8 de noviembre de 2010

Lunes de la 32ª semana del Tiempo Ordinario Ciclo C.

Lecturas

Lunes 08 de Noviembre del 2010
Primera lectura
Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a Tito (1,1-9):

Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, para promover la fe de los elegidos de Dios, y el conocimiento de la verdad, según la piedad apoyada en la esperanza de la vida eterna. Dios, que no miente, había prometido esa vida desde tiempos inmemoriales; al llegar el momento, la ha manifestado abiertamente con la predicación que se me ha confiado, según lo dispuso Dios, nuestro salvador. Querido Tito, verdadero hijo mío en la fe que compartimos; te deseo la gracia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, salvador nuestro. Mi intención al dejarte en Creta era que pusieras en regla lo que faltaba y establecieses presbíteros en cada ciudad, siguiendo las instrucciones que te di. El candidato, que sea un hombre sin tacha, fiel a su única mujer, con hijos creyentes, que no sean indóciles ni acusados de mala conducta. Porque el obispo, siendo administrador de Dios, tiene que ser intachable, no arrogante ni colérico, no dado al vino ni pendenciero, ni tampoco ávido de ganancias. Al contrario, ha de ser hospitalario, amigo de lo bueno, prudente, justo, fiel, dueño de sí. Debe mostrar adhesión a la doctrina cierta, para ser capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir a los adversarios.


Palabra de Dios
 
Salmo
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/.
Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,

el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,

le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
 
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,1-6):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.»

Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio

Fernando Torres Pérez cmf
 
 
      En las lecturas de este día se mezclan muchas ideas. Desde las condiciones que tienen que tener las personas para ser elegidas presbíteros (sacerdotes u obispos) hasta los escándalos, el perdón y la importancia de la fe. 

      La fe, la petición de los discípulos a Jesús, nos sitúa frente a lo más nuclear de la vida cristiana. Sin fe, sin experiencia personal del encuentro con Dios en Jesús no hay nada que hacer. Ni vida cristiana ni vida de comunidad ni nada. La fe es el paso que ha de dar cada persona, cada uno de nosotros, de situarse frente a Dios en actitud de confianza y creer que Dios es como Jesús nos lo ha contado, como Jesús lo vivió. Nadie puede dar ese paso por otra persona. Es una decisión personal e intransferible. 

      Pero desde ahí cobra realidad la vida comunitaria en todas sus dimensiones. Desde las más sencillas hasta las más complejas. Desde la fe, se perdona sin problemas, sin rencores. Desde la fe las heridas que a veces nos deja ese mundo tan complejo de las relaciones interpersonales se curan y sanan. El perdón se hace posible cuando tenemos en cuenta el amor con que Dios nos ha amado. Y, sobre todo, que él nos ha amado primero. 

      Desde la fe que nos hace sabernos hijos e hijas de Dios tenemos un cuidado especial de los más débiles, de los más pequeños. Escandalizarlos, hacerlos daño en su sencillez, es algo que el creyente lo evita porque de Jesús ha aprendido que esos, los débiles, los pequeños, son los primeros en la vida comunitaria, que deben ser el centro de las atenciones. Claro que no hay que equivocar ese cuidado con no decir la verdad cuando haya que decirla. Hay que discernir en cada momento y en cada situación. 

      La elección de personas para que ocupen los puestos de responsabilidad en la comunidad a todos los niveles es un asunto importante. Su presencia, su modo de estar y de cumplir con su función afecta a la vida de la comunidad toda. Parece que Pablo ya vio ese problema y escribió a Tito con algunos criterios que le facilitasen la decisión. Esas decisiones no están ahora en manos de la comunidad cristiana. Tengamos presente en nuestra oración a los que toman esas decisiones. Para que busquen el bien de la comunidad y no el propio. Y por los elegidos para que sean servidores y no amos del rebaño.

Liturgia Viva

¡PERDONEN!
(Año II. Tit1,1-9; Lc 17,1-6)

Introducción
El discípulo Tito fue nombrado “supervisor” de la Iglesia de Creta. Como las otras cartas “pastorales” a Timoteo, ésta a Tito contiene también instrucciones de Pablo para organizar y gobernar la comunidad local, particularmente con la ayuda de “presbíteros” o ancianos.  El “obispo” (epíscopos) de quien habla Pablo no es todavía el obispo “monárquico” que aparecerá en algunas décadas posteriores.

Evangelio
. Es difícil colocar los dichos de este evangelio de hoy (Lc 17,1-6) en un contexto coherente. Parece ser que estos dichos son  más bien como declaraciones distintas sobre preocupaciones y mensajes clave de Lucas: preocupación por los humildes, necesidad de perdonarse mutuamente,  y fe. --- Cuando Lucas habla sobre el escándalo, no piensa en el concepto de dar mal ejemplo, sino que se refiere a los obstáculos que hacen tropezar a la gente, como por ejemplo, Jesús sentándose a la mesa con pecadores, algo totalmente inaceptable para muchos judíos. Plasmamos  especialmente en las oraciones el mensaje del perdón.

Oración Colecta

Señor de misericordia y compasión:
Tu Hijo Jesucristo nos ha convocado a todos juntos
como comunidad de pecadores
que saben que tú nos has perdonado.
Cuando nuestras debilidades amenacen nuestra unidad,
recuérdanos que somos responsables los unos de los otros.
Que tu Santo Espíritu unificador nos dé la fuerza
para cuidarnos los unos de los otros
y para hacer todo lo que podamos
para permanecer como una comunidad viva, que acoge y perdona.
Que nos encontremos siempre unidos
en el nombre de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

Intenciones


  • Para que, con toda honestidad y sinceridad,  reconozcamos nuestros pecados ante el Señor, que sabe muy bien lo que hay en nuestro corazón, y también ante los hermanos a quienes hayamos ofendido, roguemos al Señor.
  • Para que tengamos suficiente fe y magnanimidad para perdonar totalmente y sin reservas a los que nos han ofendido, roguemos al Señor.
  • Para que los pastoras que tengan a  cargo comunidades cristianas practiquen lo que enseñan, y así inspiren y animen a su pueblo, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas

Oh Dios,  Padre nuestro:
Tú convocas juntos a la mesa de tu Hijo
a los débiles con los fuertes, a los sanos con los enfermos.
Que tu Hijo nos colme aquí con la plenitud de su presencia.
para que sepamos aceptarnos unos a otros
y así vivir juntos en paz y amistad.
Te ofrecemos nuestra mejor disposición
para acogernos mutuamente unos a otros,
en Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión

Oh Dios, Padre nuestro:
Tu Hijo Jesús ha estado en medio de nosotros en esta celebración
y nos ha fortalecido con su palabra, con su cuerpo y con su sangre.
Él ha asumido nuestras heridas del pecado
como suyas propias,  y las ha curado.
Que también nosotros asumamos las heridas de nuestros hermanos
y las hagamos nuestras.
Y , así mismo, que sus alegrías nos hagan a nosotros felices.
Haz que tu Hijo nos enseñe el arte
de atraer de nuevo hacia ti y hacia la comunidad
a los que erraron el camino y viven lejos de ti.
Y que sepamos hacerlo sin amargarlos ni humillarlos,
sin ningún sentimiento de superioridad,
sino con el gozo de acogerlos como hermanos
en Jesucristo nuestro Señor.

Bendición

Hermanos: Guardemos en nuestra mente y en nuestro corazón la exhortación que Jesús nos da hoy en el evangelio: Ser gente de fe viva y profunda que puede perdonar generosamente y sabe cuidar de los pobres y humildes. Para ello imploremos la fuerza del Señor:
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.