22 de agosto de 2011

Lunes de la 21ª semana del Tiempo Ordinario Ciclo A.



ANTÍFONA DE ENTRADA CF. SAL 44, 10
La Reina está de pie, a tu derecha, con un vestido precioso, rodeada de esplendor.
ORACIÓN COLECTA
Padre, que nos diste como Madre y Reina nuestra a la Madre de tu Hijo, concédenos en tu bondad que, sostenidos por su intercesión poderosa, alcancemos la gloria de hijos tuyos en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA 1 Tes 1, 1-10
De la primera carta del Apóstol San Pablo a los cristianos de Tesalónica.
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz. Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones, y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia. Sabemos, hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos. Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. Y ustedes, a su vez, imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendola Palabra en medio de muchas dificultades, con la alegría que da el Espíritu Santo. Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya. En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no solo resonó en Macedonia y Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto. Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la comunidad eclesial, peregrina y misionera en Tesalónica. Pablo está emocionado por el empeño que los tesalonicenses han puesto en imitarlo, llegando a ser, al mismo tiempo, modelos para los otros creyentes. Pablo tuvo que abandonar Tesalónica sin poder olvidarla porque aquella comunidad difundía con su vida el "buen olor de Cristo" (2 Cor 2,15). Vivía una fe entusiasta, comprometida en el espíritu y floreciente en obras. Una comunidad es digna de este nombre cuando la fe que la anima es proclamada activamente, cuando las pruebas sufridas no quebrantan la esperanza, y sobre todo cuando la caridad de la que vive se traduce concretamente en servicio de todos. Pero ésta es consciente que debe su existencia y su fuerza de iluminar a la continua presencia y asistencia de Cristo y al poder del Evangelio reflejado en ella.
SALMO Sal 149, 1-6a.9b
R. ¡El Señor ama a su pueblo!
Canten al Señor un canto nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que Israel se alegre por su Creador y los hijos de Sión se regocijen por su Rey. R. ¡El Señor ama a su pueblo!
Celebren su Nombre con danzas, cántenle con el tambor y la cítara, porque el Señor tiene predilección por su pueblo y corona con el triunfo a los humildes. R. ¡El Señor ama a su pueblo!
Que los fieles se alegren por su gloria y canten jubilosos en sus fiestas. Glorifiquen a Dios con sus gargantas éste es un honor para todos sus fieles. R. ¡El Señor ama a su pueblo!
ALELUYA Jn 10, 27
Aleluya. "Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen", dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mt 23, 13-22
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús habló diciendo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno del infierno que ustedes! ¡Ay de ustedes, guías ciegos, que dicen: "Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale"! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro? Ustedes dicen también: "Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar". ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda? Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él. Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita. Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Las bienaventuranzas prometen la felicidad a varios tipos de hombres y las tres "malaventuranzas" que leemos hoy, dirigidas a los responsables del pueblo, amenazándolos con la desdicha, encabezadas por un "¡ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas", son un juicio. Son tres severos reproches, ya que el Maestro no acepta el orden de valores establecidos por el fariseísmo. Hicieron de la vida un pesado fardo. En realidad desplazaban a Dios para ocupar ellos el centro, lo que desde la opción del maestro es inaceptable. Por tanto, más que condenar a nadie se trata de someterse a crítica y autocrítica para ver hasta qué punto es sincera la propia vida. Si la mirada es luz resplandece todo el cuerpo (cf. Mt 6, 22).
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos Señor, nuestros dones al celebrar la memoria de la santísima Virgen María, y te pedimos que nos ayude la bondad de tu Hijo que en la cruz se ofreció a sí mismo como víctima inmaculada. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lc 1, 45
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, después de recibir el sacramento celestial, te pedimos que quienes celebramos la memoria de la santísima Virgen María, merezcamos participar del banquete de la eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.