3 de junio de 2011

Viernes de la 6ª semana de Pascua Ciclo A.

Lecturas 

Viernes 03 de Junio del 2011

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,9-18):

Estando Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión: «No temas, sigue hablando y no te calles, que yo estoy contigo, y nadie se atreverá a hacerte daño; muchos de esta ciudad son pueblo mío.»
Pablo se quedó allí un año y medio, explicándoles la palabra de Dios.
Pero, siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron en masa contra Pablo, lo condujeron al tribunal y lo acusaron: «Éste induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la Ley.»
Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos: «Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, arreglaos vosotros. Yo no quiero meterme a juez de esos asuntos.»
Y ordenó despejar el tribunal. Entonces agarraron a Sostenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal. Galión no hizo caso. Pablo se quedó allí algún tiempo; luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se afeitó la cabeza, porque había hecho un voto.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 46,2-3,4-5.6-7

R/. Dios es el rey del mundo

Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,20-23a):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio del Viernes 03 de Junio del 2011

Juan Carlos Martos, cmf

Queridos amigos y amigas:

La vida humana tiene un componente incurable de dolor y de sufrimiento. Nacemos llorando… y las lágrimas nos acompañan en no pocos momentos de nuestra existencia hasta el final. La vida cristiana participa también de este misterio. En efecto, todos portamos nuestras heridas: las de la vida y las de la fe. Por ello, no debemos proponer a nadie, menos a los niños, que ser cristiano sea algo así como un viaje a Disneylandia o como una frecuente visita a la clínica que previene todo dolor. Es algo muy distinto.

Jesús profetiza que el llanto y el lamento de los suyos será simultáneo al gozo del mundo. Como vemos, es una profecía extraordinariamente dura, que cuando se cumpla hará que se resientan y tambaleen los cimientos de la fe. Son muchos los que han tirado la toalla al experimentar la dureza del seguimiento de Jesús. La tristeza se convierte en una de las más difíciles pruebas de resistencia por las que pasa la fe. Por eso, Jesús quiere iluminarla desde la Pascua, única clave que le da sentido.

La comparación con una mujer que da a luz es sumamente adecuada para hacerlo entender. La desolación de aquella es transitoria. No es estancia definitiva, sino espacio de transición, puerta de entrada. Lo importante es lo que está detrás de esa puerta, no la puerta misma. Cuando se entiende esto, el dolor se relativiza, convirtiéndose en un lugar de nacimiento de lo nuevo y definitivo. La muerte y la desesperación quedan desactivadas y pierden su veneno.

Pablo fue uno de los muchos que han recibido esa revelación. En Corinto experimentó el miedo a predicar, el amargo sabor del fracaso, la inutilidad aparente de su predicación, la misma “insignificancia” de Cristo entre aquellos a quienes lo anunciaba... Tuvo que ser el mismo Señor -¿quién si no?- el que le consolara y le motivara a no callar, a no cejar en su misión. El fracaso apostólico duele. Ese dolor produce miedo. Y el miedo es el peor de los consejeros. No hay que atenderlo. La fidelidad apostólica en el camino de la aparente inutilidad desvelará su sentido al final.

Nos toca a nosotros aprender de todo esto. Mientras lo hacemos, sigamos caminando con la música, el ritmo y la letra del salmo 125: “Al ir iban llorando, llevando la semilla. Al volver, vuelven cantando, portando las gavillas”.

Vuestro amigo y hermano,
Juan Carlos cmf

Liturgia Viva San Felipe y Santiago, apóstoles


SANTOS FELIPE Y SANTIAGO EL MENOR, Apóstoles, Fiesta
(1 Cor, 15,1-8; Jn 14,6-14)

Introducción
Honramos hoy a dos apóstoles: Felipe y Santiago el Menor. Felipe fue uno de los primeros discípulos llamados por Jesús. Santiago el Menor, hermano del apóstol Judas, sucedió a Pedro como cabeza de la Iglesia en Jerusalén y escribió una de las cartas del Nuevo Testamento. Los apóstoles son hombres que tienen que dar testimonio a otros de que el Señor realmente resucitó. Tienen que anunciarlo a todo el mundo.Para ellos Jesús es también el camino hacia Dios, el camino hacia el Padre. Si han visto a Jesús, han visto también al Padre, y lo conocen. --- Nosotros también tenemos la misión de ser testigos del Señor Resucitado, al menos con nuestra vida y conducta cristianas.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Te alabamos y te damos gracias
en la fiesta de tus apóstoles Felipe y Santiago.
Por medio de ellos
muchos llegaron a conocer
que Jesús resucitó y vive para siempre.
Hoy te pedimos que también nosotros
seamos buenos testigos de Jesús Resucitado
por la forma cómo vivimos su nueva vida,
aun cuando seamos imperfectos y débiles,
para que la gente encuentre,
por medio de nosotros,
el camino hacia el Padre.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

Intenciones
Pidamos a nuestro Padre del cielo que Cristo, que es nuestro camino, verdad y vida, permanezca hoy todavía con nosotros, y que lleguemos a ser para otros el camino hacia él. Y así decimos: 
R/ Señor, escucha nuestra oración.

Por el Papa, los obispos y sacerdotes, y por todos los que tienen un ministerio de servicio en la Iglesia, para que la verdad llegue a ser visible en ellos por el modo como sirven, roguemos al Señor.

Por los que tienen responsabilidad y cargos públicos para que preparen, para el pueblo a ellos encomendado, el camino hacia la justicia, la paz y la unidad, roguemos al Señor.

Por los que padecen hambre y por los que se sienten solos, por los pobres y los pequeños, para que se esfuercen por recuperar su dignidad personal y su esperanza en la vida, ayudados eficazmente por la solidaridad de sus hermanos, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Padre de nuestro Señor Jesucristo:
Tú ves con agrado el que tu Hijo Jesús
nos dé el pan de vida
que nos hace más semejantes a él.
Que ojalá, de esta forma,
la gente que nos rodea
reconozca que Jesús vive realmente en nosotros
y que le siga en el camino hacia ti, Dios nuestro,
que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos. Hoy nos ha dicho el Señor: “Los que crean en mí harán las mismas cosas que yo hago”. Mostrarán que el Señor está presente en ellos y en lo que hacen, y que efectivamente están haciendo el trabajo del Señor. Para que todos lo podamos realizar así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.