30 de mayo de 2011

Domingo 6º de Pascua - Ciclo A

Lecturas 

Domingo 29 de Mayo del 2011
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (8,5-8.14-17):

En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por los fieles, para que recibieran el Espíritu Santo; aún no había bajado sobre ninguno, estaban sólo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 65,1-3a.4-5.6-7a.16.20

R/. Aclamad al Señor, tierra entera

Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!» R/.

Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.

Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente. R/.

Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor. R/.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (3,1.15-18):

Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida.

Palabra de Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,15-21):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio 

Conrado Bueno, cmf
Que viene el Espíritu

1.- Tiempo de Pascua
Hay que repetirlo. Seguimos en la alegría de la Pascua del Resucitado. Todo el tiempo pascual es como un domingo largo, continuado. El cirio pascual nos preside, su llama no se apaga. Que no se cansen los cristianos de vivirlo.
El Evangelio sigue en la Última Cena, pero los Hechos de los Apóstoles nos recrean la gracia de la primera comunidad cristiana. Tras los nubarrones de la despedida para ir a la muerte, brilla el color y la frescura de aquella Iglesia de resucitados, llenos del Espíritu Santo. Pero en los dos escenarios abunda la presencia trinitaria, el Dios uno y trino: el Padre que nos ama, el Hijo en cuyo nombre somos bautizados y el Espíritu Santo prometido como abogado nuestro.
En algunas regiones, como en España, hoy es el “Día del enfermo”. Todos los días hay mucho dolor entre nosotros, pero en este domingo lo hacemos memoria, oración y compromiso.

2.- Palabra
El Evangelio se abre con una promesa consoladora, dentro de la tristeza de la despedida: “No os dejaré desamparados” dice el Maestro. Jesús nos mete a todos en ese círculo maravilloso del misterio divino:”Yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo en vosotros”. E insiste, por si no estaba claro: “Al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré”. Esto es posible por la acción callada del Espíritu Santo, como “sangre divina” que a todo da vida.
Es el mismo fuego del Espíritu que ponía a andar a la Iglesia naciente. Todo es encanto en esa comunidad cristiana. ¿Podemos subrayar alguno de esos encantos? El único objeto de su predicación es Cristo. La palabra era acompañada de obras, muchos eran curados. La gente escuchaba con aprobación y la ciudad se llenó de alegría. Todo sucedía en campo difícil, en Samaría, en tierra enemiga. Tal era la cosecha de evangelio que la Iglesia madre de Jerusalén quería gozarse y confirmar tanta fe. Y fue la comunidad misma la que envío a los apóstoles Pedro y Juan. Estos llegaron e “imponían -no, normas- las manos, y recibían el Espíritu Santo”. Era la grandeza de la unidad y de la comunión en la Iglesia.

3.- Vida
De entrada, nos invitamos a estar abiertos al viento del Espíritu. El es nuestro abogado, porque es el Espíritu de la verdad y del amor. El Espíritu Santo nos unge, nos empapa de la vida de Dios. Luego, va todo en cadena: nos sentimos amados por Dios, salimos a decir que “hemos conocido el amor” y este amor nos urge a amar a los demás; así sucedió en Samaría, donde los mismos que eran odiados por los judíos eran amados por los cristianos.
Este es también el Espíritu que edifica la Iglesia. Aquí posee un sentido sacramental la palabra de Jesús: “No os dejaré huérfanos”. Somos Iglesia, esta es nuestra Iglesia, esta es nuestra madre. Somos muchos los hermanos, los ungidos hijos de Dios. Porque el Espíritu es su defensor, esta Iglesia no tiene miedo, no anda a la defensiva, no busca apoyaturas mundanas sino evangélicas. Que nadie se salga del guión de Samaría: predicar a Cristo sólo, consolar, llenarse de alegría, orar por los hermanos e imponer las manos como señal de la llegada del Espíritu. Claro que a todos nos toca trabajar para hacer la “Iglesia de Jesús”, hermosa, pura como su Señor.
Nos acordamos de los enfermos. Hoy es su día en algunas Iglesias. Como el diácono Felipe, salimos a curar. Como Jesús, sentimos compasión y queremos “tocar” de cerca a los que están malos. Muy importante: no nos olvidemos de los que cuidan a los enfermos: familiares, personal sanitario, pastoral cristiana, todos. Son ángeles para los que sufren.
¡Cuántas cosas, y todas son don y fruto del Espíritu Santo!

