MONICIÓN DE ENTRADA
Recibid
nuestra más cálida bienvenida a la Eucaristía de este III Domingo de Pascua. Y
os saludamos con toda la alegría que esta Pascua nos transmite. Jesús ha
resucitado y ello es prueba de que el mundo está redimido, aunque a veces no lo
parezca. La alegría de la Pascua, la promesa de un futuro de gloria, paz y
amor, debe llenar nuestras vidas. Nuestra fe nos dice que es así. Jesús se
aparece a sus discípulos en Galilea, le reconocen y Pedro, tras su
arrepentimiento, recibe el encargo de afianzar a la Iglesia. Y eso mismo,
siguen haciendo sus sucesores. Así el Papa Francisco ha abierto un tiempo de
esperanza y humildad. Y ello en estos tiempos de zozobra y de ataques a la
Iglesia. Para afianzar es bueno recordar, y contemplar con los ojos del alma,
la escena de Jesús y Pedro a la orilla del Mar de Galilea. Qué la celebración
de la Pascua nos motive para iniciar la Eucaristía con gozo y alegría entonando
el canto de entrada…
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
1.- La primera lectura,
del Libro de los Hechos de los Apóstoles, nos hace preguntarnos qué lugar damos
al Señor en nuestra vida y si somos capaces de anteponer las exigencias del
evangelio a todo lo demás. Así lo hicieron los apóstoles ante las autoridades
religiosas, porque siempre hay que obedecer a Dios antes de los hombres.
S.- Este Salmo 29
originariamente era de agradecimiento al Señor por haber librado de grave
enfermedad a los fieles judíos. Después, y tras la victoria de los Macabeos se
utilizó como dedicación del Templo de Jerusalén. Para nosotros hoy tiene
resonancias de reconciliación ante pecados y faltas pasadas y la curación de
nuestras penas de antes.
2.-
Seguimos con la lectura del Libro del Apocalipsis donde se nos dice que: “Digno
es Cristo de recibir la sabiduría, el honor, la gloria, el poder y la
alabanza”; y eso nos da el conocimiento de que podremos sentir, siempre, a
Jesús a nuestro lado.
3.- Preparémonos a
escuchar el relato del Evangelista Juan sobre la aparición de Jesús Resucitado
junto al mar de Tiberíades. Es una escena muy bien narrada, con sentido
cinematográfico. Pongámonos junto a los apóstoles en el momento preciso que
reconocen a Jesús que les prepara el desayuno en la orilla. Y luego escuchemos
la conversación –muy dramática—entre Jesús y Pedro. Ojalá podamos sentirnos
como si allí estuviéramos.
Lectura de
Postcomunión
MONICIÓN
Bella,
vibrante, profunda es la oración que hoy nos trae el sacerdote navarro, Javier
Leoz. Escuchemos con atención.
¡POR TU NOMBRE, SEÑOR!
Mantendré
firme mi amor y fe en Ti
para,
luego, ser ardiente antorcha
que
irradie luz y paz allá donde me
encuentre
Mantendré
firme mi esperanza en Ti
para
que, el hombre que busca y no encuentra,
sepa
que en Ti encontrará siempre una
respuesta
¡POR
TU NOMBRE, SEÑOR!
Te
amaré hasta el final y, amándote como Tú
mereces,
sembraré
de fraternidad y de perdón mis caminos
de
alegría y de belleza los corazones de
los que te anhelan
de
regocijo y de seguridad
los
rostros cansados de tantos caminos
retorcidos
Amén
Exhortación de
despedida
Salgamos
del templo alegres, aunque el entorno no nos ayude a ello… La resurrección de
Jesús es tema de alegría total porque sabemos que el Resucitado lo hace todo
nuevo. Confiemos en la luz de la Pascua y dispongámonos a vivir tiempos
mejores.
MISA CON NIÑOS
Sección
realizada por las catequistas de la Parroquia de San Francisco de El Altet, en
Elche, Alicante, España, donde es párroco nuestro colaborador, don Pedro Juan
Díaz Zaragoza.
