestros juicios miopes!


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que este sacrificio de reconciliación y de alabanza que vamos a ofrecerte, nos purifique, Señor y nos renueve, para que todos nuestros pensamientos y acciones se apeguen a tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V de Cuaresma.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 9, 13)
Misericordia quiero y no sacrificios, dice el Señor; no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que este sacramento que hemos recibido, y que es fuente de vida para tu Iglesia, sea para nosotros prenda segura de salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.