13 de marzo de 2013

Cuaresma, Semana No. 4, Miércoles. Ciclo C.



Santos: Rodrigo y Salomón de Córdoba, mártires; Eufrasia de Turquía, religiosa. Beato Agnelo de Pisa, presbítero. Feria (Morado)

LOS CONDUCE EL QUE LOS COMPADECE
Is 49,8-15; Jn 5,17-30
La compasión que Dios ofrece por mediación del profeta Isaías no es la lástima humillante. Es la intervención solidaria otorgada a un pueblo que está al límite de sus fuerzas. Dios no suplanta la responsabilidad humana ni cancela la iniciativa de quien busca su propia emancipación. La situación del pueblo desterrado hacía viable la intervención divina. Ciro, rey de Persia será el artífice de la compasión divina, permitiendo el regreso y la repatriación del pueblo israelita exiliado. En esa misma dinámica el Señor Jesús propone un camino de renovación personal profunda. Quien acoge el mensaje de vida que Él propone experimenta una transformación decisiva: pasa de los ánimos y los instintos egoístas que terminan dando muerte, al camino de la vida plena que no termina. La oferta de vida plena no se impone violentamente al discípulo. Quien acoge la Palabra que da vida, asume una opción libre y responsable puesto que permite que el impulso del Espíritu reoriente y humanice su persona.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 68, 14)
Ahora, Señor, que estás dispuesto a escucharme, elevo a ti mi súplica: Respóndeme, Dios mío, según tu gran amor y tu fidelidad a las promesas.

ORACIÓN COLECTA
Señor, tú que recompensas al justo y perdonas al pecador que se arrepiente, ten piedad de nosotros, para que la humilde confesión de nuestras faltas nos obtenga tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA
Te constituí como alianza para el pueblo, para restaurar la tierra.

Del libro del profeta Isaías: 49, 8-15

Esto dice el Señor: "En el tiempo de la misericordia te escuché, en el día de la salvación te auxilié. Yo te formé y te he destinado para que seas alianza del pueblo: para restaurar la tierra, para volver a ocupar los hogares destruidos, para decir a los prisioneros: 'Salgan', y a los que están en tinieblas: 'Vengan a la luz'.

Pastarán de regreso a lo largo de todos los caminos, hallarán pasto hasta en las dunas del desierto. No sufrirán hambre ni sed, no los afligirá el sol ni el calor, porque el que tiene piedad de ellos los conducirá a los manantiales. Convertiré en caminos todas las montañas y pondrán terraplén a mis calzadas. Miren: éstos vienen de lejos; aquellos, del norte y del poniente, y aquellos otros, de la tierra de Senim". Griten de alegría, cielos; regocíjate, tierra; rompan a cantar, montañas, porque el Señor consuela a su pueblo y tiene misericordia de los desamparados.
"Sión había dicho: 'El Señor me ha abandonado, el Señor me tiene en el olvido'. ¿Puede acaso una madre olvidarse de su criatura hasta dejar de enternecerse por el hijo de sus entrañas? Aunque hubiera una madre que se olvidara, yo nunca me olvidaré de ti", dice el Señor todopoderoso. 

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Comentario:
El amor maternal de Dios

Hoy hemos oído uno de los pasajes más bellos del Antiguo Testamento. Dios declara y describe su amor tomando la tierna imagen del amor de una madre.

Descubramos en este solo hecho cuánto se equivocan los que nos han dicho que el Dios del Antiguo Testamento es un Dios que sólo sabe de guerras, iras, castigos y justicia implacable. Ya el hereje aquel, Marción, quiso oponer el Dios del Nuevo Testamento y el Dios del Antiguo Testamento, y quiso que pensáramos que la gracia y el amor no son la culminación sino la contradicción de lo que Dios había hecho con los patriarcas, los profetas, y los reyes.

La realidad es muy distinta: Dios declaró su amor desde antiguo y no lo ocultó a nuestros padres en la fe. ¿Por qué entonces no aceptaron ellos ese plan? ¿Por qué fue entonces necesaria la venida del Mesías y su dolorosa pasión? Tales preguntas nos conducen a misterios inescrutables, aunque hay cosas que alcanzamos a entender.

