19 de agosto de 2011

Lecturas Viernes de la 20ª semana del Tiempo Ordinario Ciclo A.


ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 83, 10-11

Señor, protector nuestro, mira el rostro de tu Ungido, porque vale más un día en tus atrios que mil en otra parte.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que has preparado bienes invisibles para los que te aman, infunde en nuestros corazones la ternura de tu amor para que, amándote en todas y sobre todas las cosas, alcancemos tus promesas que superan todo deseo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Rut 1,1-8. 14-16.22
Lectura del libro de Rut.
Durante el tiempo de los Jueces hubo una gran sequía en el país, y un hombre de Belén de Judá emigró a los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos. El hombre se llamaba Elimélec; su esposa, Noemí; y sus dos hijos, Majlón y Quilión. Al morir Elimélec, el esposo de Noemí, ella se quedó con sus hijos. Estos se casaron con mujeres moabitas -una se llamaba Orpá y la otra Rut- y así vivieron unos diez años. Pero también murieron Majlón y Quilión, y Noemí se quedó sola,
sin hijos y sin esposo. Entonces se deci dió a volver junto con sus nueras, abandonando los campos de Moab, porque se enteró de que el Señor había visitado a su pueblo y le había proporcionado alimento. Mientras regresaban al país de Judá, Noemí dijo a sus nueras: “Váyanse, vuelvan cada una a la casa de su madre. ¡Qué el Señor tenga misericordia de ustedes, como ustedes la tuvieron con mis hijos muertos y conmigo!” Orpádespidió a su suegra con un beso, mientras que Rut se quedó a su lado. Noemí le dijo: “Mira, tu cuñada regresa a su pueblo y a sus dioses; regresa tú también con ella”. Pero Rut le respondió:
“No insistas en que te abandone y me vuelva, porque yo iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios». Así regresó Noemí con su nuera, la moabita Rut, la que había venido de los campos de Moab. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la cosecha de la cebada.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Desde el Concilio Vaticano II se insiste en proteger la libertad religiosa y el respeto a los que profesan otras religiones. Reafirmando esto el papa Juan Pablo II se ha reunido y comunicado con los líderes de todas las religiones de la tierra, promoviendo el diálogo interreligioso, a partir del primer encuentro con éstos en Asís, tierra donde nació san Francisco. Noemí y su nuera Rut son pioneras en esta libertad. Noemí regresa a su patria, acompañada por Rut, oriunda de Moab. Es el amor entre ambas mujeres el que iguala las creencias: “Tu pueblo será mi pueblo, tu Dios es mi Dios”, decide Rut. El amor a la suegra es más fuerte que el amor al clan y adopta la fe de aquélla. Lo que no sospecha Rut es que con su decisión por el Dios de Israel se injerta en el árbol genealógico de Jesús
SALMO Sal 145, 5-10
R. ¡Alaba, alma mía, al Señor!
Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob y pone su esperanza en el Señor, su Dios: él hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. R.
Él mantiene su fidelidad para siempre. Hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los cautivos. R.
Abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados, el Señor ama a los justos y protege a los extranjeros. R. Sustenta al huérfano y a la viuda; y entorpece el camino de los malvados. El Señor reina eternamente, reina tu Dios, Sión, a lo largo de las generaciones. R.
ALELUYA Sal 24, 4.5
Aleluya. Señor, enséñame tus senderos, guíame por el camino de tu fidelidad. Aleluya.
EVANGELIO Mt 22, 34-40
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con él, y uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”. Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Muchas veces hemos escuchado que el árbol impide ver el bosque. Pero también es cierto que los detalles de la Ley pueden ocultar el amor que la inspiran. Es la esencia lo que ante todo debemos ver y observar, aunque para ello fuera necesario pasar por alto algunos detalles. Tal cual sucede cuando el Maestro, respecto al descanso sabático, rompe algunas prescripciones, quebrantando la ley cuando se trata de sanar a un enfermo o dar de comer a una multitud hambrienta y cansada. Se pregunta sobre cuál es el mandamiento más importante. El Maestro responde que consiste en aceptar la voluntad del Padre en la propia vida por amor y el modo de hacerlo es servir al prójimo por amor. Quien cumple ha puesto en práctica toda la Ley y la enseñanza de los profetas.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, nuestra ofrenda, en la cual se realiza un admirable intercambio, para que, al ofrecerte lo que nos diste, podamos recibirte a ti mismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 129, 7
En el Señor se encuentra la misericordia y la redención en abundancia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor y Padre nuestro, unidos a Cristo por este sacramento, imploramos humildemente tu misericordia, para que, hechos semejantes a Él en la tierra, merezcamos gozar de su compañía en el cielo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.