Liturgia Viva 


SEXTO DOMINGO DE PASCUA (Ciclo A)

Si Me Aman Ustedes... Vendrá el Espíritu
Abran Sus Corazones al Aliento del Espíritu

Saludo (Ver el Evangelio)
“No les dejaré huérfanos”, dice Jesús, “pero mi Padre les dará el Espíritu de la verdad”.
Que el Espíritu de nuestro Señor Jesús esté siempre con ustedes.

Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)
Si Me Aman Ustedes… Vendrá el Espíritu
Somos cristianos, hombres y mujeres que seguimos a Cristo. ¿Qué es lo que nos da la seguridad de que realmente le amamos? Jesús nos dice hoy: “Si me aman ustedes, guardarán mis mandamientos”. Y sabemos muy bien que su mandamiento es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y a tu prójimo como a ti mismo”. Hoy Jesús nos promete el Espíritu Santo, que nos hará ver lo que tenemos que hacer para amar a Dios y a nuestro prójimo y que nos dará la fuerza para hacerlo. Pidamos a Jesús aquí presente que nos dé el Espíritu de percepción interior y de fortaleza.
Abran Sus Corazones al Aliento del Espíritu
Cuando un padre ejemplar de una familia fallece, es de gran consuelo para su esposa y amigos si sus ideales y estilo de vida permanecen vivos en sus hijos. “Él sigue inspirándoles”, se dice. Jesús no está muerto, pues, aunque murió, resucitó a una nueva vida, aunque ya no esté físicamente entre nosotros. Pero su Espíritu mismo está todavía con nosotros, como un aliento, como el viento, o incluso como una tormenta. Donde él sopla, le sentimos sin verle. Él toca nuestros corazones y nos empuja hacia este mundo frío, para renovarnos a nosotros, a nuestra Iglesia y a nuestro mundo por medio de nuestras manos y corazones. Oremos para que este Espíritu viva siempre en nosotros.

Acto Penitencial (Dos Opciones)

1. Si Me Aman Ustedes… Vendrá el Espíritu
Estamos todavía muy lejos de amar a Dios con todo nuestro corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Le pedimos al Señor que nos perdone.
(Pausa)
Señor Jesús, si realmente te amamos, escucharemos al Espíritu que nos dice cómo amar y servir a Dios:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, si realmente te amamos,dejaremos que el Espíritu nos guíe para idear nuevas formas de amar a los que nos rodean:
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, si realmente te amamos,dejaremos que el Espíritu nos inspire para asemejarnos más a ti:
R/ Señor, te piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y perdona nuestros pecados.
Derrama tu Espíritu de luz sobre nosotros y llévanos a la vida eterna.

2.Abran Sus Corazones al Aliento del Espíritu
¿Está moviéndonos el aliento del Espíritu, o dejamos que el pecado nos paralice?
Examinémonos ante el Señor.
(Pausa)
Señor, que tu Espíritu de verdad nos inspire para ser honestos con Dios, con nosotros mismos y con nuestros hermanos:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo Jesús, que tu Espíritu de libertad nos inspire para llevar una verdadera liberación a nuestros hermanos:
R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, que tu Espíritu creador lleno de amor nos impulse a formar comunidades en las que compartamos nuestro compromiso y nuestra esperanza por un mundo mejor:
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y que el Espíritu elimine nuestros pecados.
Que él nos haga fieles y fuertes en el camino hacia la vida eterna.

Oración Colecta
Oremos con plena esperanza para que el Espíritu Santo sea derramado sobre nosotros.
(Pausa)
Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Tu Hijo nos prometió
que no nos dejaría huérfanos.
Danos el Espíritu de la Verdad,
para que esté con nosotros y viva en nosotros
y así sepamos a dónde nos encaminamos;
y para que sigamos a Jesucristo
en el camino que conduce a ti y a los hermanos.
Que este Espíritu encienda en nosotros
el amor de Jesús,
para que hagamos visible y tangible a todos
la Buena Noticia de su amor..
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Primera Lectura (Hch 8,5-8.14-17): Recibieron el Espíritu Santo
Cuando se fundó en Antioquía una comunidad no-judía, el Espíritu Santo confirmó este paso importante en la vida de una Iglesia universal, ya que descendió sobre los samaritanos.

