Santos: Arcadio de Mauritania, mártir; Benito Biscop, abad. Beata Nicolás
Bunkerd, Martin.
Vísperas I de mariana: Todo propio. Tomo I: p. 519. Para los
fieles: p. 166. Edición popular: pp. 426 y 108. Feria (Blanco)
EL DESIGNIO DE DIOS
1 Jn 5,14-21; Jn 3,22-30
Con frecuencia
intentamos disfrazar nuestras intenciones mezquinas con la máscara de la
religiosidad. Olvidamos que Dios no se presta al juego de la simulación y el
trueque. Efectivamente la Carta de san Juan nos anima a pedir confiadamente
cualquier cosa, pero nos advierte que el límite de nuestras peticiones es la
conformidad con el designio de Dios. Ahora bien, el plan divino no es una
receta atemporal que haya quedado congelada en un algún libro sagrado. El Dios
vivo habla y se comunica con los suyos en un lenguaje y unas imágenes
accesibles. Por tanto, es indispensable saber escucharle y estar atento a su
palabra. Un experto en la comunicación con Dios, como era Juan Bautista, sabia
descifrar el designio de Dios, por esa razón no alentó la actitud revanchista
de sus discípulos que pretendían desautorizar la obra misionera de su antiguo
discípulo Jesús de Nazaret.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Ga 4, 4-5)
Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, para que recibiéramos la
dignidad de hijos adoptivos.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y
eterno, que, por medio de Hijo, nos has hecho renacer para ti, concédenos que
tu gracia nos modele a imagen de Jesucristo en quien nuestra naturaleza humana
está unida a la tuya. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Dios nos escucha en todo lo que le pedimos conforme a su voluntad.
De la primera carta del apóstol san Juan: 5, 14-21
Queridos hijos: La
confianza que tenemos en Dios consiste en que, si le pedimos algo conforme a su
voluntad, Él nos escucha. Si estamos seguros de que escucha nuestras
peticiones, también lo estamos de poseer ya lo que le pedimos.
Si alguno ve que su hermano comete un pecado de los que no llevan a la muerte,
que pida por él y le obtendrá 1a vida. Esto vale para los que cometen pecados
que no llevan a la muerte, porque hay un pecado que si lleva a 1a muerte (por
ese no digo que se pida). Toda mala acción es pecado, pero hay pecados que no
llevan a la muerte.
Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Hijo de Dios lo
protege, y no lo toca el demonio. Sabemos que somos de Dios, mientras que el
mundo entero yace en poder del demonio. También sabemos que el Hijo de Dios ha
venido ya y que nos ha dado inteligencia para conocer al Dios verdadero.
Nosotros permanecemos fieles al único verdadero, porque permanecemos en su Hijo
Jesucristo. Él es el verdadero Dios y la vida eterna. Hijos míos, no adoren a
los ídolos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Los límites de nuestra oración
Una de las diferencias entre la fe y la magia es que la magia se
presenta con una promesa de omnipotencia. Brujos y hechiceros creen que todo
finalmente se puede conseguir a fuerza de mayor concentración mental, mejores
recetas o conocimientos más recónditos. La fe no es así. Nuestra fe no nos
vuelve omnipotentes; nuestra oración no es una varita mágica; no es tampoco una
amplificación de nuestra voluntad. Y ahí está el apóstol Juan para
recordárnoslo.
El texto de hoy, en efecto, nos enseña dos límites de la oración
cristiana. El primero es que lo que pedimos concuerde con la voluntad divina.
Orar no es hacerle presión a Dios, sino dejarnos guiar, y además ayudar a guiar
al mundo, por los senderos del amor y la sabiduría de Aquel que mejor nos
conoce y ama.
El segundo límite es más difícil de entender. Tiene que ver con
aquello de no orar por los pecados que llevan a la muerte (1 Jn 5,16). Es
extremadamente arduo determinar la naturaleza exacta de este pecado y si Juan
cree que uno puede estar seguro de que alguien lo ha cometido. En cualquier
caso parece imposible que un cristiano vea que un pecado gravísimo se comete y
decide no orar por el que cometió ese pecado, sólo porque está convencido de que
ya ese es un pecado "que lleva a la muerte".
Lo que sí parece cierto es que hay un límite a nuestra oración. No
podemos lograrlo todo con nuestra oración, al punto de pensar que podremos
convertir a cualquier persona, incluso si ella se obstina en no quererlo. Tal
vez ese pecado que lleva a la muerte alude precisamente a la condición del que
se obstina en su maldad rechazando toda posibilidad de gracia, de conversión o
de misericordia hacia sí mismo. Un caso extremo sería el de los condenados. Aunque
la Iglesia nunca ha definido la condenación de nadie en particular, ni aún
Judas Iscariote, ha sido convicción suya desde siempre que no hay que orar por
los condenados, aunque de hecho no sepamos quiénes puedan estar en esa
condición.
