Santos: Hilario de Poitiers, Doctor de la Iglesia; Pedro de Capitolias,
mártir. Fiesta (Blanco)
MIREN A MI ELEGIDO
Is 42,1-4, 6-7; Hch
10,34-38; Lc 3,15-16. 21-22
El texto profético de Isaías nos ofrece una presentación
entusiasta del Siervo de Yahvé. El tono poético del cantico insiste en una
tarea por encima de las demás la promoción y la implantación del derecho. El
enviado de Dios no sería en manera alguna un líder despótico ni un gobernante
abusivo. No es el derecho diseñado por los fuertes, para oprimir a los débiles,
al contrario es un conjunto de normas y principios establecidos para
reivindicar la dignidad de los desafortunados (viudas, huérfanos, emigrantes).
Esa misión no es realizada por la heroica voluntad de un superdotado, sino por
el profeta de Nazaret, que recibe al momento de su bautismo, la fuerza de lo
alto: el Espíritu Santo, que lo presenta como su Hijo predilecto. El Señor que
había presentado a su Siervo como luz de las naciones en el texto de Isaías,
presenta a Jesús como el predilecto que goza de su amor.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr.
Mt 3, 16-17)
Inmediatamente después de que Jesús se
bautizó, abrieron los cielos y el Espíritu Santo se posó sobre Él en forma de
paloma, y resonó la voz del Padre que decía: "Este es mi Hijo amado, en
quien he puesto todo mi amor".
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que proclamaste solemnemente que
Cristo era tu Hijo amado cuando fue bautizado en el Jordán y descendió el
Espíritu Santo sobre él, concede a tus hijos adoptivos, renacidos del agua y
del Espíritu, perseverar siempre fieles en el cumplimiento de tu voluntad. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Miren a mi
siervo, en quien tengo mis complacencias. Del libro del profeta Isaías: 42,
1-4. 6-7
Esto dice el Señor: "Miren a mi siervo, a quien sostengo, a
mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En el he puesto mi espíritu para
que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará, no clamará, no hará oír su voz por las calles; no romperá la caña
resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea. Promoverá con firmeza la
justicia, no titubeará ni se doblegará hasta haber establecido el derecho sobre
la tierra y hasta que las islas escuchen su enseñanza.
Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te llame, te tome de la mano, te
he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones, para
que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la
mazmorra a los que habitan en tinieblas".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Cristo, el Siervo de Dios
Es necesario y saludable insistir, como se hace en la Iglesia
Católica, en una verdad fundamental: Cristo es el Hijo de Dios. Mas esa
afirmación central no anula otras que son posibles, que vienen de la Escritura
y que hacen mucho bien a nuestro entendimiento del misterio de Jesucristo;
entre estos otros enunciados hoy vamos a centrarnos en Cristo como
"Siervo" de Dios.
Partamos de una base: proclamar el señorío de Dios es proclamar
nuestra servidumbre hacia Dios. ¿Qué es, en efecto, un señor sin siervos? ¿Hay
algo más ridículo que un señor que no tiene quién atienda a sus órdenes ni
quién quiera agradarle con sus acciones? Si tomamos en serio que Dios es Señor
hemos de tomar en serio que nosotros somos siervos suyos. Y tal es el mensaje
de Cristo: mostrándose en obras y palabras como verdadero Siervo de Dios mostró
con sus palabras y con sus obras que Dios es el Señor, es decir, mostró que
Dios reina; nos dejó ver el Reino de Dios.
Isaías, en la primera lectura de hoy, nos presenta un perfil de un
siervo de Dios. De todas las características que él menciona, detengámonos en
una, o mejor en la combinación de dos de ellas: compasivo y fuerte. No rompe la
caña resquebrajada y a la vez manifiesta firmemente el derecho. Entiende al
cansado pero no se cansa; acoge al caído mientras conserva su propio lugar y su
propia misión. ¡Admirable virtud, que bien vemos brillar en Jesucristo!
Del salmo 28 R/. Te
alabamos, Señor.
Hijos de Dios, glorifiquen al Señor, denle la gloria que merece. Postrados en
su templo santo, alabemos al Señor. R/.
La voz del Señor se deja oír sobre las aguas torrenciales. La voz del Señor es
poderosa, la voz del Señor es imponente. R/.
El Dios de majestad hizo sonar el trueno de su voz. El Señor se manifestó sobre
las aguas desde su trono eterno. R/.
