27 de julio de 2011

Miércoles de la 17ª semana del Tiempo Ordinario Ciclo A


Lecturas

Miércoles 27 de Julio del 2011

Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (34,29-35):

Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, de haber hablado con el Señor. Pero Aarón y todos los israelitas vieron a Moisés con la piel de la cara radiante y no se atrevieron a acercarse a él. Cuando Moisés los llamó, se acercaron Aarón y los jefes de la comunidad, y Moisés les habló. Después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí. Y, cuando terminó de hablar con ellos, se echó un velo por la cara. Cuando entraba a la presencia del Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta la salida. Cuando salía, comunicaba a los israelitas lo que le habían mandado. Los israelitas veían la piel de su cara radiante, y Moisés se volvía a echar el velo por la cara, hasta que volvía a hablar con Dios.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 98

R/. Santo eres, Señor, Dios nuestro

Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
Él es santo. R/.

Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor,
y él respondía. R/.

Dios les hablaba
desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos
y la ley que les dio. R/.

Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
Santo es el Señor, nuestro Dios. R/.

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,44-46):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio

Luis Manuel Suarez, cmf

Querido amigo/a:
Hoy Jesús nos vuelve a hablar del Reino de Dios. Se ve que es el tema de la semana...
En realidad, la humanidad siempre ha buscado “el secreto de la felicidad”, “la piedra de la sabiduría”, “el elixir de la eterna juventud”... “el tesoro”.
Pues bien, Jesús dice que eso, encontrar el tesoro de la vida y el secreto de la existencia, es como encontrar el Reino. El que lo encuentra, es capaz de dejarlo todo por ello.
Su rostro se vuelve luminoso, como el de Moisés (“contempladlo, y quedaréis radiantes”, dice un Salmo).
Sus manos se abren, para dar y recibir.
Su corazón se esponja, con un sitio para todos.
La vida se vuelve confianza, en la salud y en la enfermedad.
El mundo se transforma en la casa de todos.
El futuro se contempla con esperanza...
“Reino de Dios”. Los dos términos son importantes. Porque el Reino no es anónimo, sino que tiene un Padre, Alguien para quien somos alguien, con nombre, con historia, con futuro. Y “Dios del Reino”, porque no es un Dios aislado, alejado, abstraído... Es un Dios que se da a la humanidad, que inaugura un reinado nuevo, que se preocupa por todos.
“Venga tu Reino, Señor.
Venga a nosotros
y que lo acojamos, lo amasemos y lo repartamos
a manos llenas”.

Liturgia Viva 

EL TESORO ENTERRADO


Oración Colecta

Señor Dios, Padre nuestro:

Nuestro corazón permanece inquieto

hasta que haya descubierto la paz que tú nos ofreces
en tu Hijo Jesucristo.
Ayúdanos a poner nuestra confianza y alegría
no en cosas frágiles, perecederas,
sino en tu Hijo, en su Buena Nueva de salvación,
y en el reino que vino a instaurar entre nosotros.
Haznos pobres de espíritu y receptivos,
danos a cada uno de nosotros un corazón atento y sabio
para seguir buscando hasta que te encontremos a ti
en Jesús y en nuestros hermanos.
Te lo pedimos por el mismo Cristo, Señor nuestro,
que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.


Intenciones
  • Por todos los cristianos, para que amen su fe y su vida en Cristo y sigan viviendo según sus convicciones, roguemos al Señor.
  • Por los gobernantes y líderes de las naciones, para que, mientras trabajan por la prosperidad y progreso, no pierdan de vista lo que es verdaderamente esencial: la gente, la dignidad de las personas, y los más profundos valores humanos, roguemos al Señor.
  • Por nuestros jóvenes, para que sus padres y la Iglesia les transmitan su fe viva y el espíritu de servicio tanto a Dios como a los hombres, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:

Crea entre tí y nosotros una comunión sana de amor.

Ven a nosotros en tu Hijo Jesucristo,
en esta eucaristía y en nuestra vida de cada día;
y reina en nosotros, toma posesión de nosotros
para decidir y perdonar,
para santificar e iluminar,
para dirigirnos y renovarnos por tu gracia.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Oh Dios, Padre nuestro:

En esta celebración eucarística

nos has dado de nuevo a tu propio Hijo Jesucristo.
Que él sustente en nosotros el crecimiento de tu reino.
Que abra nuestros ojos a la bondad
y, al mismo tiempo, al valor relativo
de las cosas de este mundo.
Y que él nos ayude a percatarnos
de que nuestra personalidad y existencia humanas
no son más que la manera concreta
por las que nos tú llamas
y por las que nosotros respondemos a tu llamada
para construir tu reino en nuestro mundo.
Te los pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.

Bendición
Hermanos: Sabemos que Dios nos tiene gran cariño. Ojalá Dios, nuestra fe y el Reino sean nuestra alegría y nuestro tesoro. Que Dios sea nuestra felicidad.
Y que él nos bendiga bondadosamente, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; que esta bendición permanezca para siempre.