19 de enero de 2013

Sábado de la 1ª semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C



Santos: Germánico de Filadelfia, mártir; Mario de Persia y compañeros, mártires; Macario Alejandrino, abad.

Vísperas I del domingo: 2a semana del Salterio. Tomo III: pp. 880 y 39. Para los fieles: pp. 555 y 391. Edición popular: pp. 108 y 459. Feria (Verde)

EL ESPEJO DE LA PALABRA
Hb 4, 12-16; Mc 2,13-17
Lámpara, roca, espejo, espada, son algunas de las imágenes con las cuales se designa a la Palabra de Dios en la literatura bíblica. El autor de la Carta a los Hebreos prefiere asemejar el mensaje divino con una espada filosa y cortante que penetra hasta los pliegues más íntimos de nuestro espíritu. Intuición atinada sin duda, puesto que reconoce la fuerza reveladora de la Palabra. Este proceso que desmonta nuestros engaños y simulaciones es la tabla de salvación que nos permite destruir nuestra doble moral. El relato del Evangelio de san Marcos documenta lo anterior cuando nos presenta a Jesús en compañía amigable con los cobradores de impuestos. Ellos se habían aprovechado de su puesto para amasar fortunas, sacando partido de sus relaciones con el poder romano. Jesús sacudió su conciencia, les llamó a reajustar su escala de valores, a desmontar aquel sistema fincado en el abuso y la prepotencia y a transitar por la ruta de la justicia y la compasión. La comida en casa de Levi fue un rito de transición; los recaudadores aquellos se divorciarían del sistema opresor y se asumirían como miembros de una familia de hermanos reunida en torno a Jesús.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 105, 47)
Sálvanos, Señor Dios nuestro y reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y sea nuestra gloria el alabarte.

ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que has unido a gente de todas las naciones en la alabanza de tu nombre, concédenos amar y practicar cuanto nos mandas, para que el pueblo cristiano el que tú has llamado a tu Reino, viva unido por la fe y e amor. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA
Acerquémonos con plena confianza al trono de la gracia.

De la carta a los hebreos: 4, 12-16


Hermanos: La palabra de Dios es viva, eficaz y más penetrante que una espada de dos filos. Llega hasta lo más íntimo del alma, hasta la medula de los huesos y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Toda creatura es transparente para ella. Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas.
Puesto que Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el cielo, mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que Él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado.

Acerquémonos, por lo tanto, con plena confianza, al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno. 

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Comentario:
La Palabra Penetrante

El elogio de la Palabra Divina, que todo lo desnuda, es una invitación a vivir y caminar en la verdad. Ya Pablo nos había llamado "hijos de la luz e hijos del día" (1 Tes 5,5), y en otro lugar había explicitado su pensamiento un poco más: porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz, porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad, examinando qué es lo que agrada al Señor" (Ef 5,8-10).

Con todo, hay que saber que no son nuestras opciones las que dan poder a la Palabra, pues "toda criatura es transparente para Dios" (Heb 4,13). Ella se abre camino; es soberana, majestuosa, poderosa. Conquista terreno, o mejor: reclama lo que le pertenece, ya que Ella "sostiene todas las cosas" (Heb 1,3). Su autoridad proviene de su condición de autora. Somos su escritura en el universo; somos su obra; viene pues a nosotros con una fuerza que no puede compararse con nada de nuestro mundo interior o de aquello que conocemos en el universo.

Un cielo distinto

Por otra parte, el texto de la Carta a los Hebreos en el día de hoy es capaz de cambiarnos el cielo. Antes, cielo significaba sólo perfección, y como sentíamos que no podíamos alcanzar esa perfección, el cielo era inalcanzable, y el Dios del cielo nos infundía tal temor que de seguro hubiéramos tenido que repetir con los israelitas en el desierto: "que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos" (Éx 20,19). El solo conocimiento de la santidad de Dios se convierte en solo conocimiento del pecado nuestro. Un conocimiento así engendra distancia, temor, casi desesperanza.

