Santos: Epafrodito de Filipos, laico; Zacarías, Papa; Lea de Roma, laica. Feria (Morado)
CONFÍEN EN MIS OBRAS
Jr 20, 10-13; Jn 10, 31-42
Las lecturas emparejan a Jeremías y Jesús en su condición de figuras proféticas perseguidas. La fortaleza y la confianza de uno y otro, asombran a los lectores cristianos que vivimos una existencia exenta de riesgos y dificultades. La fidelidad a Dios acarrea algún tipo de adversidad o contratiempo a quienes viven congruentemente su fe. Jeremías cuestionó duramente la religiosidad mezquina y las diversas formas de idolatría y anunció la ruina de los nacionalistas alienados, que habían convertido a Jerusalén y al templo, en una especie de talismán. El Señor Jesús confrontaba a los defensores acérrimos de la ley, a la vez que les proponía abrir el corazón al mensaje de la vida verdadera que él testimoniaba. Los dirigentes religiosos de Israel juzgaron inadmisible dicho mensaje y buscaron infructuosamente silenciarlo, hasta que finalmente lo condenaron a muerte.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 30, 10. 16. 18)
Ten piedad de mí, Señor, porque estoy en peligro, líbrame de los enemigos que me persiguen; Señor, que no me decepcione yo de haberte invocado.
ORACIÓN COLECTA
Perdona, Señor, nuestras culpas y que tu amor y tu bondad nos libren del poder del pecado, al que nos ha sometido nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
El Señor está a mi lado como guerrero poderoso.
Del libro del profeta Jeremías: 20, 10-13
En aquel tiempo, dijo Jeremías: "Yo oía el cuchicheo de la gente que decía: 'Terror por todas partes. Denunciemos a Jeremías, vamos a denunciarlo'. Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos, esperaban que tropezara y me cayera, diciendo: 'Si se tropieza y se cae, lo venceremos y podremos vengarnos de él'.
Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado; por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo; quedarán avergonzados de su fracaso y su ignominia será eterna e inolvidable.
Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo y conoces lo más profundo de los corazones, haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.
Canten y alaben al Señor, porque Él ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Contexto:
-A Jeremías le toca vivir una etapa muy revuelta: el imperio asirio ha sido
derrocado y surge un nuevo poder, el babilónico. Todos estos vaivenes se dejan
sentir en el reino de Judá tanto a nivel político (sometimiento del rey Joaquín
a Nabucodonosor) como a nivel religioso: de la gran reforma religiosa de Josías
(a. 622) se pasa a una etapa religiosa sincretista bajo el reinado de Joaquín.
-En
el relato de su vocación leemos que Jeremías ha recibido del Señor la misión de
"arrancar y arrasar.., destruir y demoler..." (1, 10). Por eso
denuncia la superficialidad del culto israelítico al igual que la pretensión
del pueblo y del rey de rebelarse contra el "poderoso". El profeta,
en el atrio del templo, pronuncia un discurso muy comprometido (25, 1-14) y es
encarcelado por el sacerdote Pasjur, jefe de policía (19, 14-20, 6; 29, 26...).
¡En aras del orden se prohíbe escuchar la palabra de Dios en el templo! A
Jeremías se le veta la entrada (36, 5), acusado de no patriota y alta traición.
Texto:-
Nuestro texto forma parte de las secciones denominadas "confesiones de
Jeremías" (11, 18-23; 12, 1-6; 15, 10-12; 17, 2-18; 18, 18-23; 20, 7-18)
en las que el alma lírica del profeta muestra su gran dolor ante la calumnia y
persecución. Es el grito agudo que revela el desgarro interior; Jeremías, al no
instrumentalizar la palabra divina dando el parabién al rey, ministros y
pueblo, sufre:
a)
por causa de Dios: Jeremías no escoge su ministerio, sino que el Señor le llama
(1, 6) y le arrastra sin poder escaparse (20,7). Por fiarse de Dios es objeto
de escarnio y de burla por parte de sus conciudadanos. Jeremías acusa a Dios de
seducción, de violación, como joven engañada y abandonada (Ex. 22, 15).
b)
por causa de los hombres: La comprensión superficial del mensaje produce el
rechazo de lo profético. Sus paisanos se burlan de él pronunciando sus mismas
palabras. Al profeta le agradaría mucho más halagar a los suyos: "edificar
y plantar" (1, 10). Por eso llega a la conclusión de cesar en su misión
profética; sin embargo, no puede renunciar al volcán de la palabra divina que
arde en su interior (v. 9).
-Y
en medio del lamento un cambio repentino aparece en el texto (vs. 11-13); a
pesar de todos los sufrimientos, el profeta:
a)
Confía en Dios (v. 11), Jeremías está convencido de que lucha al lado del más
fuerte (imagen de Dios como soldado). El lamento está cargado de confianza. b)
Pide que triunfe la causa de Dios (v.12). La confianza en la victoria es origen
de su oración. Pide justicia divina y no revancha humana.
c)
Invita a la alabanza (v. 13) porque está seguro del triunfo de Dios. El
profeta, porque espera, anticipa la acción de gracias.
Reflexiones:
- Ser profeta, nadar contra corriente, no es tarea fácil. Violado por Dios será
oprobio y desprecio del pueblo (vs. 7. 8. 10). Es la triste paga del mensajero
divino de todos los tiempos (cfr. Am 7, 10-7; Hech. 16, 24). El Señor promete
su asistencia y protección, pero no el triunfo y la gloria.