Lo cierto, insisto, es que hemos de entender que nuestra oración no
usurpa soberanía a Dios; no es una fuerza sobre Él, sino de Él.
Del salmo 149 R/. El Señor es amigo de su pueblo.
Entonen al Señor un canto nuevo, en la reunión litúrgica proclámenlo. En su
creador y rey, en el Señor, alégrese Israel, su pueblo santo. R/.
En honor de su nombre, que haya danzas, alábenlo con arpa y tamboriles. El
Señor es amigo de su pueblo y otorga la victoria a los humildes. R/.
Que se alegren los fieles en el triunfo, que inunde el regocijo sus hogares,
que alaben al Señor con sus palabras, porque en esto su pueblo se complace. R/.
ACLAMACIÓN (Mt 4, 16) R/. Aleluya, aleluya.
El pueblo que yacía en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que vivían en
tierra de sombras una luz resplandeció. R/.
El amigo del novio se alegra de oír su voz.
Del santo Evangelio según san Juan: 3, 22-30
En aquel tiempo, fue
Jesús con sus discípulos a Judea y permaneció allí con ellos, bautizando.
También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, porque ahí había agua
abundante. La gente acudía y se bautizaba, pues Juan no había sido encarcelado
todavía.
Surgió entonces una disputa entre algunos de los discípulos de Juan y unos
judíos, acerca de la purificación. Los discípulos fueron a decirle a Juan:
"Mira, maestro, aquel que estaba contigo en la otra orilla del Jordán y
del que tu diste testimonio, está ahora bautizando y todos acuden a Él".
Contestó Juan: "Nadie puede apropiarse nada, si no le ha sido dado del
cielo. Ustedes mismos son testigos de que yo dije: 'Yo no soy el Mesías, sino
el que ha sido enviado delante de Él'. En una boda, el que tiene a la novia es
el novio; en cambio, el amigo del novio, que lo acompaña y lo oye hablar, se
alegra mucho de oír su voz. Así también yo me lleno ahora de alegría. Es
necesario que El crezca y que yo venga a menos".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
El Amigo del Esposo
El evangelio de hoy nos trae un tema distinto. Juan, el bautista,
el coloso que nos ha acompañado desde el adviento, se despide. Su misión ha
concluido. Su dedo ya señala al Esperado, el bendito Mesías, y sus palabras ya
anuncian al Cordero que quita el pecado. Ha preparado la Boda de su Amigo; ha
vivido para ver el gran momento; toda su energía y su tiempo han sido también
su ofrenda, y la hora de la ofrenda es llegada. ¡Dios, qué grande es este
hombre!
Cristo-Esposo: así lo mira Juan. Poco se predica de las bodas de
Cristo, y sin embargo fueron la imagen que el Precursor escogió para retratar
la vida de su Amigo, y de paso la suya propia. Enseñanza y propósito: meditaré
y predicaré más a menudo en esta preciosa imagen: Cristo es el Esposo;
nosotros, la Iglesia, somos su Amada, somos el amor de su alma. Cristo no es un
solterón empedernido, es un Novio enamorado, es un Esposo fidelísimo, es el
Divino Amante que quiere dar de su amor como sólo se entrega el amor en la
intimidad del tálamo más puro y más bello.
Juan es el amigo del Esposo. ¡Cuánta humildad, cuánta pureza,
cuánto vigor en esa imagen! Él es el que entrega amor a su amigo haciendo
posible el encuentro con la Amada. ¿Hay amor más fino, varonil y puro que el de
ese amigo del Esposo? Tal modelo han de tomar el sacerdote, el predicador, el
misionero. Todos ellos son o somos, como el Bautista, amigos del Esposo, y
nuestra meta es que la gente, la Iglesia bella, se quede con Él, no con
nosotros. ¡Y es tan hermoso ver cómo, después de la comunión eucarística, cada
uno queda en su asiento, y todos somos uno en Él y junto a Él, pero cada uno lo
siente suyo y se siente suyo!
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor y Dios
nuestro, que infundes en nosotros los sentimientos de la verdadera adoración y
nos impulsas a vivir en plena concordia con nuestros prójimos, concédenos poder
tributarte con estas ofrendas el culto que te es debido y estrechar los lazos
de caridad con nuestros hermanos, por la participación en este sacramento. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de Navidad o de la Epifanía.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 1, 16)
De su plenitud hemos
recibido todos, gracia por gracia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que tu pueblo,
Señor, al que jamás has dejado de tu mano, experimente tu ayuda presente y
futura a fin de que, disfrutando de los bienes terrenos necesarios, pueda
buscar con mayor confianza los bienes eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.