Lecturas
Sábado 02 de Julio del 2011
Primera lectura
Lectura del profeta Isaías (61,9-11):
La estirpe de mi pueblo será célebre entre las naciones, y sus vástagos entre los pueblos. Los que los vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor. Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido con un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.
Palabra de Dios
Salmo
1Sam 2,1-8
R/. Mi corazón se regocija por el Señor, mi salvador
Mi corazón se regocija por el señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación. R/.
Se rompen los arcos de tus valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía. R/.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R/.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,41-51):
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedo en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio
Queridos amigos y amigas:
Para los Misioneros Claretianos hoy es un día especial. Nuestro primer nombre es: “Hijos del Inmaculado Corazón de María”.
Para ambientarnos en el sentido de la liturgia de hoy os invito a contemplar con calma alguna reproducción iconográfica del Corazón de María. Por lo general, todas presentan a María con un corazón circundado de llamas. ¿Qué puede significar esto para nosotros?
Sin interioridad el hombre moderno no descubre quién es. Se limita a intuir para qué sirve, qué le agrada o le desagrada y cómo puede sobrevivir. Confundirá la felicidad con la satisfacción de sus apetencias. Convertirá a los otros en objeto de explotación. Sólo en el centro de su ser, en lo que la Biblia llama “corazón”, se asombrará de su propio misterio. Y barruntará el misterio de ese Dios que es más íntimo a nosotros que nosotros mismos. Desde el centro de su más profunda identidad, se convertirá en un defensor de la vida, en un apasionado de todo cuanto es humano.
La propuesta es clara, aunque resulte muy contracultural. Pero, ¿quién nos acompañará en nuestro viaje hasta el interior? ¿Dónde están los maestros que pueden despertarnos? Juan Pablo II se lo dijo con mucha claridad a los jóvenes en una de sus visitas a España: “María es la mejor Maestra para llegar al conocimiento de la verdad a través de la contemplación”. Antes, la ha presentado como Madre cercana, discreta y comprensiva.
El viaje mariano a la interioridad, ¿no se parece a la búsqueda de un refugio intimista, tan deseado por muchos jóvenes que buscan abrigo en este mundo gélido?
Cuando Juan Pablo II habla de este viaje mariano a la interioridad no les está diciendo a los jóvenes que escapen de la realidad. Les está diciendo que para ponerse en el camino del servicio, como hizo María, o para estar junto a la cruz de los sufrientes, es necesario “guardar todo en el corazón”. Porque sólo desde el corazón podemos entregarnos por entero.
Vuestro hermano en la fe:
Fernando González
Liturgia Viva
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
(Is 61:9-11; Lk 2:41-51)
Introducción por el Celebrante
La celebración en honor del Inmaculado Corazón de María está vinculada muy de cerca con la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, celebrada el día anterior, ayer. No es así por mero accidente. Cuando honramos al Sagrado Corazón de Jesús celebramos claramente el gran amor de nuestro Señor, mostrado al morir por nosotros en la cruz, y que sigue mostrándonoslo día a día. María vivía íntimamente unida a su Hijo; no solamente porque era su madre, sino porque ella amaba y ama a todos y cada uno por los que su Hijo vivió, murió y resucitó de entre los muertos. Su corazón es suficientemente ancho como para incluirnos a todos nosotros en su amor. Ella está con nosotros, en nuestras penas y alegrías.
Colecta
Señor Dios nuestro:
te damos gracias por el amor
con que colmaste el Corazón de María,
la Madre de tu Hijo y también Madre nuestra.
Por tu gran bondad nos la has dado a nosotros
para que abramos nuestros corazones
a tu palabra y a tu amor,
de forma que podamos buscar siempre tu voluntad
en todo lo que proyectamos y hacemos.
Que ella también toque nuestros corazones
y los haga sensibles a las necesidades de los hermanos,
en sus tristezas y preocupaciones.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. R/ Amén.
Intenciones
Alcemos nuestros corazones en oración a Dios nuestro Padre, y pidámosle que inflame este nuestro mundo y nuestras comunidades con el calor de su amor. Responderemos:
R/ Señor, escucha con bondad a tu pueblo.
Por la Iglesia de Jesucristo, que es una comunidad de gente frágil y débil, para que el poder de la bondad de Dios se haga visible y palpable en nuestro amor de unos para con otros, roguemos al Señor:
R/ Señor, escucha con bondad a tu pueblo.
