Santos: Marcelo I, Papa.
Beato Jose Antonio Tovini, laico. Feria (Verde)
SUMO SACERDOTE COMPASIVO Y FIDEDIGNO
Hb, 2,14-18; Mc 1,29-39
El
autor de la Carta a los Hebreos usó numerosos títulos para referirse al Señor
Jesús. Dichos títulos destacan en particular su condición de sumo sacerdote y
sus atributos de compasivo y fidedigno. Si el autor se anima a llamarlo
compasivo y digno de fe no es simplemente porque tenga el papiro y la pluma
disponibles y pueda escribir cuanto le plazca. Los profetas cristianos, que
escribieron las obras del Nuevo Testamento reprodujeron la experiencia creyente
de muchos testigos cristianos. La anécdota familiar que nos refiere el
Evangelio de san Marcos ilustra lo anterior. Apenas informan al Señor Jesús que
la suegra de Pedro estaba afligida por una fiebre, se apresta a sanarla; de
igual manera lo hace con los numerosos enfermos que apelaban a su misericordia
en las plazuelas de Cafarnaúm. La ignorancia, el sufrimiento, el dolor y todas
las necesidades de hombres y mujeres de Galilea eran llamados urgentes que el
Sumo Sacerdote compasivo, acogía con buena voluntad.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Ef 1, 9. 10)
Dios nos ha dado a conocer el misterio de su voluntad, que es
recapitular en Cristo todas las cosas, así las del cielo como las de la tierra.
ORACIÓN COLECTA
Dios
nuestro, que con admirable providencia dispusiste que el Reino de Cristo se
extendiera por todo el mundo y que todos los hombres participaran de la redención,
haz que tu Iglesia, sacramento universal de salvación, manifieste y realice
entre los hombres el misterio de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Tenía que asemejarse en todo a sus hermanos para ser
misericordioso con ellos.
De la carta a los hebreos: 2, 14-18
Hermanos:
Todos los hijos de una familia tienen la misma sangre; por eso, Jesús quiso ser
de nuestra misma sangre, para destruir con su muerte al diablo, que mediante la
muerte, dominaba a los hombres, y para liberar a aquellos que, por temor a la
muerte, vivían como esclavos toda su vida.
Pues como bien saben, Jesús no vino a ayudar a los ángeles, sino a los
descendientes de Abraham; por eso tuvo que hacerse semejante a sus hermanos en
todo, a fin de llegar a ser sumo sacerdote, misericordioso con ellos y fiel en
las relaciones que median entre Dios y los hombres, y expiar así los pecados
del pueblo. Como Él mismo fue probado por medio del sufrimiento, puede ahora
ayudar a los que están sometidos a la prueba.
Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
Comentario:
Sometido al sufrimiento,
comprende a los que sufren
El misterio por excelencia es la
muerte del inocente. Y hay un Inocente con mayúscula, el Hijo de Dios. Y el
Hijo Inocente ha muerto. ¿Por débil ante las fuerzas del mal, por fracasado
ante la imposibilidad de sus sueños, por iluso frente a la crueldad del hombre
y del mundo? No. Hay un designio. Hay amor detrás del espanto de la muerte. Hay
misericordia detrás del absurdo. Hay gracia detrás de esa Cruz, de esos clavos
y de esa Sangre.
¿Cómo descubrir esa gracia, esa
misericordia y ese amor? Hoy recibimos una clave bendita: ver débil al Señor,
verlo agobiado, es triste pero también es grande. Caído, es cercano; doblegado,
es próximo. Él sabe qué vivimos, y sobre todo entiende qué significa sufrir.
Cristo caído, Cristo doblegado:
¿una mala noticia? ¡No! Una gran noticia. No le ha doblado el odio, le ha hecho
inclinarse el amor. No le ha derribado el mal, se ha postrado cerca del hombre
enfermo, porque Cristo es enfermero y quiere dar la palabra de salvación y la
medicina que salva.
Del salmo 104 R/. El Señor nunca olvida sus promesas.
Aclamen al Señor y denle gracias, relaten sus prodigios a los pueblos. Entonen
en su honor himnos y cantos, celebren sus portentos. R/.
Del nombre del Señor enorgullézcanse y siéntase feliz el que lo busca. Recurran
at Señor y a su poder y a su presencia acudan. R/.
Descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto,
escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos. R/.
Ni aunque transcurran mil generaciones se olvidará el Señor de sus promesas, de
la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera.
R/.
ACLAMACIÓN (Jn 10, 27) R/. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
R/.
Curó a muchos enfermos de diversos males.
Del canto Evangelio según san Marcos: 1, 29-39
En
aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de
Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y enseguida le
avisaron a Jesús. Él se le acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese
momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles.
Al atardecer, cuando el sol se ponía, le llevaron a todos los enfermos y
poseídos del demonio, y todo el pueblo se apiñó junto a la puerta. Curó a
muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios, pero no dejó que
los demonios hablaran, porque sabían quién era Él.
De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se levantó, salió y se
fue a un lugar solitario, donde se puso a orar. Simón y sus compañeros lo
fueron a buscar, y al encontrarlo, le dijeron: "Todos lo andan
buscando". Él les dijo: "Vamos a los pueblos cercanos para predicar
también allá el Evangelio, pues para eso he venido". Y recorrió toda
Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Decíamos que toda nuestra vida es
un ir y correr hasta sentirnos muchas veces agobiados. Y en ese devenir no
encontramos salidas a nuestras preocupaciones hasta el punto de cansarnos y
desanimarnos. ¿Dónde descansar y liberarnos de tantas esclavitudes?, porque en
el fondo de todo lo que nos pasa nos sentimos atados, encadenados por apegos,
sentimientos y formas de pensar que nos encadenan.
JESÚS es nuestra liberación. ÉL
viene a salvarnos de nuestra esclavitud y a darnos la libertad de conducirnos
libremente y no encadenados por todo aquello que nos alegra al principio, pero
que después no esclaviza y entristece.
Tengamos la confianza de alargarle
nuestra mano, de confiar, como Simón le llevo a su suegra, en que ÉL nos
aliviará y nos dará las fuerzas para continuar el servicio, la lucha, la
batalla, pero sin agobios, sin desesperanzas. Quizás lleguemos a cansarnos,
pero nunca a desesperarnos ni a perder el ánimo y las fuerzas para continuar el
camino.
Pidamos a JESÚS que interceda por
todos nosotros al PADRE, pues se retiró a hacer oración, algo que nunca faltó
en su vida, y que tampoco debe faltar en la nuestra. Nos da ejemplo y nos
señala el camino y la forma.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta,
Padre misericordioso, las ofrendas de esta comunidad cristiana y por el poder
de este sacrificio que estamos ofreciendo, haz que la multitud de los creyentes
viva cada vez más de acuerdo con su dignidad de estirpe elegida, de sacerdocio
real, de nación consagrada y de pueblo redimido por ti. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Ap 22, 17. 20)
El
Espíritu y la esposa dicen: Ven. Amen. Ven, Señor Jesús.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios
nuestro, que con tus sacramentos alimentas fortaleces a tu Iglesia, concede a
quienes hemos participado del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, vivir su doctrina de
amor y ser así fermento de vida e instrumento de salvación en medio de la
comunidad humana. Por Jesucristo nuestro Señor.