Dios ungió con el Espíritu Santo a Jesús de
Nazaret.
Del libro de los Hechos de
los Apóstoles: 10, 34-38
En aquellos días, Pedro se dirigió a Cornelio y a los que estaban
en su casa, con estas palabras: "Ahora caigo en la cuenta de que Dios no
hace distinción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la
justicia, sea de la nación que fuere. Él envió su palabra a los hijos de
Israel, para anunciarles la paz por medio de Jesucristo, Señor de todos.
Ya saben ustedes lo sucedido en toda Judea, que tuvo principio en Galilea,
después del bautismo predicado por Juan: como Dios ungió con el poder del
Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y cómo éste pasó haciendo el bien, sanando a
todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Es un resumen de un sermón
de San Pedro en el momento que abre las puertas de la Iglesia al primer gentil: Cornelio. Momento, por tanto, trascendental
en la Historia Salvífica:
- La Era Mesiánica acaba
con la vieja discriminación entre judíos y gentiles. El Mesías ha sido enviado
como Luz de las naciones, libertador de todos los esclavos del pecado, Señor de
todos.
- Los vv 37-38 son una
clara alusión al Mesías- Siervo de Yahvé de Isaías: cuanto dijo el Profeta se
ha cumplido en Jesús: “Ungido de Espíritu Santo” (Is 42, 2);
“Elegido y muy amado” (Is 42, 1); “Maestro manso y humilde” (Is 42,
3); “Pasó haciendo el
bien”: “Libertador y Redentor de todos los oprimidos” (Is 42, 7).
- San Pedro nos concreta
cual sea la esclavitud de que nos libera Cristo: la del pecado: “Curando a los
oprimidos por el Diablo” (v 38). Es evidente que todas las opresiones son obras diabólicas. Y toda auténtica
libertad es don que debemos al “Siervo-Redentor”: el que nos ha liberado de
todas las servidumbres: del Maligno, de la Muerte, del Pecado; esta liberación
se actualiza en nosotros por el sacramento eucarístico; a la vez, la gracia salvífica
que nos da es en nosotros unción profética: luz y vigor, dinamismo y amor.
ACLAMACIÓN (Cfr. Mc 9, 7)
R/. Aleluya, aleluya.
Se abrió el cielo y resonó la voz del Padre, que decía: "Este es mi Hijo
amado; escúchenlo". R/.
Después del bautismo de Jesús, el cielo se
abrió.
Del santo Evangelio según
san Lucas: 3, 15-16. 21-2.
En aquel tiempo, como el pueblo estaba en expectación y todos
pensaban que quizá Juan el Bautista era el Mesías, Juan los sacó de dudas,
diciéndoles: "Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene otro más
poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él
los bautizara con el Espíritu Santo y con fuego".
Sucedió que entre la gente que se bautizaba, también Jesús fue bautizado.
Mientras este oraba, se abrió el cielo y el Espíritu Santo bajó sobre Él en
forma sensible, como de una paloma, y del cielo llego una voz que decía:
"Tú eres mi Hijo, el predilecto; en ti me complazco".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
En el Bautismo de Jesús en el Jordán y los prodigios celestes que
lo acompañan, ven los Evangelistas el inicio de la carrera Mesiánica de Jesús;
y sobre todo cómo la función Mesiánica de Jesús se orienta en las líneas de las
profecías del “Siervo de Yahvé”:
- Muy sorprendente es que Jesús se presente entre la turba de
pecadores a recibir el Bautismo de Juan, Bautismo para pecadores. Es aquel
misterio de solidaridad por el que Jesús ha tomado nuestra naturaleza: “en
carne semejante a la carne de pecado y víctima por el pecado” (Rom 8, 3). Y así
es el “Cordero de Dios que lleva sobre Sí el pecado del mundo” (Jn 1, 29), es decir:
“El Siervo de Yahvé que lleva sobre Sí nuestras miserias; tratado como impío
por nuestros crímenes, aplastado por nuestras iniquidades; el castigo de
nuestra salvación recae sobre Él; y por sus heridas somos curados” (Is 53, 5).
- Los prodigios que luego ocurren son el sello visible, la
confirmación sensible y milagrosa de la grandeza, y de la misión y función
mesiánica de Jesús. Se abren los cielos, es decir, Dios hace una teofanía o
revelación. El Espíritu Santo, en signo sensible (Paloma), desciende y reposa
sobre Jesús. Significa que Jesús-Mesías queda ungido y repleto del Espíritu
Santo para su función y misión de Doctor y Redentor (Is 61, 1). Su misión es
henchir de Espíritu Santo la nueva creación de Dios; formar la nueva familia de
los hijos de Dios.