Mas ahora resulta que nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo, es eminente y ha atravesado los cielos, pero a la vez es compasivo porque ha sido probado en todo como nosotros. El que nos abre camino hacia el cielo es el que se abrió camino desde el cielo. Por humildad y a impulsos de amor vino a nosotros; con piedad y a fuerza del mismo amor quiere llevarnos hacia él.



Del salmo 18 R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.

En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.
Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. R/.




ACLAMACIÓN (Lc 4, 18) R/. Aleluya, aleluya.

El Señor me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva y anunciar la liberación a los cautivos. R/.


No he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores.

Del santo Evangelio según san Marcos: 2, 13-17


En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla del lago; toda la muchedumbre lo seguía y Él les hablaba. Al pasar, vio a Levi (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Levi, muchos publicanos y pecadores se sentaron a la mesa junto con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían. Entonces unos escribas de la recta de los fariseos, viéndolo comer con los pecadores y publicanos, preguntaron a sus discípulos: "¿Por qué su maestro come y bebe en compañía de publicanos y pecadores?".

Habiendo oído esto, Jesús les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores". 

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
Se levantó y lo siguió

¡Cuánta fuerza tienen las palabras de Cristo! ¡Cuánto puede la Palabra cuando nos habla! Desde que llegó esa voz, desde que resonó la voz del Señor ya no fue igual la vida de Mateo. Con ese "¡sígueme!" Jesús abrió el capítulo nuevo y decisivo en la vida de aquel hombre. Y puede hacer otro tanto en nosotros.

"¡Sígueme!" significa muchas cosas. El seguimiento implica confianza, obediencia, paciencia, humildad, virtudes todas que no abundaban en un hombre acostumbrado al lucro próximo y contante de sus recaudos. De esto entendemos que no le habló Cristo solamente con voz exterior, sino que una voz interior hizo que la palabra de Cristo fascinara a Mateo. Invitándole a seguirlo le daba la gracia de seguirlo; llamándole le hacía capaz, a la vez. A esa voz o impulso interior aludió el Señor cuando dijo en otro lugar: "nadie puede venir a mí, si mi Padre no le trae" (Jn 6,44).

"¡Sígueme!" es una palabra pronunciada una vez pero llamada a ser vivida muchas veces. Cuando el guía de un grupo de visitantes les dice al comienzo del tour: "síganme", entiende que esa palabra se repite, ya sin palabras, cada vez que el grupo entra o sale de algún recinto o de un jardín o campo. "¡Sígueme!" no es entonces una palabra: es un programa para la vida. Es el programa propio de los verdaderos discípulos de Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al celebrar el memorial de nuestra salvación, imploramos, Señor, de tu bondad, que este sacramento de amor sea para todos nosotros signo de unidad y vinculo de caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Col 3, 14-15)
Sobre todas las virtudes pongan el amor, que es el vínculo de la perfecta unión; y que en sus corazones reine la paz de Cristo a la que han sido llamados en un sólo cuerpo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, infunde en nosotros el espíritu de tu caridad y, con la fuerza de este sacrificio eucarístico, haz que cuantos creemos en ti vivamos unidos en un mismo amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

*Santa María en sábado (ml), verde o blanco

ORACIÓN COLECTA
Señor, concede a tus hijos gozar siempre de completa salud de alma y cuerpo; y por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen María, líbranos de las tristezas de esta vida y concédenos disfrutar de las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo...

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Padre lleno de bondad, que nos socorra el inmenso amor de tu Hijo unigénito para que, quien al nacer de la Virgen María, no menoscabó la integridad de la Madre sino que la consagró, nos libre de nuestras culpas y haga acepta a ti nuestra oblación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, al recibir el sacramento celestial en esta conmemoración de la santísima Virgen María, te pedimos que nos concedas celebrar dignamente, a imitación suya el misterio de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.