-Todo
el pueblo de Dios es profético. La estructura de nuestro relato descubre la
actitud de todo creyente; ante las dificultades que implica el mensaje de
Jesús, el cristiano:
a)
Se queja ante Dios: "Me sedujiste..., me forzaste, me violaste..."
(v. 7a).
b)
Se siente ridículo ante sus vecinos: "Yo era el hazmerreír todo el día,
todos se burlaban de mí..., la palabra del Señor se me volvió escarnio y burla
constantes..." (7b-10).
c)
Pero su respuesta debe ser una actitud de fe (v.12) que conduce a la alabanza
(v.13).
A.
GIL MODREGO
DABAR
1987/34
Del salmo 17 R/. Sálvame, Señor, en el peligro.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera. R/.
Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo. R/.
Olas mortales me cercaban, torrentes destructores me envolvían; me alcanzaban las redes del abismo y me ataban los lazos de la muerte. R/.
En el peligro invoqué al Señor, en mi angustia le grité a mi Dios; desde su templo, Él escuchó mi voz y mi grito llegó a sus oídos. R/.
ACLAMACIÓN (Cfr. Jn 6, 63. 68) R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.
Intentaron apoderarse de Él, pero se les escapó de las manos.
Del santo Evangelio según san Juan: 10, 31-42
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos cogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: "He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?".
Le contestaron los judíos: "No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios". Jesús les replicó: "¿No está escrito en su ley: Yo les he dicho: Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede equivocarse), ¿cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: 'Soy Hijo de Dios'? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre". Trataron entonces de apoderarse de Él, pero se les escapó de las manos.
Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí. Muchos acudieron a Él y decían: "Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan decía de éste, era verdad". Y muchos creyeron en Él allí.
Palabra del Señor.Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
En
el evangelio de hoy, nos encontramos de nuevo ante el complot que, esos días,
se trama contra Jesús y que acabará en su arresto.
La
figura de Jeremías y su plegaria, evocan un contexto equivalente.
-Escucho
los denuestos de la muchedumbre.
Jeremías.
Jesús.
Dos
justos que sufren.
Es
el misterio del Cuerpo Místico de Cristo: nosotros, pobres seres humanos, somos
los «miembros del Cuerpo de Cristo» de Cristo sufriente, perseguido. Jeremías
perseguido, era ya Jesús perseguido.
En
todo hombre que sufre, en todo "hombre de dolor", ayúdanos, Señor, a
ver tu faz... y a la vez creeremos «que sufren contigo»... y «que resucitarán
también contigo» (Rm 6-8)
Pero
también, todo hombre que sufre me ayuda a ver el rostro de Jesús. Un hombre
escarnecido, abucheado por la multitud, traicionado por sus amigos, puede hacer
que capte yo mejor lo que sucedió con Jesús.
-«¡Terror
por doquier! ¡Denunciadle! ¡Denunciémosle!»
Efectivamente,
Jesús vivió momentos de esa índole.
Momentos
de "terror". El hombre acorralado.
Cercana
ya la Semana Santa, no debemos tratar de evitar esa contemplación. Es preciso
procurar imaginarnos el clima que se iba desarrollando alrededor de Cristo, y
que forzosamente repercutía en su alma. No podemos pensar que se dejara abatir
por el desánimo... y sin embargo era un hombre del cual el evangelio mismo deja
entrever su hastío y su profunda pena.
-Todos
aquellos que eran mis amigos...
Esta
fue una de las mayores penas de Jesús: el abandono de sus amigos... su
cobardía.
Me
detengo para contemplar los sentimientos de Jesús.
Trataré
de vivir más íntimamente contigo, la semana próxima.
-Pero
el Señor está conmigo...
La
intimidad con Dios, en las horas más graves es el único recurso. Concédeme esta
gracia en medio de mis propias angustias y a la hora de mi muerte. Concede esa
gracia a todos los que están "aplastados".
Incluso
ese consuelo puede fallar: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
-A
ti he confiado mi causa.
«Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu...»
A
todo hombre le llega el encontrarse, algún día, en esa situación extrema. Eso
puede provenir de nuestros propios pecados, de nuestros límites humanos...
Puede proceder de los pecados de los demás, cuyas consecuencias sufrimos...
La
desgracia no prueba que se ha cometido el mal y que de él sea el castigo. Esta
explicación seria demasiado sencilla. De hecho Jesús era perfectamente «justo»
e «inocente» y sería descabellado pensar que su Padre fue quien le impuso en su
situación de crucificado.
No
fue así. Sino que, en su situación extrema de crucificado, que procedía del
pecado de los hombres, Jesús «confió su causa a Dios... se puso en sus manos».
NOEL
QUESSON
PALABRA
DE DIOS PARA CADA DIA 3
PRIMERAS
LECTURAS PARA ADVIENTO - NAVIDAD
CUARESMA
Y TIEMPO PASCUAL
EDIT.
CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 158 s
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que tu ayuda, Padre misericordioso, nos haga dignos de acercarnos a tu altar, a fin de que la asidua participación en este sacrificio nos obtenga la salvación.Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de la Pasión del Señor
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (1 P 2, 24)
En su propio Cuerpo, Cristo subió nuestros pecados a la cruz para que, muertos a nuestros pecados, empecemos una vida santa. En esta forma, por medio de sus heridas, hemos sido curados.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que la fuerza de este sacramento que nos une a ti, Señor, no nos abandone nunca y aleje siempre de nosotros todo mal. Por Jesucristo, nuestro Señor.