- La voz celeste que le proclama: “Tú eres mi Hijo, el Amado, el
Predilecto”, nos indica como las profecías que nos prometían el “Siervo-
ElegidoRedentor”, todas convergen en Jesús. En Él se cumplen. San Mateo es el Evangelista
siempre interesado por hacernos ver cómo en Jesús se cumple» todo el A.T. Y con
ello no sólo intenta decirnos que todas las profecías, promesas y esperanzas se
han ya «cumplido», sino que, más aún: se han «plenificado»; es decir, han
alcanzado una plenitud tal que supera cuanto los mismos profetas y los hombres
todos pudieran imaginar ni desear. Aquí tenemos un ejemplo: el
«Siervo»-Redentor de las profecías es el «Hijo muy amado», el Unigénito de
Dios. La voz del Jordán (17), la del Tabor (17,5) y, sobre todo, la gloria de
la Resurrección y la Luz de Pentecostés nos iluminanlas profecías del «Siervo
de Yahvé».
*Aviso: El material que presentamos está tomado de José Ma. Solé
Roma (O.M.F.),'Ministros de la Palabra', , Herder, Barcelona 1979.
Credo
PLEGARIA UNIVERSAL
Unidos en la misma fe, presentemos al Padre
nuestras plegarias.
Después de cada petición
diremos:
Escúchanos, Padre, y aumenta
nuestra fe.
Por la
Iglesia, por todos los que creemos en Jesús y queremos seguirlo. Oremos.
Por los sacerdotes, llamados a dedicar su vida a anunciar el Evangelio de
Jesucristo. Oremos.
Por los que dudan de su fe, por los que están desanimados en su camino
cristiano. Oremos.
Por todas las personas de buena voluntad que trabajan y luchan por la justicia
y por la paz. Oremos.
Por los que en este domingo nos hemos reunido aquí para celebrar la Eucaristía
y compartir la mesa de Jesús. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra
oración, y ayúdanos a dar un buen testimonio de nuestra fe con toda nuestra
vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, los dones que te presentamos al conmemorar el
Bautismo y manifestación de tu Hijo amado, y conviértelos en aquel mismo
sacrificio con el que Cristo lavó misericordiosamente los pecados del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque quisiste rodear el bautismo de tu Hijo en el Jordán de signos
admirables a fin de poner de manifiesto el misterio del nuevo baño bautismal.
En efecto, hiciste oír tu voz desde el cielo para que creyéramos que tu Palabra
se encontraba presente entre los hombres y, por el Espíritu, que descendió en
forma de paloma, se manifestara que tu Siervo Jesús era ungido con el Óleo de
la alegría y reconociéramos en Él al Mesías, enviado a anunciar la Buena Nueva
a los pobres.
Por eso, a una con los espíritus celestes te alabamos constantemente en la
tierra diciendo: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
(Jn 1, 32. 34)
Este es aquel de quien Juan decía: Yo lo he
visto y doy testimonio de que es el Hijo de Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
A cuantos hemos participado del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
concédenos, Señor, escuchar con fe su palabra, para que así podamos llamarnos
hijos tuyos y serlo de verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA
NUESTRO TIEMPO.- La renovación del
universo, el cambio profundo y duradero en las relaciones entre personas y
sociedades es una aspiración constante para aquellos que no se han dejado
arrebatar la esperanza. Aunque se pregone que "la historia la escriben los
malos", es decir, los astutos y abusivos que se adueñan del poder, esto no
es del todo cierto. Hay otra cara de la realidad igualmente presente, la de la
cotidiana resistencia de la gente común y corriente que trabaja, se esfuerza,
reclama sus derechos y construye redes de solidaridad y servicio que promueven
el florecimiento de gestos e iniciativas de apoyo mutuo. Para nosotros los
cristianos esos gestos de vida compartida, son alentados por el impulso del
Espíritu que nos llena de la vida plena del Padre y nos anima a difundirla, con
gozo y esperanza. Las familias que acogen desinteresadamente a jóvenes
estudiantes y a voluntarios que realizan alguna experiencia formativa, los
hombres y mujeres que sirven y alimentan a los migrantes que cruzan por su
territorio, son algunos de los predilectos de Dios, que nos documentan que el
amor del Padre sigue vivo en medio de nosotros.