Por el mundo en que vivimos con todas sus necesidades, para que María vigile maternalmente sobre él, interceda por él y nos guarde a todos como hermanos en su amor. Que no permita que luchemos unos contra otros; que no nos hagamos sufrir entre hermanos. Roguemos al Señor:
R/ Señor, escucha con bondad a tu pueblo.
Por la gente que tiene empleos y trabajo de bajo nivel, como los de María y José en Nazaret, para que aprendan de la humilde María y de su esposo José que Dios valora altamente todo trabajo realizado con amor, roguemos al Señor:
R/ Señor, escucha con bondad a tu pueblo.
Por todos los misioneros, para que como María, nuestra querida Madre, ofrezcan a Cristo al mundo; y que tengan un corazón grande para amar a todos sin excluir a nadie, pero más especialmente a los más pobres, débiles y necesitados, roguemos al Señor:
R/ Señor, escucha con bondad a tu pueblo.
Por todos nosotros, reunidos aquí como hermanos en la fiesta del Corazón de nuestra Madre, para que nuestra fe produzca en nosotros, como en María, frutos de auténtico amor para con todos, roguemos al Señor:
R/ Señor, escucha con bondad a tu pueblo.
Oh Dios bondadoso:
Esto es lo que hoy confiadamente te pedimos.
Que María enriquezca nuestra oración con la suya para obtener todos los dones espirituales, por Cristo nuestro Señor. R/ Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, generoso y misericordioso:
Estamos seguros de que aceptas nuestras súplicas,
de todo corazón,
cuando la paz reina entre nosotros
y cuando nos esforzamos,
lo mejor que podemos,
por unirnos en un solo corazón y una sola alma.
Por intercesión del Corazón de María,
ayúdanos en nuestros endebles esfuerzos.
Con ella te ofrecemos todo honor y gloria,
por Jesucristo nuestro Señor. R/ Amén.
Prefacio: El Inmaculado Corazón de María (ICEL)
El corazón de María es el corazón de una que vive según la Nueva Ley.
Padre, Dios todopoderoso y eterno:
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar
por Jesucristo, nuestro Señor.
Tú diste a la Bienaventurada Virgen María
un corazón sabio y obediente,
para poder cumplir a la perfección tu voluntad;
le diste un corazón nuevo y amable,
en el que tú bien te complacías
y en el que inscribiste la ley de la Nueva Alianza.
Le diste un puro e indiviso corazón,
para que fuera digna de ser
la Virgen Madre de tu Hijo
y de regocijarse viéndote para siempre.
Le diste un corazón firme y vigilante
para que pudiera aguantar sin miedo la espada de dolor
y esperar en fe la resurrección de su Hijo.
Con toda la compañía de los ángeles,
y unidos a su canto de alegría,
nosotros también cantamos tus alabanzas
entonando sin cesar:
R/ Santo, santo, santo...
Oración después de la Comunión
Dios Padre amoroso:
En esta tu eucaristía
hemos saboreado con gozo
el Pan de Vida y el Vino de alegría
de tu Hijo Jesucristo.
Llénanos con su Espíritu de amor
para que nuestro amor,
como el de María,
sea serio y duradero.
Por eso te pedimos que la indiferencia no lo extinga,
ni la riada de la impaciencia o del odio lo barran.
Que arda la llama permanente
que caliente los corazones de todos
y que experimentemos siempre
el fuego ardiente que nos une a ti,
nuestro Dios vivo,
ahora y por los siglos de los siglos. R/ Amén.
Despedida
Hermanos: “Dios ha sido bueno con nosotros y estamos alegres“.
Nos ha dado a Jesús, para salvarnos de nuestra incapacidad para amar a Dios y a nuestros prójimos.
Nos ha dado también a María para que vele sobre nosotros, se preocupe por nosotros, ruegue con y por nosotros. Sí, María se preocupa por nosotros. ¿No podría ser acaso nuestra mejor acción de gracias el que aprendamos a cuidarnos los unos de los otros, y de ofrecerles todo el servicio que podamos?
Que Dios todopoderoso les bendiga, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. R/ Amén.
Podemos ir en paz y alegría y, como María, servir a Dios en los hermanos. R/ Demos gracias a Dios.