MONICIÓN DE ENTRADA
Recibid
nuestra más cordial bienvenida en este inicio de nuestra Eucaristía. Seguimos
festejando el Nacimiento del Señor. Es Navidad y en medio de ese tiempo feliz y
alegre se abre para nosotros la celebración de la Sagrada Familia de Nazaret.
Festejamos a Jesús, María y José, la mejor familia posible y que es, además,
nuestra familia. Y deciros que la familia es el mejor fermento de la vida
cristiana y eso lo hemos de tener muy en cuenta. Pero, además, es la base del
crecimiento más armónico y un ejemplo de amor y paz. Es el día para honrar a
los padres. Y, naturalmente, a los hijos. Con el pensamiento puesto en la
imagen cercana y atrayente de la Sagrada Familia en el Portal de Belén,
iniciamos nuestra celebración con alegría y gozo…
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- En la primera
lectura vamos a leer un texto del Libro del Eclesiástico. El autor sabio del
Antiguo Testamento nos da enseñanzas firmes para que nuestras familias
funcionen en el amor y en la esperanza. Buen ejemplo para hoy cuando muchos
quieren romper la idea de la familia. Y no se sabe la causa.
S.- El sentido de los
antiguos judíos sobre este salmo 127 es que Dios premia al hombre y a la mujer
fieles al Señor con muchos bienes familiares. Una buena familia, feliz y
dichosa, es el gran premio. Para nosotros se puede decir lo mismo. La familia
es una bendición permanente.
2.- San Pablo en la
segunda lectura, sacada de la Carta a los Colosenses, nos da el esquema de vida
que hará todo lo que es deseable para nosotros sea realidad: “que vuestra vida
la presida la misericordia, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión,
el perdón… y así la paz de Dios habitará en vuestros corazones”. Es un buen
plan de vida. Meditemos sobre ello.
3.- El Evangelio de San
Lucas nos narra el primer viaje de Jesús a Jerusalén para celebrar la fiesta de
la Pascua. Se hacía a la edad de doce años. Y a la vuelta sus padres le dan por
perdido. Pero no. Estaba en las “cosas de su Padre”, el Templo, siendo
admiración de todos los que le escuchaban. Luego, volvió a Nazaret para vivir
en familia hasta el día en que comenzó su vida pública.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Escuchemos
con toda nuestra atención los versos de esta plegaria que el sacerdote navarro,
don José Leoz, nos escribe especialmente para nosotros en este día de la
Sagrada Familia
¡LO HICISTE EN FAMILIA, SEÑOR!
¿De
dónde aprendiste el nombre de “Abba” “Padre”?
¿Quién
te enseñó a distinguir entre el bien y el mal?
¿En
quienes descubriste el don de la fe y el valor de la entrega?
¡En
la familia, Señor!
¿No
aprendiste todo ello en tu familia nazarena?
Hoy,
en el colmado corazón de la Navidad,
nuestros
ojos contemplan, el “tres en uno”,
Sí,
Señor, tres personas unidas por un mismo amor
Tres
personas teñidas con el color de la pobreza
Tres
personas agasajadas por los que no tienen riqueza alguna
Tres
personas que, bajo el umbral del portal,
siguen
siendo referencia y ejemplo de santidad y de fe.
Naciste,
Señor, y lo hiciste en una familia;
pobre,
pero amorosa y rendida a tu causa
Sencilla,
pero repleta de lo más importante: DIOS
Temerosa,
pero valiente en sus decisiones y riesgos
Indiferente
para muchos, pero única ante los ojos del Señor
¡EN FAMILIA, SEÑOR! ¡QUISISTE NACER EN
UNA FAMILIA!
Exhortación de despedida
Qué
lo que hemos aprendido aquí, que la fuerza de la familia cristiana trascienda
fuera de las iglesias y de sus ritos… El mundo necesita muchas familias felices
que den un sentido más feliz a la vida, a nuestras vidas y a todas las vidas de
aquellos que hoy sufren por diversos motivos. Jesús, María y Jesús nos ayudan
en nuestro propósito.
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