Jesús ha vivido en su tierra, es conocido por todos, pues ha visitado todos los pueblos y aldeas de la zona anunciando que el Reino de Dios está ya aquí entre nosotros, que hay que unirse a Él, que no podemos seguir hundidos donde estamos.
Lleva
tres años, desde que se bautizó en el Jordán y se fue al desierto, allí
organizó su plan de proclamación de la Buena Noticia del Reino; reunió a su
grupo de amigos, con quienes comenzó a vivir de acuerdo a las exigencias del
Reino, como la alternativa al sistema judío y al del imperio romano, al de los
zelotes, al de los bautistas o al de los esenios, demostrando que es posible
vivir y ser felices.
Jesús
presenta un proyecto nuevo de vida vivida desde el amor, como base de todo y,
como horizonte, la Justicia, la Verdad y la Paz.
Su
proyecto no es entendido, ni creen que sea posible y lo rechazan como algo de
ilusos e irreal, es un sueño, una utopía… Pero Él demuestra con su
vida que es posible y esto choca, hasta el punto que su vida se convierte en
una denuncia profética que no se soporta.
Durante
sus tres años de vida pública, sube a Jerusalén tres veces a celebrar la Pascua
judía:
1ª) subió y se dirigió al templo y se encontró con que lo habían
convertido en el mercadillo de Jerusalén; se indignó y arremetió contra todo lo
que había montado por allí: (Jn. 2,13-25)
2ª) Jesús
se encuentra junto al lago de Tiberíades, rodeado de mucha gente y está muy
cerca la Pascua de los judíos; allí da de comer a una gran
muchedumbre que, al ver lo que ha hecho, quieren hacerlo rey y desaparece: (Jn.
6,1-15)
3ª) Es
la Pascua en donde muere: sube a Jerusalén y se va a casa de sus amigos Lázaro,
Marta y María para, desde allí, que está cerca Jerusalén, poder ir y
celebrar con sus discípulos la Pascua. Es en este momento cuando a
Jesús lo unge María y Judas se escandaliza; Jesús le contesta que María se está
adelantando a la unción que le harán para su entierro en pocos días. (Jn.
12,1-11)
En
esos momentos, los acontecimientos se suceden de una forma normal, pero pasados
los años, pueden leerse con otra perspectiva y encontramos en todo lo que
sucedió como el eco de todo lo que hablaron los profetas en el A.T.
+-En
el AT. Se dice que Dios elegirá un sitio donde morará y, allí, el pueblo irá
cada año a ofrecer sus dones y a adorarlo; esto será una especie de camino
interior que Dios impone a su pueblo: (Dt. 12,11; 14,23) Jesús hace este
camino: sube desde Galilea que se encuentra a 200 m bajo el nivel del mar hasta
Jerusalén que se encuentra a 760 m. sobre el nivel del mar.
+-La
última subida de Jesús será la que culmine con la entrega de su vida, como
ofrenda a Dios que reemplazará a todos los sacrificios de la Antigua
Alianza.
En
esta subida última, Jesús se ha unido a los peregrinos que van de
Galilea; por el camino se va encontrando gente y ocurre el hecho de un
ciego que, al enterarse que va Jesús entre los peregrinos, comienza a gritar:
“¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!”
Ante
la insistencia, Jesús pide que se lo acerquen y lo cura. Esto hace que todos
los peregrinos que lo han contemplado, se sientan eufóricos y monten el
espectáculo de la entrada en Jerusalén, que, contrariamente a lo que
ocurrió junto al lago de Tiberíades, cuando lo quisieron proclamar rey, Jesús
se opuso; ahora quiere dar una catequesis de su realeza, no al
estilo de lo que quisieron hacer cuando les dio de comer.
Ahora
manda coger un pollino, que no haya sido montado por nadie, apropiándose los
“derechos reales”: manda coger el pollino y si alguien pregunta que
responda: “El Señor lo necesita” (El rey puede requisar los medios que necesite
y nadie se lo puede impedir) Él devolverá después el pollino.
El
burro atado, hace referencia al borrico de Jacob atado a la vid.
El
mismo profeta Zacarías dice, refiriéndose al Mesías: “Mira a tu rey que viene a
ti, humilde, montado en un asno, hijo de acémila” (Zac.9,9)… es decir: la
escena tiene para todos una resonancia enorme en el AT.
Jesús
entra como el Mesías que anuncian los profetas, pero es un rey que no tiene ni
quiere las armas, sino que es el rey de la paz, de la sencillez; el rey que
está al lado de los pobres y los sencillos y su “política” alcanza a todos los
confines de la tierra y no se apoya en la violencia ni en las armas, con lo que
rompe la idea de los zelotes; Jesús no apoya un levantamiento contra los
romanos, ni busca un poder temporal que subyugue a nadie. Jesús proclama el
reinado de la libertad de los hijos de Dios y Él es el modelo de ella; proclama
la pobreza, como la ruptura de todas las ataduras a riquezas, para vivir a tope
la fraternidad.
El
acontecimiento de la entrada se dio de la forma más natural y el grupo de
peregrinos entró en Jerusalén proclamando al rey, cantando y echando vivas…
pero en Jerusalén se quedan todos extrañados cuando vieron entrar a toda
aquella gente y creyeron que era una manifestación política, por eso avisaron a
la policía para que reprimieran a los alborotadores del orden que venían
proclamando un rey.
Jerusalén
no lo reconoció, de la misma manera que tampoco lo reconoció cuando fue
presentado en el templo, ni cuando llegaron los Magos diciendo que había nacido
el Mesías y, de la misma manera que en este momento, se sintieron alterados.
Ahora,
cuando leemos todo esto, inmediatamente reconocemos los detalles a los que los
acontecimientos hacen referencia a los profetas, que resultan como un eco de lo
que dijeron en aquel tiempo.
S.
Marcos hace coincidir este momento con la purificación del templo: entró en
Jerusalén, se fue donde su amigo Lázaro y, al día siguiente, se fue al templo y “volcó
las mesas de los cambistas y los puestos donde vendían las palomas” (Mc.
11,15)
-D. Melitón Bruque Garcia. Párroco de San José. Linares- |