23 de febrero de 2013

Sábado de la 1ª semana de Cuaresma. Ciclo C



Santos: Policarpo de Esmirna, mártir; Milo de Benevento, obispo. Beata Rafaela Ybarra, fundadora.

Vísperas I del domingo: 2a semana del Salterio. Tomo II: pp. 1201, 3 y 116. Para los fieles: pp. 555 y 178. Edición popular: pp. 108 y 430. Feria (Morado)

DE LA SOLIDARIDAD CERRADA AL AMOR UNIVERSAL
Dt 26,16-19; Mt 5,43-48
El proyecto social que sustenta la alianza establecida entre Dios e Israel tiene límites y alcances precisos. Para ser partícipe de los derechos y deberes, de los beneficios y la protección que garantizan los mandatos acordados entre Dios y su pueblo, era necesario estar inserto de alguna manera en la comunidad de Israel, así fuera como israelita de nacimiento o como residente, asociado al proyecto fraterno y justo dado por Dios. La obligación de amar y auxiliar al prójimo terminaba donde concluían las fronteras de Israel. En el texto del Evangelio, Jesús ensancha el alcance de la misericordia y la compasión divinas. Dios ama sin distingos a justos y pecadores, a israelitas y no judíos, a propios y extraños. En consecuencia, aquellos que confesamos a Dios como nuestro Padre, hemos de consolidar unas actitudes incluyentes hacia todas las personas. Una generosidad motivada por el trueque o la intención de recuperar los beneficios previamente otorgados, rayaría en sectarismo o conductas mafiosas.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 18, 8)
La ley del Señor es perfecta y reconforta el corazón; el testimonio del Señor es veraz y vuelve sabios a los sencillos.

ORACIÓN COLECTA
Señor y Padre eterno, haz que se conviertan a ti nuestros corazones a fin de que, viviendo consagrados enteramente a tu servicio, te busquemos siempre a ti y nos dediquemos a la práctica de las obras de misericordia. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA
Serás un pueblo consagrado al Señor, tu Dios.

Del libro del Deuteronomio: 26, 16-19

En aquel tiempo, habló Moisés al pueblo y le dijo: "El Señor, tu Dios, te manda hoy que cumplas estas leyes y decretos; guárdalos, por lo tanto, y ponlos en práctica con todo tu corazón y con toda tu alma.

Hoy has oído al Señor declarar que Él será tu Dios, pero sólo si tú caminas por sus sendas, guardas sus leyes, mandatos y decretos, y escuchas su voz.

Hoy el Señor te ha oído declarar que tú serás el pueblo de su propiedad, como Él te lo ha prometido, pero sólo si guardas sus mandamientos. Por eso Él te elevará en gloria, renombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho y tú serás un pueblo consagrado al Señor, tu Dios, como Él te lo ha prometido".

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Comentario:
Las Dos Noches de Abrahán

En medio de la noche, Dios lleva a Abrahán, primero a la contemplación de la grandeza de sus promesas y luego al reconocimiento de la propia nada.

Porque hay aquí la historia de dos noches. Una, la de contar las estrellas; otra, la de permanecer semiaterrorizado ante los trozos de carne despedazada. Esta segunda escena, bueno es aclararlo, nos remite al modo en que solían celebrarse las alianzas entre jefes de tribus o clanes, en aquella época: los que sellaban alianza pasaban por en medio de los animales despedazados y juraban, cada uno por los propios dioses, que querían un destino semejante si llegaban a incumplir las promesas hechas.

Si lo miramos bien, estas dos noches, la de la admiración y la del espanto, se corresponden bien con esas dos dimensiones que la antropología moderna ver en el hecho religioso: "fascinante" y "tremendo." Belleza que encanta y abismo que espanta; sublime ternura de un Dios que enciende la esperanza y temeraria audacia de un mortal que conversa y peregrina de cara a su Dios. Tal es la alianza; tal es la cuaresma.



Del salmo 118 R/. Dichoso el que cumple la voluntad del Señor.

Dichoso el hombre de conducta intachable, que cumple la ley del Señor. Dichoso el que es fiel a sus enseñanzas y lo busca de todo corazón. R/.

Tú, Señor, has dado tus preceptos para que se observen exactamente. Ojalá que mis pasos se encaminen al cumplimiento de tus mandamientos. R/.

Te alabaré con sincero corazón, cuando haya aprendido tus justos mandamientos. Quiero cumplir tu ley exactamente. Tú, Señor, no me abandones. R/.


ACLAMACIÓN (2 Co 6, 2) R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación. R/.



Sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto.

Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 43-48

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.

Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto". 

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Comentario:
La Transfiguración

Con mayor gusto damos hoy la palabra a nuestro hermano de comunidad, Fr. José Ma. Prada, O.P., en su reflexión sobre el evangelio de la Transfiguración.

El Maestro, con el que habían vivido durante tres años sus discípulos, exteriormente era un hombre como los demás palestinos de su época, No era ni más grande ni más pequeño, con el color bronceado de la piel, como correspondía a los habitantes del desierto, con ojos talvez castaños, con las mismas necesidades y flaquezas humanas, menos el pecado. Era tan parecido a sus discípulos, que Judas, para identificarlo en el huerto, tuvo que dar una señal:: “Aquel a quien yo besare, ese es”. Sin embargo, en su interior, se diferenciaba substancialmente de los demás hombres porque era el Verbo de Dios encarnado, era Dios y hombre. Pero esto era una realidad oculta, un misterio que solamente se descubría por revelación del Padre, como se lo dijo a Pedro. Ni siquiera los demonios llegaron a saber a ciencia cierta quien era, porque de lo contrario, no lo hubieran llevado a la cruz porque allí sufrieron su derrota.

En la transfiguración mostró Jesús a sus discípulos, por un instante, su verdadera personalidad, su gloria, su belleza divina, oculta hasta esos momentos en su humanidad. Su rostro brillaba como el sol y sus vestidos blancos como la nieve. Allí aparecen también Moisés y Elías para presentarlo como el Mesías, mucho más poderoso que ellos y al que habían anunciado tantos años antes. Le hablaban de su próxima muerte ignominiosa. En ese instante, una nube densa lo cubrió como fue cubierta el arca de la alianza, como signo de la presencia de la divinidad. Y así lo entendieron los tres discípulos al arrojarse sobre la tierra, temblorosos por la cercanía de Dios.

Esta revelación fue confirmada por el Padre celestial: “este es mi Hijo muy amado, escuchadlo”. Con estas palabras, el mismo Padre da testimonio de la mesianidad de su Hijo. Ese hombre que verán traicionado, sentenciado, azotado, coronado de espinas, escupido, llevando la cruz a cuestas hacia el calvario y muerto en la cruz, ese era el Hijo de Dios.

Estos tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan, se volverán a encontrar solos con Jesús, en el huerto de Getsemaní, tan desconcertados como lo están ahora. Entonces no entenderán absolutamente nada. Se olvidaron totalmente de la epifanía del monte. Solamente después de la resurrección de Jesús, empezarán a entender estos misterios; y es que los misterios de Jesús, sólo se podrán entender a la luz de la pascua y con la fuerza del Espíritu Santo.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que la celebración de este sacramento nos purifique, Señor, de nuestras faltas y nos haga dignos de participar de tu Eucaristía. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-V de Cuaresma.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt 5, 48)
Sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Ayuda, Señor, y reconforta siempre a estos hijos tuyos, a quienes has iluminado con tu palabra y alimentado con tu sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.