27 de enero de 2013

Domingo 3º del Tiempo Ordinario - Ciclo C




III DOMINGO ORDINARIO

Santos: Ángela de Merici, fundadora, Vitaliano I, Papa y Enrique de Ossó, fundador. (Verde)

EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI
Ne 8,2-4. 5-6. 8-10; 1 Co 12,12-30; Lc 1,1-4; 4,14-21
Podemos apreciar una relación temática entre el capítulo octavo de Nehemías y el Evangelio de san Lucas. En el primero aparece Nehemías acompañado de un grupo de levitas, explicando el libro de la Ley a los israelitas que regresaron del destierro. El escriba funge como interprete que lee el texto hebreo y les traduce al arameo el designio de Dios para Israel. El pueblo comprende el alcance de la Palabra y eso se convierte en motivo de fiesta religiosa en aquella comunidad que resurgía de las cenizas. El Evangelio de san Lucas nos muestra a Jesús inaugurando su misión en la sinagoga de Nazaret. Elige deliberadamente el pasaje profético de Isaías, identificándose con la misión de liberador de los oprimidos. Su homilía es más que concisa. Simplemente afirma que esas esperanzas añejas han llegado a feliz cumplimiento con ocasión de su ministerio profético en los poblados de Galilea.

ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 95, 1. 6)
Canten al Señor un cantico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia, y en su templo, belleza y majestad.

ORACIÓN COLECTA
Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo...

LITURGIA DE LA PALABRA
El pueblo comprendía la lectura del libro de la ley.

Del libro de Nehemías: 8, 2-4. 5-6. 8-10

En aquellos días, Esdras, el sacerdote, trajo el libro de la ley ante la asamblea, formada por los hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de razón.

Era el día primero del mes séptimo, y Esdras leyó desde el amanecer hasta el mediodía, en la plaza que está frente a la puerta del Agua, en presencia de los hombres las mujeres y todos los que tenían uso de razón. Todo el pueblo estaba atento a la lectura del libro de la ley.

Esdras estaba de pie sobre un estrado de madera, levantado para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista del pueblo, pues estaba en un sitio más alto que todos, y cuando lo abrió, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo entonces al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: "¡Amen!", e inclinándose, se postraron rostro en tierra. Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicaban el sentido, de suerte que el pueblo comprendía la lectura.

Entonces Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que instruían a la gente, dijeron a todo el pueblo: "Este es un día consagrado al Señor nuestro Dios. No estén ustedes tristes ni lloren (porqué todos lloraban al escuchar las palabras de la ley). Vayan a comer espléndidamente, tomen bebidas dulces y manden algo a los que nada tienen, pues hoy es un día consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén tristes, porque celebrar al Señor es nuestra fuerza".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

Comentario:
Un Llanto Profundo

La primera lectura de hoy se ubica en un periodo muy doloroso de la historia del pueblo elegido. Un periodo que sin embargo estaba lleno de esperanza. Los hechos concretos son: los hebreos están de vuelta del destierro y enfrentan la tarea inmensa de reconstruir su ciudad pero sobre todo de volver a construirse interiormente. Nehemías es el gran líder laico de esa época, mientras que Esdras es el líder sacerdotal. Juntos, de distintas maneras ayudarán en ese proceso de reconstrucción espiritual y material. Y aunque las cosas nunca volvieron a ser lo que eran en tiempos de Salomón, por dar un ejemplo, a través de estos esfuerzos Dios preparó la esperanza y la fe de su pueblo humillado y humilde. Podemos decir que estamos como en la recta final hacia la llegada del Mesías, aunque faltaban unos 400 años para eso.


Del salmo 18 R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.

En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.

La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.
Que sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. R/.


Ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de él.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 12, 12-30

Hermanos: Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu.

El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Si el pie dijera: "No soy mano, entonces no formo parte del cuerpo", ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Y si el oído dijera: "Puesto que no soy ojo, no soy del cuerpo", ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿con que oiríamos? Y si todo el cuerpo fuera oído, ¿con que oleríamos? Ahora bien, Dios ha puesto los miembros del cuerpo cada uno en su lugar según lo quiso. Si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?

Cierto que los miembros son muchos, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decirle a la mano: "No te necesito"; ni la cabeza a los pies: "Ustedes no me hacen falta". Por el contrario, los miembros que parecen más débiles son los más necesarios. Y a los más íntimos 1os tratamos con mayor decoro, porque los demás no lo necesitan. Así formó Dios el cuerpo, dando más honor a 1os miembros que carecían de él, para que no haya división en el cuerpo y para que cada miembro se preocupe de 1os demás. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él, y cuando recibe honores, todos se alegran con él.

Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de él. En la Iglesia, Dios ha puesto en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercer lugar, a los maestros; luego, a los que hacen milagros, a los que tienen el don de curar a los enfermos, a los que ayudan, a los que administran, a los que tienen el don de lenguas y el de interpretarlas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos el don de curar? ¿Tienen todos el don de lenguas y todos las interpretan? 
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor:


ACLAMACIÓN (Lc 4, 18) R/. Aleluya, aleluya
El Señor me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva y anunciar la liberación a los cautivos. R/.


Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura.

Del canto Evangelio según san Lucas: 1, 1-4; 4, 14-21

Muchos han tratado de escribir la historia de las cosas que pasaron entre nosotros, tal y como nos las trasmitieron los que las vieron desde el principio y que ayudaron en la predicación. Yo también, ilustre Teófilo, después de haberme informado minuciosamente de todo, desde sus principios, pensé escribírtelo por orden, para que veas la verdad de lo que se te ha enseñado.

(Después de que Jesús fue tentado por el demonio en el desierto), impulsado por el Espíritu, volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está, sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en El. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


Comentario:
Hay personas que desconfían de la historicidad de los evangelios. Sin embargo, estos fueron escritos por testigos presenciales o por personas que estuvieron en contacto con los testigos oculares. El Catecismo nos dice que Dios se valió de hombres elegidos que usaban de todas sus facultades y talentos (cf. n. 106) para escribir lo que Él les inspiraba. En cada uno de los evangelios encontramos pequeñas diferencias que no cambian en lo más mínimo el mensaje de Cristo. Cada evangelista escribió de acuerdo a su personalidad y subrayó aspectos diferentes. En el pasaje evangélico de hoy, san Lucas deja claro que se informó de todo y lo escribió ordenadamente para que conozcamos la firmeza del mensaje que hemos recibido. ¡Con cuánto respeto nos hemos de acercar a los evangelios! Ellos encierran el mensaje de Jesús y lo que Él ha querido revelarnos para nuestra salvación. Todo lo que es necesario para nuestra vida lo encontramos ahí. Fomentemos también las buenas lecturas, acerquémonos a todos aquellos libros que nos ayuden a crecer en la fe y apartémonos de los que no nos ayuden.

Credo

PLEGARIA UNIVERSAL

Jesús nos ha mostrado el amor de Dios y nos enseña que Él quiere la felicidad de todos.

Después de cada petición diremos:

Padre, escúchanos, y aumenta nuestra fe.

Por todos los cristianos. Para que demos siempre, con nuestra vida, un buen testimonio del amor de Jesús. Oremos.
Por los sacerdotes. Para que no desfallezcan en la labor de anunciar el Evangelio y de hacer crecer a la comunidad cristiana en la fe y en la esperanza. Oremos.
Por los inmigrantes. Para que puedan encontrar entre nosotros una vida digna, y reciban la acogida que me recen por nuestra parte. Oremos.
Por los gobernantes y los políticos. Para que favorezcan, verdaderamente, la justicia y la paz. Oremos.
Por nosotros. Para que recibamos con mucha alegría el pan de la Eucaristía que Jesús nos ofrece y nos dejemos transformar por El. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración, tú que eres la fuente de toda bondad. Y haz de nosotros fieles discípulos de tu Hijo Jesucristo, que contigo vive y reina...


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, con bondad, los dones que te presentamos y santifícalos por medio de tu Espíritu para que se nos conviertan en sacramento de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 33, 6)
Acudan al Señor, pongan en Él su confianza y no quedarán defraudados.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y te pedimos que este don tuyo sea para nosotros fuente inagotable de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.


UNA REFLEXION PARA NUESTRO TIEMPO.- La Ley y la profecía son dos instituciones importantes en la vida de Israel. La ley instruye a todo israelita para que cumpla los mandatos que garantizan una convivencia armoniosa entre los hijos de Israel. La palabra profética es una proclama exigente que interpreta el espíritu
genuino de las leyes dadas por Dios a Israel y las aplica a las situaciones y desafíos del presente. Los cristianos hemos heredado esos libros como un tesoro que alimenta nuestra fe. El ideal ético condensado en la alianza y la palabra profética son referentes indispensables que conviene tomar en cuenta para no dejarnos encandilar por los espejismos de la cultura materialista en que vivimos. El antiguo y siempre nuevo mensaje de los profetas de Israel, sigue inspirando a los cristianos de hoy para cumplir con la misión de ser ciudad sobre el monte, sal de la tierra, luz del mundo, sin otra pretensión que documentar que el genuino proyecto de Dios es operante y significativo en el mundo de hoy.