ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 73,20.19.22.23
Acuérdate, Señor, de tu alianza, y no olvides para siempre a tus pobres Levántate, Señor, defiende tu causa y no desoigas el clamor de los que te invocan.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, a quien, movidos por el Espíritu Santo, nos animamos a llamar Padre; confirma en nuestros corazones la condición de hijos tuyos, para que podamos entrar en la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Jos 24,14-29
Lectura del libro de Josué.
Josué habló al pueblo diciendo: «Teman al Señor y sírvanlo con integridad y lealtad; dejen de lado a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del Río y en Egipto, y sirvan al Señor. Y si no están dispuestos a servir al Señor, elijan hoy a quién quieren servir: si a los dioses a quienes sirvieron sus antepasados al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país ustedes ahora habitan. Yo y mi familia serviremos al Señor». El pueblo respondió: « Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses. Porque el Señor, nuestro Dios, es el que nos hizo salir de Egipto, de ese lugar de esclavitud, a nosotros y a nuestros padres, y el que realizó ante nuestros ojos aquellos grandes prodigios. Él nos protegió en todo el camino que recorrimos y en todos los pueblos por donde pasamos. Además, el Señor expulsó delante de nosotros a todos esos pueblos y a los amorreos que habitaban en el país. Por eso, también nosotros serviremos al Señor, ya que Él es nuestro Dios». Entonces Josué dijo al pueblo: «Ustedes no podrán servir al Señor, porque Él es un Dios santo, un Dios celoso, que no soportará ni las rebeldías ni los pecados de ustedes. Si abandonan al Señor para servir a dioses extraños, El, a su vez, los maltratará y los aniquilará, después de haberles hecho tanto bien». Pero el pueblo respondió a Josué: «No; nosotros serviremos al Señor». Josué dijo al pueblo: «Son testigos contra ustedes mismos, de que han elegido al Señor para servirlo». «Somos testigos», respondieron ellos. Josué replicó: « Entonces dejen de lado los dioses extrañes que hay en medio de ustedes, e inclinen sus corazones al Señor, el Dios de Israel». El pueblo respondió a Josué: «Nosotros serviremos al Señor, nuestro Dios, y escucharemos su voz». Aquel día Josué estableció una alianza para el pueblo, y les impuso una legislación y un derecho, en Siquém. Después puso por escrito estas palabras en el libro de la Ley de Dios. Además tomó una gran piedra y la erigió allí, al pie de la encina que está en el Santuario del Señor. Josué dijo a todo el pueblo: «Miren esta piedra: ella será un testigo contra nosotros, porque ha escuchado todas las palabras que nos ha dirigido el Señor; y será un testigo contra ustedes, para que no renieguen de su Dios». Finalmente, Josué despidió a todo el pueblo, y cada uno volvió a su herencia. Después de un tiempo, Josué, hijo de Nun, el servidor del Señor, murió a la edad de ciento diez años.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
La conquista de la tierra de promisión no expulsó a los lugareños ni erradicó sus costumbres. Quedaban los ídolos que facilitaban un culto sin exigencias y muchos israelitas se convirtieron en sus clientes. Josué pone al pueblo ante una disyuntiva: esforzarse por conquistar la perfección moral o el cómodo rodar cuesta abajo tras los ídolos y las inevitables consecuencias.
SALMO Sal 15, 1-2. 5. 7-8. 11
R. ¡Tú eres mi herencia, Señor!
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Señor: «Señor, Tú eres mi bien». El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡Tú decides mi suerte! R.
Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré. R.
Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha. ¡Tú eres mi herencia, Señor! R.
ALELUYA Cfr. Mt 11,25
Aleluya. Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque revelaste los misterios del Reino a los pequeños. Aleluya.
EVANGELIO Mt 19, 13-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Trajeron a unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les dijo: “Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos”. Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Cuando el gran Juan Pablo II, viajaba por el mundo, confirmando en la fe, a los cristianos de todas las Iglesias locales en los diferentes países, parecía indiferente ante el entusiasmo de los que lo aclamaban, pero no sucedía así cuando le presentaban niños para que los bendijera. A ellos besaba, acariciaba y bendecía. El gesto no es más que un eco de la conducta observada por Jesús mismo. Los celosos discípulos velaban por la tranquilidad del Maestro y se molestaban contra las mamás que presentaban a sus niños. «Dejen a los niños y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos», es la norma y la decisión del Maestro.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Padre de bondad, acepta los dones que misericordiosamente has dado a tu Iglesia y que, con tu poder, conviertes en sacramento de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Jn 6, 51
Dice el Señor: el pan que yo daré, es mi carne para la vida del mundo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, que la comunión de tus sacramentos nos alcance la salvación y nos confirme en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.