15 de enero de 2013

Martes de la 1ª semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C



Santos: Probo de Rieti, obispo; Macario "el Viejo", ermitaño; Arnoldo Janssen, fundador. Feria (Verde)

CORONADO DE GLORIA Y DIGNIDAD
Hb 2,5-12; Mc 1,21-28
Del Evangelio de san Marcos a la Carta a los Hebreos ha corrido mucha agua sin duda alguna en la historia del cristianismo primitivo. Los fragmentos de ambos textos que nos presenta la liturgia se integran de forma significativa. Los testigos de la curación del poseso de la sinagoga de Cafarnaúm se quedan perplejos y asombrados por la autoridad imperiosa con que Jesús desmonta el poder del mal que aliena a los enfermos El autor de la Carta confiesa el Señorío y la gloria del Hijo de Dios. Él está coronado de gloria y participa de la vida plena junto al Padre, porque supo asumir generosamente su existencia, sirviendo sin restricción y aún a costa de su propia vida, a sus hermanos. El mensaje es a todas luces transparente: el camino que conduce a la gloria que perdura, es el del servicio obediente al Padre amoroso.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Si 36, 18-19)
Señor, concede la paz a los que en ti esperan; escucha, las ORACIÓNes de tus hijos y guíanos por el camino de 1a justicia.

ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que llamas hijos tuyos a los que promueven la paz, concédenos trabajar incansablemente por establecer la justicia, sin la cual es imposible garantizar una paz autentica y duradera. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA
Convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación.

De la carta a los hebreos: 2, 5-12

Hermanos: Dios no ha sometido a los ángeles el nuevo orden de la salvación, del cual estamos hablando. Un salmo lo atestigua solemnemente diciendo: Qué es el hombre, para que de él te acuerdes, ese pobre ser humano, para que de él te preocupes? Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad. Todo lo sometiste bajo sus pies. Al decir aquí la Escritura que Dios le sometió todo, no se hace ninguna excepción. Es verdad que ahora todavía no vemos el universo entero sometido al hombre; pero si vemos ya al que por un momento Dios hizo inferior a los ángeles, a Jesús, que por haber sufrido la muerte, está coronado de gloria y honor. Así, por la gracia de Dios, la muerte que El sufrió redunda en bien de todos.

En efecto, el creador y Señor de todas las cosas, quiere que todos sus hijos tengan parte en su gloria. Por eso convenía que Dios consumara en la perfección, mediante el sufrimiento, a Jesucristo, autor y guía de nuestra salvación.
El santificador y los santificados tienen la misma condición humana. Por eso no se avergüenza de llamar hermanos a los hombres, cuando dice: Hablare de ti a mis hermanos; en medio de la asamblea te alabare. 

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Comentario:
El sabor de la muerte

El texto de la Carta a los Hebreos para el día de hoy trae una afirmación que nos impacta: "por disposición divina, gustó él la muerte en beneficio de todos" (Heb 2,9). "Gustando" la muerte Jesucristo aparece como menor a los ángeles, pero precisamente a través de su muerte, ha sido constituido por encima de los ángeles y ha heredado un título superior a todo otro título.

Lo más extraño, y lo más grande a la vez, del misterio de Cristo es sin duda su muerte. ¿Es esa muerte señal de debilidad, de pecado, de inferioridad o de derrota? ¿Tiene su causa en la fuerza de sus adversarios, en la fragilidad de sus recursos, en la naturaleza débil que comparte con nosotros? La Carta a los Hebreos quiere darnos una respuesta que dé razón de la íntima solidaridad que Jesucristo tiene con cada hombre y a la vez explique cómo esta muerte, siendo en todo semejante a la nuestra, puede otorgarnos lo que nuestra propia muerte no puede.

Por eso es necesario descubrir detrás del misterio de la muerte del Señor un misterio más grande aún: hay un designio, hay una voluntad, que es superior a la simple fuerza de los hechos, y que da razón de la muerte de Cristo. Hay una "disposición divina" (Heb 2,9) detrás de la crueldad, detrás del espanto, detrás de la tristeza que envuelven a la Cruz del Señor. Y por tanto nuestro corazón debe trascender esa corteza grotesca de muerte y descubrir aquel propósito de bendición que allí se escondía.

El propósito de aquella disposición no es otro que nuestro bien: "gustó él la muerte en beneficio de todos". Quedan así en claro dos cosas: que hay un designio de Dios detrás de la muerte de su Hijo Jesucristo, y que de esta muerte ha venido un inmenso beneficio para nosotros. Cómo sucede esto y por qué fue así habrá que meditarlo a partir de otros textos posteriores de esta Carta tan densa y tan fecunda.


Del salmo 8 R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.

¡Qué admirable es, Señor y Dios nuestro, tu poder en toda la tierra! ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; ese pobre ser humano, para que de él te preocupes? R/.
Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos y todo lo sometiste bajo sus pies. R/.
Pusiste a su servicio los rebaños y las manadas, todos los animales salvajes, las aves del cielo y los peces del mar, que recorren los caminos de las aguas. R/.



ACLAMACIÓN (Cfr. 1 Ts 2, 13) R/. Aleluya, aleluya.
Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad. R/.


No enseñaba como los escribas, sino como quien tiene autoridad.

Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 21-28

En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: "¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Jesús le ordeno: "¡Cállate y sal de él!". El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: "¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen". Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea. 

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
Primero los Hechos

El ministerio de Jesús, según lo describe el comienzo del Evangelio según san Marcos, está lleno de obras de poder. Jesucristo no es una idea. No es tampoco un personaje de fantasía al que podamos ponerle las características, cualidades o defectos que a nosotros nos parezcan. Conocer a Jesús no es enterarse de un grupo de ideas, de una colección de anécdotas o de las aventuras de algún personaje extraño y más o menos simpático.

Conocer a Jesús es acercarnos a una vida. Él pertenece a nuestra historia. Mira cómo empieza Lucas su testimonio sobre Jesús y su Evangelio: "Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido" (Lucas 1,1-4).

Aquí se nos habla de "testigos oculares", de una "narración ordenada" y sobre todo de un propósito: "para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido". La imaginación puede ser bella, pero no es sólida. Tratándose de Jesús, los hechos tienen la primera y definitiva palabra.

Y de esos hechos nace una autoridad incomparable. El que enseña con autoridad y exorciza autoridad primero ha mostrado esa autoridad sobre la historia nuestra, que en sus manos se reconstruye, limpia y florece.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, bajo los signos sacramentales del pan y del vino, el sacrificio de tu Hijo, rey de la paz, para que este misterio de unidad y de amor, reafirme la fraternidad entre todos tus hijos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 5, 9)
Bienaventurados los que procuran la paz, porque llamados hijos de Dios.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Señor, el espíritu de tu amor, a fin de que, alimentados con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, fomentemos entre todos los hombres la paz que Él mismo nos dejó. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.