11 de septiembre de 2011

Domingo 24º del Tiempo Ordinario - Ciclo A


Contradicción atroz
Mt 18, 21-35
Nuestro Dios es el Dios del perdón y la misericordia. Perdona siempre a aquel que se arrepiente de verdad. Y nosotros, como hijos suyos, nos parecemos a Él. “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”. No puede ser de otra manera. Por eso Jesús dice que hemos de perdonar “hasta setenta veces siete”, es decir, siempre.
La parábola expresa la contradicción atroz en ese hombre a quien le ha sido perdonada una deuda inmensa, pero que no perdona a su compañero una cantidad insignificante, llegando incluso a meterle en la cárcel. Ahí estamos dibujados todos nosotros cada vez que nos negamos a perdonar. En el fondo, las dificultades para perdonar a los demás vienen de no ser conscientes de lo que se nos ha dado y de lo que se nos ha perdonado. El que sabe que le ha sido perdonada la vida es más propenso a perdonar a los demás.
El perdón de Dios es gratuito: basta que uno se arrepienta de verdad. También el nuestro ha de ser gratuito. Pero prestemos atención a la parábola: ¿con qué derecho puede acercarse a solicitar el perdón de Dios quien no está dispuesto a perdonar a su hermano? El que no quiere perdonar al hermano ha dejado de vivir como hijo; el que no está dispuesto a perdonar al otro está cerrado y es incapaz de recibir el perdón de Dios. (FGD)
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Ecli 36,18
Señor, concede la paz a los que esperan en ti, para que se compruebe la veracidad de tus profetas. Escucha la oración de tu servidor y la de tu pueblo Israel.
ACTO PENITENCIAL
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
·   Tú que nos ha venido a condenar, sino a perdonar. Señor, ten piedad.
·   Tú que ofreces tu perdón a condición de que también nosotros perdonemos. Cristo, ten piedad.
·   Tú que perdonas a quien mucho ama. Señor, ten piedad.
   GLORIA
ORACIÓN COLECTA
Míranos, Dios nuestro, creador y Señor del universo, y concédenos servirte de todo corazón, para experimentar los efectos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA Ecli 27, 30—28,7
Lectura del libro del Eclesiástico.
El rencor y la ira son abominables, y ambas cosas son patrimonio del pecador. El hombre vengativo sufrirá la venganza del Señor, que llevará cuenta exacta de todos sus pecados. Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados. Si un hombre mantiene su enojo contra otro, ¿cómo pretende que el Señor lo sane? No tiene piedad de un hombre semejante a él ¡y se atreve a implorar por sus pecados! Él, un simple mortal, guarda rencor: ¿quién le perdonará sus pecados? Acuérdate del fin, y deja de odiar; piensa en la corrupción y en la muerte, y sé fiel a los mandamientos; acuérdate de los mandamientos, y no guardes rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El autor del Eclesiástico es un “Sabio” de mediados del siglo III antes de Cristo. Su contenido algunos lo consideran como las enseñanzas del rey Salomón. Preanuncian el lenguaje de perdón de Jesús que se lee en el evangelio de este domingo.
SALMO Sal 102, 1-4. 9-12
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. R.
No acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
SEGUNDA LECTURA Rom 14,7-9
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor: tanto en la vida como en la muerte, pertenecemos al Señor. Porque Cristo murió y volvió a la vida para ser Señor de los vivos y de los muertos.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
En consonancia con el evangelio, la carta a los Romanos expresa que la raíz del amor y del perdón está en Cristo.
ALELUYA Jn34
Aleluya. “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, así como Yo los he amado”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mt 18,21-35
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Se acercó Pedro y dijo a Jesús: “Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” Jesús le respondió:
“No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: “Dame un plazo y te pagaré todo”. El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: “Págame lo que me debes”. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó:
“Dame un plazo y te pagaré la deuda”. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: “Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?” E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
La venganza era una ley y el perdón resultaba inconcebible. En este contexto, Jesús responde a Pedro enseñándole que Dios siempre está dispuesto a perdonar... Se vale del “cuento” de los deudores. Esa deuda era impagable y el acreedor tenía incluso derecho sobre la familia del deudor. No obstante, escucha y perdona todo. ¿Hemos perdonado de verdad? o ¿Somos incapaces de perdonar las deudas más insignificantes?
CREDO
·   Para que la Iglesia brille por la práctica de la acogida y comprensión. Oremos.
·   Para que creamos que el perdón nos hace más humanos. Oremos.
·   Para que seamos capaces de pedir perdón y generosos para darlo. Oremos.
·   Para que desaparezca el espíritu de venganza y violencia entre familias y pueblos enfrentados. Oremos.
·   Para que en nuestra comunidad parroquial podamos celebrar la reconciliación entre personas y grupos desunidos. Oremos.
ORACION DE LOS FIELES
S. Que tu misericordia convierta nuestro corazón y nos haga valientes para perdonar y humildes para pedir perdón. Por Jesucristo nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Escucha nuestras súplicas, Señor, y recibe con bondad la ofrenda de tu pueblo, para que los dones presentados en honor de tu nombre sirvan para la salvación de todos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Sal 38
¡Qué inapreciable es tu misericordia, Señor! Los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Dios nuestro, que el don celestial que hemos recibido impregne nuestra alma y nuestro cuerpo, para que nuestras obras no respondan a impulsos puramente humanos sino a la acción de este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.