MONICIÓN DE ENTRADA
Buenos
días, hoy celebramos el tercer domingo de Pascua. El Señor ha resucitado y hoy
nos quiere animar a estar más alegres, a confiar mucho en Él, y a creer que con
su ayuda, hasta lo más inesperado puede convertirse en realidad. Hoy, Jesús nos
invita, por medio de su palabra a reconocerle vivo y resucitado, como les pasó
a los discípulos junto al lago. Podemos ver a Jesús resucitado en cada persona
si le tratamos como a un hermano, como Él nos enseñó. Con esta alegría de la
Pascua, vamos a comenzar nuestra celebración cantando.
PETICIONES DE PERDÓN
1. Por las veces que
condenamos a otros por sus actos, sin darnos cuenta que Dios nunca nos condena.
Señor, ten piedad.
2. Por todas las veces
que le mentimos a nuestros padres, profesores y amigos. Cristo, ten piedad.
3. Por todas las veces
que despreciamos a otros por ser diferentes a nosotros, sin darnos cuenta que
todos somos iguales para Dios. Señor ten piedad.
MONICIÓN A LA PRIMERA
LECTURA
En
esta lectura veremos como el Señor encomendó a los apóstoles la tarea de contar
al mundo que había resucitado. Y esto no era nada fácil, pues lo que el Señor
nos pide no siempre coincide con lo que nos piden o esperan de nosotros los
demás. Los apóstoles supieron elegir y dar ejemplo de confianza en Jesús,
obedeciendo a Dios antes que a los hombres. Vamos a escucharlo.
MONICIÓN A LA SEGUNDA
LECTURA
Escuchemos
esta segunda lectura con espíritu de oración, uniéndonos en la alabanza que San
Juan hace a Jesús resucitado. Y en el Evangelio, Jesús resucitado se aparece a
los apóstoles junto al lago y les convierte en misioneros de su Palabra y de su
resurrección. Escuchemos con atención.
PETICIONES
1. Por la Iglesia, para
que sea siempre la voz de los más desfavorecidos, de los que sufren y de
quienes son marginados; para que nunca se canse de denunciar su situación de
injusticia, ni de exigir la sensibilización del mundo hacia todos ellos.
Roguemos al Señor.
2. Para que todos:
gobernantes, políticos y toda la sociedad, dejemos de lado el pesimismo y
aprendamos a confiar y escuchar más los consejos que el Señor nos da, dejando
que sea él quien guíe nuestros pasos cuando nos vemos tan perdidos. Roguemos al
Señor.
3. Por todos nosotros,
para que sepamos obedecer a lo que el Señor nos pide antes que a las
necesidades de los hombres. Que ante las injusticias, las envidias y el rencor,
sepamos elegir el camino del amor sin condición hacia los demás. Roguemos al
Señor.
4. Por quienes se
sienten desanimados, defraudados o han perdido su camino, para que con ayuda
del Señor recobren la esperanza y la fe, siendo testigos de que con Jesús como
amigo, todo se puede. Roguemos al Señor.
5. Por los niños de
nuestra parroquia, especialmente por los que estamos a punto de hacer la
Primera Comunión, por los catequistas, por nuestros papás y mamás, para que
aprendamos a confiar en el Señor, ya que con su ayuda, conseguiremos construir
día a día un mundo un poquito mejor. Roguemos al Señor.
6. Por los niños del
colegio de las Carmelitas, en Bobonaro, en Timor Oriental, y por todas las
personas enfermas que acuden al Policlínico “Madre Elisea”, donde estas monjas
les atienden con mucho cariño, para que, con nuestra ayuda económica y nuestra
oración, lo puedan seguir haciendo cada día mejor. Roguemos al Señor.
OFRENDAS
•
Te ofrecemos Señor el vino y el pan, que se van a convertir en tu cuerpo y
sangre y en el mejor alimento para nuestra esperanza y nuestra fe.
•
Te ofrecemos Señor estos alimentos, para ayudar a las familias que lo
necesitan, a través de Caritas.
http://www.betania.es
