4 de septiembre de 2011

Domingo 23º del Tiempo Ordinario - Ciclo A



Te pediré cuentas
Mt 18,15-20
El evangelio de hoy nos presenta un aspecto que en la mayoría de las comunidades cristianas está sin estrenar. Jesús dice: “Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo”. La lógica es muy sencilla: si a cualquier madre le importa su hijo y le duele lo que es malo para su hijo y le reprende porque le quiere y desea que no tenga defectos, con mayor razón al cristiano le debe importar todo hombre, sencillamente por que es su hermano. ¿Me duele cuando alguien peca? La lectura de Ezequiel es incluso más fuerte en esto: “si tú no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre”. Somos responsables de los hermanos. Si viéramos a alguien que va a caer en un precipicio, le gritaríamos una y mil veces. Pues bien, da escalofrío la indiferencia con que vemos alejarse personas de Cristo y de la Iglesia y vivir en el pecado y no les decimos ni palabra. “Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo”. “si tú no hablas para advertir, a ti te pediré cuenta de su sangre”. ¿Me siento responsable? Recordemos que fue Caín el que dijo: “¿Acaso soy yo guardián de mi hermano?”
Por lo demás, está claro que se trata de reprender por amor y con amor. No con fastidio y rabia o porque a uno le moleste. Es una necesidad del amor. El amor a los hermanos lleva a luchar para que no se destruyan a sí mismos. Tenemos con ellos una deuda de amor que nos impide callar, precisamente para su bien. Todo menos la indiferencia.   (FGD)


ANTÍFONADE ENTRADA Sa1118, 137.124
Tú eres justo, Señor, y tus juicios son rectos; trátame conforme a tu bondad.
ACTO PENITENCIAL
·   Tú, que pones en el amor el cumplimiento de la ley. Señor, ten piedad.
·   Tú, que nos quieres creciendo en el respeto y en el amor fraterno. Cristo, ten piedad.
·   Tú nos aseguras que te haces presente en medio de nosotros siempre que nos reunimos en tu nombre. Señor, ten piedad.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que nos has redimido para hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre, para que cuantos hemos creído en Cristo, alcancemos la verdadera libertad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA Ez 33, 7-9
Lectura de la profecía de Ezequiel.
Así habla el Señor. “Hijo de hombre, Yo te he puesto como centinela de la casa de Israel: cuando oigas una palabra de mi boca, tú les advertirás de mi parte. Cuando yo diga al malvado: ‘Vas a morir’, si tú no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. Si tú, en cambio, adviertes al malvado para que se convierta de su mala conducta, y él no se convierte, él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El profeta Ezequiel anuncia lo que leeremos en el evangelio de hoy: advertir, corregir y no condenar... Ayudar a salvar la vida del hermano es la tarea primera. Sólo por consecuencia, un modo también de protegernos a nosotros mismos.
SALMO Sal 94, 1-2. 6-9
R. Ojala hoy escuchen la voz del Señor.
¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! ¡Lleguemos hasta Él dándole gracias, aclamemos con música al Señor! R.
Entren, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó! Porque Él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano. R.
Ojala hoy escuchen la voz del Señor: “No endurezcan su corazón como en Meribá, como en el día de Masá, en el desierto, cuando sus padres me tentaron y provocaron, aunque habían visto mis obras”. R.
SEGUNDA LECTURA Rom 13,8-10
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Que la única deuda con los demás sea la del amor mutuo: el que ama al prójimo ya cumplió toda la Ley. Porque los mandamientos: “No cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás”, y cualquier otro, se resumen en éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El amor no hace mal al prójimo. Por lo tanto, el amor es la plenitud de la Ley.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Toda norma queda condicionada frente a la ley del amor. En este mundo globalizado y competitivo: ¿cuántas deudas hay porque se olvida vivir la esencia del amor? Mirando la primera lectura y el evangelio de este domingo, ya la luz de esta carta a los romanos, subrayemos al perdón como el gesto más grande del amor cristiano.
ALELUYA 2Cor 5,19
Aleluya. Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo consigo, confiándonos la palabra de la reconciliación. Aleluya.
EVANGELIO Mt 18, 15-20
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Jesús decía en otro contexto: “entre ustedes no debe suceder así” (Cfr. Mc 10, 4 1-45). Vale este mandato en relación al pecado y al perdón. Los auténticos discípulos de Jesús no se prestan a condenar apresuradamente al otro. Primero llaman a la reflexión y a la reconciliación. Están dispuestos a liberar al culpable del mal y a llegar al abrazo de la paz. Buscan llegar sin ataduras al juicio final.
CREDO
ORACION UNIVERSAL
Hermanos, Jesús nos ha dicho: (Mt 18,19) " Si dos de ustedes se unen para pedir algo en oración, mi Padre se lo dará” Confiados en su palabra, roguemos con fe a su Padre y nuestro Padre.
·   Por nuestra Iglesia. Que el Espíritu Santo suscite en ella centinelas que, como Ezequiel, (Ez 33,7), transmiten fielmente la Palabra de Dios.
·   Por nuestra comunidad. Que cada uno se apresure a ser escuchado en el cielo. (Mt 18,19)
·   Por cada uno de nosotros. Que no cerremos nunca nuestro corazón a la Palabra que cada día nos invita al gozo y a la adoración. (Sal 95,7)
·   Por quienes han tenido que emigrar a otros países  y por quienes han venido a nuestra patria en busca de mejores condiciones de vida, para que todos se sientan acogidos y ayudados con amor fraterno
S. Señor Jesús que dijiste: " Cuando dos o tres de ustedes están reunidos en mi nombre, Yo estoy en medio de ellos". (Mt 18,20), Aquí estamos reunidos en tu presencia delante de ti. Te rogamos: Quédate en medio de nosotros, y enséñanos a celebrar a tu Padre hoy, mañana y en los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, fuente del amor sincero y de la paz, concédenos glorificar tu nombre con estas ofrendas que te presentamos; y por la participación en la eucaristía ayúdanos a vivir unidos en un sólo corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 41,2-3
Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente.
O bien: Cfr. Jn 8, 12
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor nuestro, que alimentas y vivificas a tus fieles con tu palabra y con los sacramentos del cielo, concédenos aprovechar de tal manera estos dones de tu Hijo amado que merezcamos participar siempre de su vida divina. El que vive y reina por los siglos de los siglos.