30 de octubre de 2011

Lecturas Domingo 31º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Vivir en la mentira
Mt 23, 1-12
Las palabras de Jesús nos dan pie para examinar qué hay de fariseo dentro de nosotros mismos. En primer lugar, el Señor condena a los fariseos porque “no hacen lo que dicen”. También nosotros podemos caer en el engaño de hablar muy bien, de tener muy buenas palabras, pero no buscar y desear vivir aquello que decimos. Sin embargo, sólo agrada a Dios “el que hace la voluntad del Padre celestial», pues sólo ese tal «entrará en el Reino de los cielos” (Mt 7,21).
En segundo lugar, Jesús les reprocha que “todo lo que hacen es para que los vea la gente”. ¡Qué demoledor es este deseo de quedar bien a los ojos de los hombres! Incluso las mejores obras pueden quedar totalmente contaminadas por este deseo egoísta que lo estropea todo. Por eso san Pablo exclamará: “Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo” (Gal 1,10). El cristiano solo busca “agradar a Dios” (1 Tes 4,1) en toda su conducta; le basta saber que “el Padre que ve lo secreto le recompensará” (Mt 6,4).
Y, finalmente, Jesús les echa en cara que buscan los honores humanos, las reverencias de los hombres, la gloria mundana. También a nosotros fácilmente se nos cuela esa búsqueda de gloria que en realidad es sólo vanagloria, es decir, gloria vana, vacía. Los honores que los hombres consideran valiosos el cristiano los estima como basura (Fil 3,8), pues espera la verdadera gloria, la que viene de Dios, “que nos ha llamado a su Reino y gloria” (1 Tes 2,12). En cambio, buscar la gloria que viene de los hombres es un grave estorbo para la fe (Jn 6,44).  (FGD)
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 37,22-23
Señor, no me abandones, Dios mío, no te quedes lejos de mi; apresúrate a venir en mi ayuda, mi Señor, mi Salvador.
ACTO PENITENCIAL
·   Tú nos has dicho: Todos ustedes son hermanos, y si todos somos hermanos, entonces somos iguales. Por nuestra falta de caridad,  Señor, ten piedad.
·   Porque caemos en la búsqueda de intereses propios, haciendo valer títulos y honores. Cristo, ten piedad.
·   Porque no servimos a nuestros hermanos como nos has mandado, Señor, ten piedad.
Se dice Gloria
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y lleno de misericordia, que concedes a tus fieles celebrar dignamente esta liturgia de alabanza; te pedimos que nos ayudes a caminar sin tropiezos hacia los bienes prometidos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA Mal 1,14-2,8-10
Lectura de la profecía de Malaquías.
Yo soy un gran Rey, dice el Señor de los ejércitos, y mi Nombre es temible entre las naciones. ¡Y ahora, para ustedes es esta advertencia, sacerdotes! Si no escuchan y no se deciden a dar gloria a mi Nombre, dice el Señor de los ejércitos, Yo enviaré sobre ustedes la maldición. Ustedes se han desviado del camino, han hecho tropezar a muchos con su doctrina, han pervertido la alianza con Leví, dice el Señor de los ejércitos. Por eso Yo los he hecho despreciables y viles para todo el pueblo, porque ustedes no siguen mis caminos y hacen acepción de personas al aplicar la Ley. ¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos ha creado un solo Dios?   ¿Por qué nos traicionamos unos a otros, profanando así la alianza de nuestros padres?
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Por medio de Malaquías, Dios amenaza aquellos sacerdotes que no enseñan la Ley como corresponde. Muy en coherencia con las otras dos lecturas, de este domingo, que marcan el camino que deben seguirlos que son llamados a la fe, y especialmente aquellos que fueron elegidos para cumplir con algún ministerio dentro de las comunidades.
SALMO Sal 130,1-3
R. Señor, guarda mi alma en la paz junto a ti.
Mi corazón no se ha enorgullecido, Señor, ni mis ojos se han vuelto altaneros. No he pretendido grandes cosas ni he tenido aspiraciones desmedidas. R.
No, yo aplaco y modero mis deseos: como un niño tranquilo en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí. R.
Espere Israel en el Señor, desde ahora y para siempre. R.
SEGUNDA LECTURA 1 Tes  1, 5: 2, 7-9.13
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.
Hermanos: Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. Fuimos tan condescendientes, como una madre que alimenta y cuida a sus hijos. Sentíamos por ustedes tanto afecto, que deseábamos entregarles, no solamente la Buena Noticia de Dios, sino también nuestra propia vida: tan queridos llegaron a sernos. Recuerden, hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga cuando les predicamos la Buena Noticia de Dios, trabajábamos día y noche para no serles una carga. Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es realmente, como Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Pablo describe con su propia experiencia, en Tesalónica, cuál debe ser la actitud del ministro del Evangelio respecto a su comunidad: estar al servicio, desvelarse por sus hermanos, estar dispuesto a entregar la propia vida más allá que la sana doctrina, no ser una molestia y dar gracias (eucaristía) por los que aceptan la Palabra de Dios.
ALELUYA Mt 23, 9. 10
Aleluya. Ustedes no tienen sino un padre: el Padre celestial; sólo tienen un doctor, que es el Mesías. Aleluya.
EVANGELIO Mt 23, 1-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar «mi maestro» por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar «maestro», porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen «padre», porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco «doctores», porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Los escribas eran profesionales de la Ley, incluso con reconocimiento oficial y tenían gran influencia en la sociedad. Los fariseos vivían con la convicción de tener todo regulado sea en lo civil como religioso; se consideraban puros, por lo mismo separados del resto. Jesús les advierte: hagan y cumplan lo que dicen, pero no lo que hacen; no se llamen maestros y sean servidores.
Se dice el Credo
ORACION UNIVERSAL
Hermanos y hermanas, somos el pueblo de Dios, Tenemos todos un solo Padre. (Mal 2,10) Supliquémosle, pues, por la salvación de todos.
·   Por aquellos que tienen un ministerio en la Iglesia. Que no busquen ni los honores, ni los primeros puestos. Que se acuerden de la palabra de Jesús: “El mayor entre ustedes será el que los sirve!” (Mt 23,11)
·   Por aquellos que proclaman el Evangelio por sus palabras o por sus escritos. Que anuncien, no palabras humanas. sino sólo la Palabra de Dios. (1 Tes 2,13)
·   Por aquellos que enseñan a sus hermanos. (Mt 23, 8) Que se queden siempre a la escuela de Jesús que es manso y humilde de corazón. (Mt. 11,29)
·   Por los que tienen un ministerio en la Iglesia. Que ninguno se arrogue en la tierra el titulo de “Padre” o de “Maestro”, porque todos somos hermanos. (Mt 23,9-10)
·   Por nuestra comunidad que reúne un mismo amor. Que el Señor guarde nuestra alma en paz y silencio como un niño en brazo de su madre. (Sal 130,2)
S. Tú, Señor Jesús, eres el más grande, y te hiciste nuestro servidor. Tú eres nuestro único Maestro y quisiste ser nuestro hermano. Te danos gracias eternamente y te rogamos: Guárdanos en el espíritu de humildad al servicio de todos nuestros hermanos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor que este sacrificio sea para ti una ofrenda pura, y para nosotros una fuente generosa de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DOMINICAL
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr Sal 15,11
Señor, me darás a conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Padre, que crezca en nosotros la acción de tu poder para que, restaurados con estos sacramentos celestiales, tu gracia nos prepare a recibir lo que ellos nos prometen. Por Jesucristo, nuestro Señor.