Lecturas
Viernes 29 de Julio del 2011
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,7-16):
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 33
R/. Bendigo al Señor en todo momento
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (11,19-27):
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»
Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio
Luis Manuel Suarez, cmf
Queridos amigos:
Hoy aparece Jesús en su pueblo. La gente le conoce. Le vio gatear de niño. Le vio aprender a leer. Le vio dar sus primeros pasos con el martillo y las maderas... Por eso se extrañan de que pueda ahora enseñar, mostrar algo nuevo, algo que sea distinto de lo de siempre...
Los vecinos de Jesús se han perdido algunas de sus lecciones. No le han oído hablar del Reino, que empieza con lo pequeño. Creen que ya lo saben todo de él. No le han visto hacer ningún signo y ya le niegan la posibilidad de hacerlo... Con esa actitud, poco se puede hacer.
Este evangelio nos invita a no despreciar lo cercano, lo conocido, lo de cada día. Dios puede hablar a través de ello, como a los paisanos de Jesús les intentó hablar a través de su vecino...
¿Qué te dicen los cercanos? ¿Qué ves en la calle, en el barrio, en los telediarios de la televisión? ¿Qué ves en tu gente, en tu trabajo, en tu medio? Dios puede estar hablándote a través de todo ello, llamándote a hacer algo, o a hacerlo de otra manera...
No quites valor a lo de cada día. En medio de todo ello vamos fraguando la vida. La familia, el grupo, el trabajo, las lecturas, la oración cotidiana... Como decía Santa Teresa, “Dios está entre los pucheros”.
Liturgia Viva
SANTA MARTA Evangelio propio: Jn 11:19-27
Introducción
Marta: Servir espontáneamente, sin que nadie se lo pida; estar graciosamente disponible para los demás; poca alharaca y publicidad, pero trabajo eficaz entre bambalinas; no buscar honores pero esquivando el hombro, sino trabajar calladamente y con eficacia. Así es cómo Marta siguió al Señor. Y su fe era profunda y fuerte en Cristo como el Hijo de Dios que podría resucitar a los muertos.
Colecta
Honramos hoy, Señor,
a Santa Marta como mujer de fe
y como discreta servidora de los demás.
Danos su fe en Cristo,
como Señor de la vida y
primer fruto de la resurrección.
Haznos servidores complacientes
los unos de los otros atendiéndoles
en sus necesidades.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
En cada eucaristía el Señor
nos sienta a su mesa y nos sirve.
Que él nos colme de su amor
y entrega para servir
gozosamente a nuestros
hermanos sin imponernos sobre ellos,
sino con total sencillez
ya que sabemos que en ellos
estamos sirviendo al mismo
Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
En esta eucaristía tu Hijo Jesucristo
nos ha alimentado con el pan
de resurrección y de vida.
Te pedimos que, fortalecidos
por este alimento, sepamos
vivir como pueblo tuyo,
llamados a alzarnos personalmente
ya en esta vida por encima
de nuestras faltas y pecados.
Y que también sepamos aupar
a nuestros hermanos para construir
juntos un mundo mejor donde
prevalezcan la justicia y el amor.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.