La gran novedad del Nuevo Testamento no es que Dios nos hable de su amor sino que infunda ese mismo amor en nosotros a través del Don de su Espíritu. Santo Tomás dice que lo nuevo del Nuevo Testamento es la efusión del Espíritu Santo, que fue posible cuando la barrera que nos separaba de Dios, a saber, el pecado, fue destruida por el sacrificio de amor de Cristo en la Cruz. Sólo por el dolor de amor de Cristo, ofrecido en reparación de nuestras culpas, hay una grieta por la que ha podido entrar con ímpetu maravilloso el Espíritu de Dios para decir, en el secreto de nuestro corazón que sí, que es verdad, que nos ama.


Del salmo 144 R/. El Señor es compasivo y misericordioso.

El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/. 

El Señor es siempre fiel a sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia. R/.
Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No está lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor, de quien lo invoca. R/.



ACLAMACIÓN (Jn 11, 25. 26) R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí no morirá para siempre. R/.

Como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así el Hijo da la vida a quien Él quiere dársela.

Del santo Evangelio según san Juan: 5, 17-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos (que lo perseguían por hacer curaciones en sábado): "Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo". Por eso los judíos buscaban con mayor empeño darle muerte, ya que no sólo violaba el sábado, sino que llamaba Padre suyo a Dios, igualándose así con Dios. Entonces Jesús les habló en estos términos: "Yo les aseguro: El Hijo no puede hacer nada por su cuenta y sólo hace lo que le ve hacer al Padre; lo que hace el Padre también lo hace el Hijo. El Padre ama al Hijo y le manifiesta todo lo que hace; le manifestará obras todavía mayores que éstas, para asombro de ustedes. Así como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a quien Él quiere dársela. El Padre no juzga a nadie, porque todo juicio se lo ha dado al Hijo, para que todos honren al Hijo, como honran al Padre. El que no honra al Hijo tampoco honra al Padre. Yo les aseguro que, quien escucha mi palabra y cree en el que me envió, tiene vida eterna y no será condenado en el juicio, porque ya pasó de la muerte a la vida. Les aseguro que viene la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la hayan oído vivirán. Pues así como el Padre tiene la vida en sí mismo, también le ha dado al Hijo tener la vida en sí mismo; y le ha dado el poder de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No se asombren de esto, porque viene la hora en que todos los que yacen en la tumba oirán mi voz y resucitarán: los que hicieron el bien para la vida; los que hicieron el mal, para la condenación. Yo nada puedo hacer por mí mismo. Según lo que oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió". 
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
"Vino a los suyos..."

El evangelio de hoy nos acerca, por contraste, a una realidad muy dura. Durante varios días y casi hasta el final de la cuaresma vamos a escuchar pasajes del Evangelio de Juan en que aparece la confrontación creciente entre Jesús y las autoridades judías de su tiempo. Veremos ensombrecerse de tristeza y dolor el rostro de Cristo, como en una anticipación de las horas de la pasión. Lo más bello, sin embargo, es descubrir en medio de discusiones difíciles y amargas, cómo se va revelando la estrecha relación entre el Padre y el Hijo.

En el caso de hoy, por ejemplo, Jesús muestra la potestad que ha recibido y cómo su manera de ser no es otra cosa que la presencia del ser y quehacer del Padre entre nosotros. O con otro lenguaje: con lo que es y con lo que hace Jesucristo REVELA al Padre.

Afirmaciones que no debemos dejar perder del texto de hoy: "Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo"; "lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo"; "el Padre ama al Hijo y le manifiesta todas sus obras"; "El Padre no juzga a nadie, sino que le ha dado al Hijo todo el poder de juzgar; y quiere que todos den al Hijo el mismo honor que dan al Padre"; "así como el Padre tiene el poder de dar la vida, ha dado al Hijo ese mismo poder"; "no pretendo actuar según mi voluntad, sino que cumplo la voluntad del que me envió". ¡Hemos de hacer oración de comtemplación estas frases!



ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que el poder de este sacrificio elimine Señor, en nosotros las consecuencias del pecado y nos haga crecer en santidad de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V de Cuaresma.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 3, 17)
Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

No permitas, Señor, que el sacramento que hemos recibido, vaya a ser motivo de condenación, pues tu providencia lo ha instituido para salvación nuestra.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.