21 de mayo de 2011

Sábado de la 4ª semana de Pascua Ciclo A.

Lecturas 

Sábado 21 de Mayo del 2011
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):

El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios
Salmo
Sal 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4

R/. Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,7-14):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio 
Pablo Largo, cmf
Queridos amigos:

«Muéstranos al Padre, y nos basta». ¡Ojalá sea este anhelo de Felipe nuestro propio anhelo! ¡Ojalá fuera ese deseo el de los hombres de nuestro tiempo y cultura! En Occidente, por desgracia, tenemos la sensación de que amplios sectores de la población se desentienden de Dios: por alejamiento silencioso, por ateísmo ruidoso, por las preocupaciones y ocupaciones del día a día. Ilustraba esto último, hace ya años, una hoja anónima con una serie de dibujos y su respectivo comentario. La repasamos.
En la primera viñeta aparece un bebé. El comentario dice: “Demasiado pequeño para pensar en Dios”. En la segunda, el bebé es ya un adolescen¬te que monta en moto embriaga¬do por la velocidad. El pie correspon¬diente reza: “Demasiado entretenido para pensar en Dios”. Años después está con su novia en el parque. La reflexión apunta: “Demasiado feliz para pensar en Dios”. En la cuarta viñeta lo vemos en un despacho, ante el escritorio, sobre el que se apila un enorme mazo de papeles. Esta era la varia¬ción del texto: “Demasiado ocupado para pensar en Dios”. Horas más tarde, en casa, ve un programa de TV: está “demasiado cansado para pensar en Dios”. Pasa el tiempo, y el mismo sujeto, anciano, guarda cama. Ahora está “demasiado enfermo para pensar en Dios”. Finalmente vemos una lápida. La nota al pie sentencia: “Demasiado tarde para pensar en Dios”.
Que no nos suceda lo mismo. San Ireneo condensó el mensaje del evangelio de hoy en estas palabras: «Lo visible del Padre es el Hijo». Jesús es luz y nos ha revelado que Dios es luz en la que no hay tiniebla alguna (1 Jn 1,5); Jesús es amor y nos ha revelado que Dios es amor (1 Jn 4,8). Jesús es el Hijo y en su Pascua nos ha revelado que Dios es nuestro Padre (Jn 20,17; 1 Jn 3,2). No vivamos como huérfanos; no le hagamos sentir “orfandad de hijos”.

Vuestro amigo
Pablo Largo

Liturgia Viva 

EXCLUSIÓN, NO
(Hch 13,44-52; Jn 14,7-14)

Introducción
A su manera muy peculiar, los judíos de Antioquía, en Pisidia, querían monopolizar la salvación, quizás permitiendo más tarde a los paganos tomar parte en ella, a través de sí mismos. Por esta razón rechazan a Cristo, a su evangelio y a sus misioneros. --- Pero, ningún grupo particular puede monopolizar a Cristo. Él vino como Luz, para el mundo entero. Viniendo a nosotros, Cristo aceptó a los hombres tal como son, en sus propios términos, para salvarles en su propia situación, mentalidad y cultura. --- Así era también la Iglesia de los apóstoles, dispuesta a acoger no solamente a los judíos, sino también a los paganos. --- Así también hoy la Iglesia debe ser misionera, acogiendo y sirviendo a todos. De este modo la Iglesia hará como hizo Cristo: ser el signo de salvación y esperanza para el mundo, mostrar al Dios distante como muy cercano y presente en nosotros y en medio de nosotros.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú eres distante y desconocido,
y sin embargo eres tan cercano e íntimo a nosotros
que nos conoces, nos amas y nos salvas
por medio de tu Hijo Jesucristo.
Que él esté presente en nosotros y en nuestras acciones
para que podamos realizar
las mismas obras de justicia, verdad y amor servicial
que él realizó,
y así llegar a ser el signo para el mundo
de que tu Hijo vive
y de que tú eres un Dios Salvador,
ahora y por los siglos de los siglos.

Intenciones
Por la Iglesia -que somos nosotros-, para que escuchemos siempre la palabra de Dios con atención y alegría, y así lleguemos a conocer mejor al Señor, roguemos al Señor.

Por todos nosotros, para que no guardemos de modo egoísta al Señor Jesús sólo para nosotros mismos, sino que lo demos a conocer a otros, sobre todo por la forma cómo vivimos su Buena Nueva, el evangelio. Roguemos al Señor.

Por nuestras comunidades cristianas, para que seamos fervientes en la oración y pidamos insistentemente, en nombre de Jesús, más unidad y amor, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
En estos signos de pan y vino
que ahora te ofrecemos,
tú nos das a tu Hijo
como luz para todos;
pero sólo si creemos podremos ver la luz.
Danos esos ojos de fe,
y que la luz de tu Hijo brille en las obras que hacemos,
para que, al verlas, nuestros hermanos te alaben.
Te lo pedimos en nombre de Jesús,
que vive y reina contigo
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Por medio de tu Hijo Jesucristo
tú viniste a nuestro mundo
para salvar a los hombres
en su situación y mentalidad concretas.
Por medio de Jesucristo,
que está con nosotros ahora,
abre a tu Iglesia, a los misioneros y a todos nosotros
para que sepamos acoger con amor
a todos los hombres,
hermanas y hermanos nuestros,
y para acompañarlos con humildad
desde dentro de su cultura y mentalidad
por el camino que conduce a ti.
Estamos seguros, oh Dios Padre,
de que escucharás nuestra oración,
ya que te lo pedimos en el nombre de Jesús el Señor.

Bendición
Hermanos: Si creemos en Dios y le amamos profundamente, desearíamos verle para conocerle mejor. Quizás podamos mostrar a los que nos rodean algo del rostro de Dios por medio de nuestra bondad y amor.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.