PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Daniel 7, 13‑14
Su dominio es eterno y no pasa
Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él.
Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
“CONTRA LAS PRETENSIONES DE DIVINIZARSE”
La liturgia de hoy vuelve a traernos a Daniel que se mueve en un ambiente de la cultura griega en donde hay poderosos que pretenden hacerse dioses y que se les rinda culto.
Frente a éstos, Daniel va mostrando otros aspectos del verdadero Dios que se contraponen a las actitudes de los que pretenden ser dioses y levantarse por encima de todos sus semejantes.
Por supuesto, esto hay que leerlo desde la situación en la que se escribe: se trata de una acción de resistencia, en donde no se puede hablar y en donde hay que tener un cuidado enorme con lo que se dice y a quién se le dice, por tanto, no es cuestión de ponernos a hacer análisis lingüístico, sino que se trata del recurso que utiliza el que escribe para poder llegar al pueblo, sin peligro de ser descubierto.
El autor quiere hacerle caer en la cuenta a los creyentes que, nada es eterno, solamente Dios, estos poderosos que se están queriendo proclamar dioses tienen los días contados, su estancia es efímera, su gloria dura un rato, pero no tiene comparación con la eternidad de Dios que siempre está a favor del oprimido y en contra del opresor y, eso si que no cambiará jamás. Al final, el triunfo es de quien se mantuvo fiel a Dios.
Salmo responsorial Sal 92, 1ab. 1c‑2. 5
R/. El Señor reina, vestido de majestad.
El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.
R/. El Señor reina, vestido de majestad.
Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.
R/. El Señor reina, vestido de majestad.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa, Señor,
por días sin término. R/.
R/. El Señor reina, vestido de majestad.
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro del Apocalipsis 1, 5‑8
El príncipe de los reyes de la tierra nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios
Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra.
Aquel que nos ama, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre.
A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Mirad: El viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentaran por su causa. Sí. Amén.
Dice el Señor Dios: *Yo soy el Alfa y la Omega , el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.+
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
“EL JUICIO DE DIOS YA SE ESTÁ DANDO”
Todo el libro del Apocalipsis que escribe Juan a la iglesia primera, que atraviesa unas condiciones durísimas y que, a esas condiciones, se unen los desalientos de los pobres que ya les faltan las fuerzas para mantenerse, y, lo más grave, los desertores que desde dentro de la comunidad siembran el desaliento y la confusión convirtiéndose en los que van rompiendo constantemente los cimientos de la esperanza , pues son adeptos a la bestia y misioneros de ella, Juan pide a la comunidad que se mantenga una actitud de alerta para desenmascararlos y no seguirlos, para mantenerse firmes en el mensaje de Jesús que ya ha resucitado y que todo esto tiene ya su signo de triunfo marcado.
Juan utiliza la historia para demostrar a las comunidades cómo las cosas se han venido sucediendo y siempre, después de la tormenta viene la calma en donde sale el sol y quedan al descubierto todas las maldades. No deben asustarse ni venirse abajo, lo que está sucediendo es lo que tiene que suceder para que se demuestre la maldad de los que están llamados al exterminio.
El final de todo esto ya está dado: Cristo ha resucitado y ha sido puesto a la derecha de Dios Padre. La verdad, la justicia la verán todos y tendrán que rendirse ante ella pues no podrá ocultarla nadie y “Todos los pueblos de la tierra se lamentaran por su causa”, pues aquellos que no quisieron aceptar la propuesta del reino de Dios, se verán despreciados del universo entero. El juicio de Dios es el juicio que el universo entero hará a aquellos que se convirtieron en exterminadores de la paz, y ese juicio se lo vienen haciendo ya, a medida que van siendo el obstáculo para el proyecto del reino que Cristo trajo para el mundo.
Aleluya Mc. 11, 9b‑10a
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 18, 33b‑37
Tú lo dices: soy rey
En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús:
-“¿Eres tú el rey de los judíos?”
Jesús le contestó:
-“¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?”
Pilato replicó:
-“¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?”
Jesús le contestó:
-“Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.”
Pilato le dijo:
-“Conque, ¿tú eres rey?”
Jesús le contestó:
-“Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.”
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
“¿A QUIÉN SEGUIMOS?”
Es muy interesante y sorprendente el relato que nos presenta S. Juan: podía haber presentado el relato de alguno de los interrogatorios que le hacen los representantes del poder judío a Jesús, sin embargo los pasa por alto y, en cambio, se detiene hasta con detalles en el interrogatorio que le hace Pilatos, el representante del poder del imperio al que su pueblo se ha vendido y lo presenta con una viveza impresionante.
Pilato le pregunta dos veces a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?” y es impresionante ver cómo Jesús, estando en esas circunstancias le indica a Pilato en lo que no consiste su reinado para que sea él mismo quien saque la conclusión: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.”. La conclusión queda en manos de Pilato para que él se defina: si se une a este reinado de la verdad o prefiere seguir unido al Cesar y, esta situación lo saca de sus casillas, pues tiene que reconocer que es un cobarde y se evade diciendo que la verdad es algo relativo; es exactamente lo mismo que le ocurre a todos los “progres” actuales: no aceptan la verdad como norma suprema y referente absoluto y, como Pilato, terminan replegándose a las conveniencias políticas del poder.
En ese personaje de Pilatos nos vemos hoy reflejados todos: La postura de Jesús es clara y tajante: “soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.”. Aquí no hay componendas de ningún tipo: o nos ponemos del lado de la VERDAD y de la JUSTICIA o nos adaptamos camaleónicamente como hacen los “Pilatos”, siempre amparados al árbol que mejor sombra da.
D. Melitón Bruque Garcia. Párroco de San José. Linares-