Segunda Lectura (1 Pe 3,15-18): Sufrir con la Mentalidad y Actitud de Cristo
Pedro anima a los cristianos que sufren incomprensión y persecución. Den testimonio de su fe, dice, y acepten los sufrimientos con la actitud y mentalidad de Cristo. Entonces vencerán con él.

Evangelio (Jn 14,15-21): El Padre les dará a Ustedes el Espíritu
Cristo promete su Espíritu Santo para ayudarnos a creer y a vivir nuestra fe, y así vivamos en el amor del Padre y del Hijo.

Oración de los Fieles
Fieles al mandamiento de Jesús, que nos llama a amar a todos, unámonos en oración con el mismo Jesús nuestro Señor, y digámosle: R/ ¡Señor, danos tu Espíritu!
Para que reciban el Espíritu de fortaleza todos los que tienen que dar testimonio de la esperanza que está viva en nosotros, roguemos al Señor: R/ ¡Señor, danos tu Espíritu!
Para que reciban el Espíritu de poder los que son perseguidos por seguir el dictado de su conciencia y por vivir y defender su integridad, roguemos al Señor: R/ ¡Señor, danos tu Espíritu!
Para que reciban el Espíritu de luz los que todavía no conocen al Señor y los que dejan de seguirle, roguemos al Señor: R/ ¡Señor, danos tu Espíritu!
Para que reciban el Espíritu de amor los que quieren crecer en el amor de Dios y de los hermanos, roguemos al Señor: R/ ¡Señor, danos tu Espíritu!
Para que recibamos el Espíritu de unidad todos los que participamos en esta eucaristía con fe y comprensión, roguemos al Señor: R/ ¡Señor, danos tu Espíritu!
Señor Jesús, derrama generosamente tu Santo Espíritu sobre nuestro mundo y sobre nuestra Iglesia. Que él nos conduzca hacia adelante con esperanza y nos ayude a construir contigo nuestro futuro, pues tú eres nuestro Dios y Señor por los siglos de los siglos.

Oración sobre las Ofrendas
Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Tu Hijo prometió
que no nos dejaría huérfanos
sino que estaría siempre con nosotros.
Que tu espíritu de poder y verdad
cambie estos dones de pan y vino que te presentamos
en tu Hijo, presente aquí en medio de nosotros.
Por medio del Espíritu Santo de amor
créanos de nuevo y danos una nueva esperanza
de que podemos cumplir tu voluntad liberadora
y vivir en tu amor por los siglos de los siglos.

Introducción a la Plegaria Eucarística
Movidos por el Espíritu Santo, con alegría demos gracias al Padre.

Introducción al Padrenuestro
Guiados y movidos por el Santo Espíritu de Jesús,
oremos, con nuestro Señor,
su oración al Padre del cielo.
R/ Padre nuestro…

Líbranos, Señor
Líbranos, Señor, de todos los males
y mantén a tu Iglesia libre de persecución.
Cuando sufrimos por nuestra fe,
que el Espíritu de verdad nos ayude
a dar testimonio de ti sin miedo,
con el valor de aquel
cuyo cuerpo pudo ser asesinado,
pero cuyo espíritu permaneció vivo,
nuestro Señor resucitado y nuestro Salvador, Jesucristo.
R/ Tuyo es el reino…

Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, nuestro Señor resucitado, que dijo:
Los que obedecen mis mandamientos
esos son los que me aman;
y a los que me aman el Padre los amará
y yo también los amaré.
Dichosos nosotros
de ser amados por el Señor
y de recibirle en comunión.
R/ Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión
Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Tu Hijo nos ha restaurado con su cuerpo
y renovado nuestra esperanza
en la venida del Espíritu.
Que este mismo Espíritu nos dé
las actitudes y mentalidad de Jesucristo,
para que demos testimonio, sin miedo,
de la presencia de tu Hijo entre nosotros.
Que él cree en nosotros
esperanza y amor sin condiciones ni fronteras.
Guárdanos alegres y libres
por la fuerza del sorprendente Espíritu
de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos:
Podemos ir en paz y llevar con nosotros el Espíritu de Cristo, para que nuestras actitudes y mentalidad sean las del mismo Cristo, y nuestra vida sea la vida del Señor.
No tengamos miedo de dar testimonio de él, ya que él mismo es nuestra fortaleza.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.